Simón Santana Farías, 26 años
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Simón Santana Farías, 26 años
otra
víctima de la superexplotación laboral
La transnacional "Bimbo" ofertó 330 dólares por todos los "adeudos" con
el joven muerto
La Rel
http://www.rel-uita.org/
víctima de la superexplotación laboral
La transnacional "Bimbo" ofertó 330 dólares por todos los "adeudos" con
el joven muerto
La Rel
http://www.rel-uita.org/
La Panificadora Bimbo del Uruguay SA ofreció 8.224,50 pesos
(330 dólares aproximadamente) a la familia de Simón Santana Farías, fallecido
mientras realizaba tareas de limpieza de una máquina enfriadora en la planta
industrial de la empresa, en Camino Edison, por todos los adeudos mantenidos con
el joven antes de su muerte. Las expectativas no eran buenas. La audiencia de
conciliación desarrollada el 23 de octubre en la órbita de la Justicia Civil era
un adelanto de lo que podía pasar. La mediadora Virginia Fernández inició la
audiencia y la empresa presentó su oferta. El monto ofrecido ni siquiera
encontró respuesta.
La oferta de Panificadora Bimbo del Uruguay SA, con
la cual pretendía cubrir el reclamo de salarios impagos, licencias no gozadas y
otros adeudos laborales, así como daño moral, daño premuerte, lucro cesante y
daño emergente ocasionado por la trágica muerte de Simón, fue de 8.224,50 pesos.
La empresa "desconoció todos los datos aportados en el reclamo, como fecha de
ingreso y su categoría", indicó el abogado de la familia, Luis Rodríguez
Turrina. "No aceptamos la suma ofrecida", por lo cual "se agotaron los medios de
conciliación en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) y surge la
presentación de la demanda en el plano de laboral", indicó el abogado. La
familia de Simón se encontraba presente en sala cuando los representantes de la
empresa realizaron la oferta. Sin embargo, estaba preparada. En la audiencia de
conciliación desarrollada ante el Juzgado de Conciliación de 2º Turno, en la
órbita civil, la empresa "controvirtió todo el proceso y no reconoció el reclamo
ni los montos" litigados, expresó Rodríguez Turrina.
Una víctima
de la inseguridad laboral en el Uruguay
Tenía 25 años. Le
ordenaron limpiar una máquina encendida. La empresa incumplía disposiciones de
seguridad. No tuvo supervisión. El aparato carecía de resguardos. Fue atrapado
por los engranajes. Su madre Alicia Farías denuncia que su muerte pudo evitarse.
El caso es indagado por la Justicia civil, la penal y la laboral
Simón
Santana Farías iba a cumplir 26 años. Hacía tres horas y media que estaba
trabajando en la limpieza de una máquina enfriadora en la planta industrial de
Panificadora Bimbo del Uruguay SA, en camino Edison, donde ingresó a principios
de año.
Habían reducido personal y ese 3 de septiembre estaba solo y sin
supervisión, cuando fue atrapado por los engranajes del aparato. Pasaron 15
minutos antes de que le dieran un inútil auxilio. La muerte de Simón Santana
dejó en evidencia la falta de seguridad laboral que en Uruguay tienen empresas
trasnacionales que se instalan en la región en busca de mano de obra barata.
Sueldos bajos y personal joven que rotan permanentemente o desechan si amenazan
con crear una organización sindical, según denuncian la Unión Internacional de
Trabajadores de la Alimentación (UITA) y la central obrera PIT-CNT. Alicia
Farías (50), madre de Simón (a quien le puso el nombre por el niño desaparecido
Simón Riquelo), reclama justicia, pero sobre todo pide que la muerte de su hijo
no sea en vano y la seguridad laboral también sea entendida como un derecho
humano. "No puede ser que las multinacionales no valoren la integridad del ser
humano. Que seamos los pobres sudamericanos a los que nos pagan tres pesos y no
nos dan un mínimo de seguridad, que era totalmente fácil de prever", dijo a LA
REPUBLICA. Los informes de una investigación sobre el accidente por parte de los
inspectores del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) confirman que la
empresa violaba disposiciones de la Ley 5.032, su reglamentación a través del
Decreto 406/1988 y el Decreto 103/1996 que homologó las normas UNIT. No se
cumplieron normas vigentes y, de haber existido un resguardo en una máquina, no
habría ocurrido el accidente.
Atrapado y
arrastrado
El 3 de setiembre, Simón fue a trabajar como todos
los días. Tres horas después sufría un accidente laboral que le costó la vida.
Existen contradicciones entre lo que dijeron funcionarios de la empresa a su
madre, Alicia, y lo que narran los partes policiales de la Seccional 8ª, a cargo
del incidente. La limpieza de una de las máquinas enfriadoras no se hizo con el
equipo apagado y Simón estaba solo cuando fue arrastrado por los engranajes del
aparato. Las pericias indicarían que su cuerpo fue apresado durante 15 minutos
antes de que recibiera auxilio. La investigación de la Inspección General del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social describe: "Durante la realización de la
limpieza del enfriador número 1 y en el momento en que el operario se encontraba
en las proximidades del acceso a dicho equipo, donde existe una discontinuidad
en la plataforma de trabajo y se encuentra además el sistema de transmisión del
enfriador 1, fue atrapado y arrastrado por el mismo".
"Presumiblemente
–agrega- intentaba pasar de un lado a otro de la plataforma con el cinturón de
seguridad colocado y éste fue enganchado y arrastrado por el sistema de
transmisión del enfriador, quedando atrapado, a la altura del segundo y tercer
disco los cuales se encontraban en movimiento y sin protección de defensa
(resguardo)". El informe del MTSS al que accedió LA REPUBLICA señala en su Punto
5, como causa del mortal accidente, razones técnicas y humanas. En lo técnico,
había un "riesgo de origen mecánico", por falta de protección en el sistema,
"existiendo riesgo de arrastre, trituración y atrapamiento". Agrega que la
máquina estaba en movimiento, no existía un procedimiento de trabajo seguro, ni
señalización de seguridad. En las causas humanas, apunta que "la empresa no
identificó el riesgo mecánico (sistema de transmisión, puntos móviles peligrosos
sin protección)" y afirma que "la tarea de supervisión es realizada
conjuntamente con otros trabajos" y "se evidencia que el supervisor cumple las
mismas funciones que sus supervisados y al mismo tiempo, por lo que la
supervisión no es constante".
Silencio
noticioso
El doctor Luis Rodríguez Turrina, abogado de la
familia, confía en que existen elementos probatorios a través de las distintas
pericias técnicas para demostrar la responsabilidad de la empresa en la muerte
de Simón Santana y sólo expresa su preocupación por la poca trascendencia que el
caso a tenido a nivel de prensa. "Se informó en un noticiero de televisión y
nada más se ha dicho hasta ahora", señala. El silencio sobre la muerte de Simón
también se extiende a los empleados de la empresa Bimbo, que sólo mantuvo
cerrada la planta en la noche del accidente, durante la cual se colocaron los
resguardos y protecciones que no existían en la mortal maquinaria.
"Al
día siguiente, los camiones de Bimbo ya estaban repartiendo los productos
panificados", declara la madre, Alicia Farías, quien redactó una carta pública
sobre el caso que viene siendo difundida a nivel internacional por la Secretaría
Regional Latinoamericana de la UITA. El caso también ha sido tomado por el
PIT-CNT, cuyo dirigente, Walter Migliónico, indicó a LA REPUBLICA que el 60 por
ciento de los accidentes laborales en Uruguay se producen en trabajadores que
tienen pocos meses de antigüedad en la tarea.
"Cuando se organiza el
trabajo con la exposición de un trabajador al riesgo de tomar contacto con una
maquinaria, pasa lo que pasó". "Nosotros queremos que esto no vuelva a ocurrir.
Quiero que la muerte de Simón no haya sido en vano. No sé..., no puede ser que
las multinacionales no valoren la integridad del ser humano. Que seamos los
pobres sudamericanos a los que nos pagan tres pesos y no nos dan un mínimo de
seguridad que era totalmente fácil de prever. Acá se violaron leyes laborales. A
ellos no les importa nada. Si no nos gusta, cierran la planta y se van para otro
lado, como han hecho tantas empresas. Tienen el capital y lo ponen donde la mano
de obra sea más barata y no les creen problemas. Se habla de la seguridad en las
calles y es cierto que vivimos en una locura, pero mi hijo murió por falta de
seguridad en su trabajo", dijo a LA REPUBLICA la madre de Simón.
(330 dólares aproximadamente) a la familia de Simón Santana Farías, fallecido
mientras realizaba tareas de limpieza de una máquina enfriadora en la planta
industrial de la empresa, en Camino Edison, por todos los adeudos mantenidos con
el joven antes de su muerte. Las expectativas no eran buenas. La audiencia de
conciliación desarrollada el 23 de octubre en la órbita de la Justicia Civil era
un adelanto de lo que podía pasar. La mediadora Virginia Fernández inició la
audiencia y la empresa presentó su oferta. El monto ofrecido ni siquiera
encontró respuesta.
La oferta de Panificadora Bimbo del Uruguay SA, con
la cual pretendía cubrir el reclamo de salarios impagos, licencias no gozadas y
otros adeudos laborales, así como daño moral, daño premuerte, lucro cesante y
daño emergente ocasionado por la trágica muerte de Simón, fue de 8.224,50 pesos.
La empresa "desconoció todos los datos aportados en el reclamo, como fecha de
ingreso y su categoría", indicó el abogado de la familia, Luis Rodríguez
Turrina. "No aceptamos la suma ofrecida", por lo cual "se agotaron los medios de
conciliación en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) y surge la
presentación de la demanda en el plano de laboral", indicó el abogado. La
familia de Simón se encontraba presente en sala cuando los representantes de la
empresa realizaron la oferta. Sin embargo, estaba preparada. En la audiencia de
conciliación desarrollada ante el Juzgado de Conciliación de 2º Turno, en la
órbita civil, la empresa "controvirtió todo el proceso y no reconoció el reclamo
ni los montos" litigados, expresó Rodríguez Turrina.
Una víctima
de la inseguridad laboral en el Uruguay
Tenía 25 años. Le
ordenaron limpiar una máquina encendida. La empresa incumplía disposiciones de
seguridad. No tuvo supervisión. El aparato carecía de resguardos. Fue atrapado
por los engranajes. Su madre Alicia Farías denuncia que su muerte pudo evitarse.
El caso es indagado por la Justicia civil, la penal y la laboral
Simón
Santana Farías iba a cumplir 26 años. Hacía tres horas y media que estaba
trabajando en la limpieza de una máquina enfriadora en la planta industrial de
Panificadora Bimbo del Uruguay SA, en camino Edison, donde ingresó a principios
de año.
Habían reducido personal y ese 3 de septiembre estaba solo y sin
supervisión, cuando fue atrapado por los engranajes del aparato. Pasaron 15
minutos antes de que le dieran un inútil auxilio. La muerte de Simón Santana
dejó en evidencia la falta de seguridad laboral que en Uruguay tienen empresas
trasnacionales que se instalan en la región en busca de mano de obra barata.
Sueldos bajos y personal joven que rotan permanentemente o desechan si amenazan
con crear una organización sindical, según denuncian la Unión Internacional de
Trabajadores de la Alimentación (UITA) y la central obrera PIT-CNT. Alicia
Farías (50), madre de Simón (a quien le puso el nombre por el niño desaparecido
Simón Riquelo), reclama justicia, pero sobre todo pide que la muerte de su hijo
no sea en vano y la seguridad laboral también sea entendida como un derecho
humano. "No puede ser que las multinacionales no valoren la integridad del ser
humano. Que seamos los pobres sudamericanos a los que nos pagan tres pesos y no
nos dan un mínimo de seguridad, que era totalmente fácil de prever", dijo a LA
REPUBLICA. Los informes de una investigación sobre el accidente por parte de los
inspectores del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) confirman que la
empresa violaba disposiciones de la Ley 5.032, su reglamentación a través del
Decreto 406/1988 y el Decreto 103/1996 que homologó las normas UNIT. No se
cumplieron normas vigentes y, de haber existido un resguardo en una máquina, no
habría ocurrido el accidente.
Atrapado y
arrastrado
El 3 de setiembre, Simón fue a trabajar como todos
los días. Tres horas después sufría un accidente laboral que le costó la vida.
Existen contradicciones entre lo que dijeron funcionarios de la empresa a su
madre, Alicia, y lo que narran los partes policiales de la Seccional 8ª, a cargo
del incidente. La limpieza de una de las máquinas enfriadoras no se hizo con el
equipo apagado y Simón estaba solo cuando fue arrastrado por los engranajes del
aparato. Las pericias indicarían que su cuerpo fue apresado durante 15 minutos
antes de que recibiera auxilio. La investigación de la Inspección General del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social describe: "Durante la realización de la
limpieza del enfriador número 1 y en el momento en que el operario se encontraba
en las proximidades del acceso a dicho equipo, donde existe una discontinuidad
en la plataforma de trabajo y se encuentra además el sistema de transmisión del
enfriador 1, fue atrapado y arrastrado por el mismo".
"Presumiblemente
–agrega- intentaba pasar de un lado a otro de la plataforma con el cinturón de
seguridad colocado y éste fue enganchado y arrastrado por el sistema de
transmisión del enfriador, quedando atrapado, a la altura del segundo y tercer
disco los cuales se encontraban en movimiento y sin protección de defensa
(resguardo)". El informe del MTSS al que accedió LA REPUBLICA señala en su Punto
5, como causa del mortal accidente, razones técnicas y humanas. En lo técnico,
había un "riesgo de origen mecánico", por falta de protección en el sistema,
"existiendo riesgo de arrastre, trituración y atrapamiento". Agrega que la
máquina estaba en movimiento, no existía un procedimiento de trabajo seguro, ni
señalización de seguridad. En las causas humanas, apunta que "la empresa no
identificó el riesgo mecánico (sistema de transmisión, puntos móviles peligrosos
sin protección)" y afirma que "la tarea de supervisión es realizada
conjuntamente con otros trabajos" y "se evidencia que el supervisor cumple las
mismas funciones que sus supervisados y al mismo tiempo, por lo que la
supervisión no es constante".
Silencio
noticioso
El doctor Luis Rodríguez Turrina, abogado de la
familia, confía en que existen elementos probatorios a través de las distintas
pericias técnicas para demostrar la responsabilidad de la empresa en la muerte
de Simón Santana y sólo expresa su preocupación por la poca trascendencia que el
caso a tenido a nivel de prensa. "Se informó en un noticiero de televisión y
nada más se ha dicho hasta ahora", señala. El silencio sobre la muerte de Simón
también se extiende a los empleados de la empresa Bimbo, que sólo mantuvo
cerrada la planta en la noche del accidente, durante la cual se colocaron los
resguardos y protecciones que no existían en la mortal maquinaria.
"Al
día siguiente, los camiones de Bimbo ya estaban repartiendo los productos
panificados", declara la madre, Alicia Farías, quien redactó una carta pública
sobre el caso que viene siendo difundida a nivel internacional por la Secretaría
Regional Latinoamericana de la UITA. El caso también ha sido tomado por el
PIT-CNT, cuyo dirigente, Walter Migliónico, indicó a LA REPUBLICA que el 60 por
ciento de los accidentes laborales en Uruguay se producen en trabajadores que
tienen pocos meses de antigüedad en la tarea.
"Cuando se organiza el
trabajo con la exposición de un trabajador al riesgo de tomar contacto con una
maquinaria, pasa lo que pasó". "Nosotros queremos que esto no vuelva a ocurrir.
Quiero que la muerte de Simón no haya sido en vano. No sé..., no puede ser que
las multinacionales no valoren la integridad del ser humano. Que seamos los
pobres sudamericanos a los que nos pagan tres pesos y no nos dan un mínimo de
seguridad que era totalmente fácil de prever. Acá se violaron leyes laborales. A
ellos no les importa nada. Si no nos gusta, cierran la planta y se van para otro
lado, como han hecho tantas empresas. Tienen el capital y lo ponen donde la mano
de obra sea más barata y no les creen problemas. Se habla de la seguridad en las
calles y es cierto que vivimos en una locura, pero mi hijo murió por falta de
seguridad en su trabajo", dijo a LA REPUBLICA la madre de Simón.
"Una chapita y cuatro tornillos"
"El
patrón en Uruguay tiene la responsabilidad de brindarle el deber de seguridad a
los trabajadores. Esto está establecido en la Ley Nº 5.032 desde 1915. Es la
contraparte a la subordinación que establece el contrato de trabajo. Cuando uno
trabaja para alguien, está subordinado, porque ese alguien va a decirte lo que
tenés que hacer. Eso está reconocido legalmente. Pero también está reconocido
legalmente que la contraparte de eso es la obligación patronal de brindarte el
deber de seguridad. La Ley 5.032 es bien clarita: los patrones quedan obligados,
desde la promulgación de la presente ley, a brindar las condiciones de seguridad
a efectos de evitar los accidentes ocurridos en la utilización de máquinas. Los
accidentes de trabajo no son mala suerte ni el castigo divino, son la
consecuencia de cómo está organizado el trabajo. Hay una responsabilidad
objetiva del patrón que estaba obligado a dar seguridad. Después que pasó, en
cuatro horas arreglaron el problema, poniendo una chapita con cuatro tornillos.
No fue necesaria una obra de ingeniería, solo se necesitaba una protección para
tapar los engranajes que le costaron la vida a Simón", explicó a LA REPUBLICA
Walter Migliónico, dirigente de la Mesa del Pan, ante la central obrera
PIT-CNT.
El osito en Uruguay
La marca Bimbo,
identificada con un simpático osito, es líder internacional en el mercado de la
panificación y pertenece a dos conglomerados económicos independientes radicados
en México y España.
La empresa surgió en México en 1945 y veinte años
después se instaló en Granollers, Barcelona, donde en 1978 los propietarios
vendieron la totalidad de las acciones, que en 2001 fueron adquiridas por el
Sara Lee Bakery Group. El Grupo Bimbo mexicano se expandió por 18 países de
América, Europa y Asia, donde tiene más de 70 plantas, 900 centros de
distribución y más de 80 mil trabajadores.
En 2004 registró ventas por
4.757.000.000 de dólares. En enero de 2006, Bimbo ingresó a Uruguay con la
compra de las panificadoras Walter M. Doldán, Kaiser, y Los Sorchantes, con una
inversión de siete millones de dólares. Un año después adquirió Pancatalán y
luego El Maestro Cubano. Actualmente domina el 90 por ciento del mercado de pan
industrializado y el 25 por ciento del de galletas y snacks horneados. Ahora
apuntaría al mercado de chocolates con la firma Plucky SA, una empresa familiar
que en 1997 obtuvo la marca Ricard junto a la maquinaria de la desaparecida
Pernigotti.
* Fuente, diario La República, Montevideo.
"El
patrón en Uruguay tiene la responsabilidad de brindarle el deber de seguridad a
los trabajadores. Esto está establecido en la Ley Nº 5.032 desde 1915. Es la
contraparte a la subordinación que establece el contrato de trabajo. Cuando uno
trabaja para alguien, está subordinado, porque ese alguien va a decirte lo que
tenés que hacer. Eso está reconocido legalmente. Pero también está reconocido
legalmente que la contraparte de eso es la obligación patronal de brindarte el
deber de seguridad. La Ley 5.032 es bien clarita: los patrones quedan obligados,
desde la promulgación de la presente ley, a brindar las condiciones de seguridad
a efectos de evitar los accidentes ocurridos en la utilización de máquinas. Los
accidentes de trabajo no son mala suerte ni el castigo divino, son la
consecuencia de cómo está organizado el trabajo. Hay una responsabilidad
objetiva del patrón que estaba obligado a dar seguridad. Después que pasó, en
cuatro horas arreglaron el problema, poniendo una chapita con cuatro tornillos.
No fue necesaria una obra de ingeniería, solo se necesitaba una protección para
tapar los engranajes que le costaron la vida a Simón", explicó a LA REPUBLICA
Walter Migliónico, dirigente de la Mesa del Pan, ante la central obrera
PIT-CNT.
El osito en Uruguay
La marca Bimbo,
identificada con un simpático osito, es líder internacional en el mercado de la
panificación y pertenece a dos conglomerados económicos independientes radicados
en México y España.
La empresa surgió en México en 1945 y veinte años
después se instaló en Granollers, Barcelona, donde en 1978 los propietarios
vendieron la totalidad de las acciones, que en 2001 fueron adquiridas por el
Sara Lee Bakery Group. El Grupo Bimbo mexicano se expandió por 18 países de
América, Europa y Asia, donde tiene más de 70 plantas, 900 centros de
distribución y más de 80 mil trabajadores.
En 2004 registró ventas por
4.757.000.000 de dólares. En enero de 2006, Bimbo ingresó a Uruguay con la
compra de las panificadoras Walter M. Doldán, Kaiser, y Los Sorchantes, con una
inversión de siete millones de dólares. Un año después adquirió Pancatalán y
luego El Maestro Cubano. Actualmente domina el 90 por ciento del mercado de pan
industrializado y el 25 por ciento del de galletas y snacks horneados. Ahora
apuntaría al mercado de chocolates con la firma Plucky SA, una empresa familiar
que en 1997 obtuvo la marca Ricard junto a la maquinaria de la desaparecida
Pernigotti.
* Fuente, diario La República, Montevideo.
El Muerto- Cantidad de envíos : 567
Fecha de inscripción : 05/12/2007
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