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Chile: Impunidad y terrorismo de estado

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Mensaje  El Muerto Lun Mar 24, 2008 10:54 pm

Chile: Impunidad y terrorismo de Estado

“Terrorismo de Estado y impunidad han sido el arte de gobernar en Chile,desde el mismo 11 de septiembre de 1973.
El caso de los “calcinados” es uno de los 700 casos de miristas
ejecutados,muertos en Torturas,lanzados al
mar,calcinados,incendiados,cremados en el cementerio general y o en los
hornos y centros secretos de la Dina-Cni de Pinochet,se trata de casos
que tendran que estar 50 años en la impunidad,segun los gobiernos
Concertacionistas-Aliancista.Todo podra ser investigado,menos los casos
de terror y horror en que han sido asesinados miristas(MIR) hombre y
mujeres,algun dia pondremos la verdad al descubierto”.Testimonios de
Victor Toro Ramirez,1976-2008.ONU y Bronx,NY.

La hora de los calcinados


Prácticamente
está comprobado que la CNI montó un operativo para eliminar a tres
militantes del MIR y un socialista simulando una explosión. Gracias a
esta estrategia sistematizada, en la actualidad nos 20 casos no han
sido reconocidos por las comisiones de DDHH como crímenes políticos. El
Gobierno reabrirá los procesos de recalificación de casos y éste es,
sin duda, el más avanzado.


Chile: Impunidad y terrorismo de estado FOTO_0120080322183239


La
noche del 10 de noviembre de 1981, un miembro de la 3ra Compañía de
Bomberos de Puente Alto acudió, junto a sus compañeros, a sofocar un
incendio. Era en el camino a Las Vizcachas, justo al frente de la casa
del ministro de Relaciones Exteriores, René Rojas Galdames. Cuando
llegaron al lugar se encontraron con un panorama aterrador: A un lado
de la calle, tres cuerpos yacían envueltos en llamas al interior de un
automóvil. Un cuarto, ardía a pocos metros de la escena. Por un
segundo, todos se quedaron helados. “Fue macabro, imagínate unos cuerpo
quemándose, y viéndolos a través de las llamas. Además uno de ellos
estaba decapitado, palabras exactas no hay para describirlo”, recuerda
el bombero.
Al grupo se sumó personal de la 1ra Compañía de la comuna. En conjunto
se preparaban para la acción y buscaban la mejor posición para apagar
el fuego. Pero en ese momento, el voluntario recuerda que un hombre se
los impidió. “Alto ahí”, les dijo. Al principio, pensó que era una
recomendación para evitar los estragos del fuego, pero luego se dio
cuenta que no era así. Era un grupo de cinco hombres que portaban
pistolas y ametralladoras. Tenían los rostros desencajados de ira y
cercaban el lugar.
Chile: Impunidad y terrorismo de estado FOTO_0220080322183239En
un acto desesperado, el jefe a cargo de las dos unidades de bomberos
les dio la orden de apagar el fuego, pero ahora todo quedó claro.
“¡Salgan de ahí, el que da las órdenes soy yo”, respondió el sujeto
que, quedó claro, era de la CNI. Al instante, el resto de los agentes
los apuntaron con sus ametralladoras.
El bombero que fue testigo de esto actualmente vive en Dinamarca y,
según altas fuentes de la investigación, es muy probable que sea
llamado a declarar en el marco del proceso judicial por este caso,
denominado “Calcinados” y que sustancia el ministro de la Corte de
Apelaciones de Santiago, Joaquín Billard.
En la prensa de la época, la información indicaba que las personas que
murieron al interior del automóvil eran los miristas Luis Pincheira y
Jaime Cuevas; Juan Ramón Soto Cerda militante del Partido Socialista y
un cuerpo que se atribuye al de Nelson Araneda pero que sigue sin
identificar. A éste le faltaban la cabeza, piernas y manos. La versión
oficial, entonces, estableció que los subversivos se encontraban
estacionados afuera de la casa del canciller con la presunta intención
de realizar un atentado. En ese momento, una patrulla de la CNI pasó
por el lugar y les pidió que bajaran del automóvil. Pero se encontraron
con una lluvia de balas en su contra. Sin otra posibilidad, los agentes
de la dictadura dispararon contra del automóvil que, debido a los
disparos, explotó. Luego comenzó el incendio y los cuerpos se
calcinaron.
La investigación de Billard ha mostrado avances notables. Paso a paso
se ha ido acreditando que no se trató de un enfrentamiento, sino de una
operación deliberadamente orquestada por la CNI, que no contaba con la
libertad para actuar que tenía su predecesora, la DINA.
El caso es un emblema, ya que hasta ahora todos los montajes de la CNI,
denominados por los organismos de derechos humanos “muertos por
explosión”, son parte de la larga lista de casos donde aún no hay
convicción sobre la participación de agentes. Esto implica que no son
reconocidos por el Estado como crímenes terroristas de la dictadura,
siendo catalogados como accidentes atribuibles a otras causas. Se
calculan que son 30 víctimas de un total de 20 episodios.
El caso “Calcinados” da cuenta de una forma de actuar sistemática
tendiente a disfrazar crímenes con explosiones sorpresivas y falsos
enfrentamientos. Pero cobra más importancia luego de que los familiares
de ejecutados políticos y torturados se reunieran el 3 de marzo pasado
con el secretario general de Gobierno, Francisco Vidal. Terminado el
encuentro se clarificó un tema que viene generando polémica hace
tiempo: el Gobierno va a abrir un proceso de revisión de aquellos casos
que quedaron fuera de las comisiones Rettig y Valech, por no existir la
convicción de que se trató de crímenes políticos. De hecho el nuevo
proceso se encuentra contenido en el proyecto de ley que dará inicio al
Instituto de los Derechos Humanos. “Si bien el Instituto no ha sido
aprobado, en este punto existe acuerdo en ambas cámaras. Incluso se le
asignó un presupuesto para que quienes califiquen tengan acceso a los
beneficios”, explicó a LND María Luisa Sepúlveda, delegada presidencial
para los derechos humanos.
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Mensaje  El Muerto Lun Mar 24, 2008 11:02 pm

MONTAJE EN TALCA
Antes de que los tres cuerpos de los miristas aparecieran calcinados en
el automóvil, la directiva de esa colectividad sabía que estaban
desaparecidos hace un tiempo. Todos ellos tenían la orden de reunirse
en Talca para organizar la guerrilla de Nahuelbuta, luego del desastre
ocurrido en Neltume, donde 25 militantes fueron asesinados. Nelson
Araneda estaba al mando de la misión. Luis Pincheira lo secundaba y
Jaime Cuevas era un campesino reclutado meses atrás. Los tres fueron
capturados durante los últimos días de octubre de 1981, en esa ciudad.
Esta reconstrucción ha sido posible luego de un largo trabajo del
magistrado, en conjunto con los efectivos de la Brigada de Asuntos
Especiales y Derechos Humanos (BAES) de Investigaciones.
Uno de los que decidió “soltar la lengua” fue el coronel (R) del
Ejército y jefe del cuartel de la CNI en Talca, Gonzalo del Real
Anthauer. Según su declaración del 2 de mayo de 2007, a fines de 1981
recibió una llamada de la CNI de Santiago. Le ordenaron que hiciera
vigilancia a un domicilio ubicado en la calle 2 Sur. “Ese mismo día,
alrededor de las 18 horas, llegaron de tres a cuatro vehículos
provenientes de Santiago, con unas diez personas que estaban a cargo
del capitán Sandoval, apodado ‘Pete El Negro’, relata. La persona
identificada por Del Real es Enrique Erasmo Sandoval Arancibia,
condenado, entre otros casos, por el crimen del niño de 13 años Carlos
Fariña, en 1973. Actualmente es funcionario de la Municipalidad de
Providencia.
Del Real, agrega que se identificó a dos sujetos en un domicilio de la
VII Región. El apellido de uno de ellos era Pincheira. También declaró
que los miristas fueron detenidos poco rato después en la vía pública,
mientras caminaban por la calle.
El ex agente de la CNI de Talca y suboficial (R) de Carabineros, José
Manuel Nolasco, recalca lo señalado por su superior y agrega que “en
esa época, cuando habían procedimientos de detención, participábamos
todos, sin importar en qué oficina trabajáramos”. También aclaró que la
orden de detención llegó desde la capital debido a que los dos sujetos
estaban hospedados en una casa ubicada en la calle 2 Sur “y fueron
denunciados, al parecer, por los propios dueños de casa”. El agente
declaró que los dos tipos eran parte de la guerrilla de Neltume.
El ex agente de la CNI, Ruperto Núñez González, es aún más específico
en su declaración y reconoce que los sujetos fueron detenidos en un
restaurante, ubicado en una calle céntrica de la ciudad, junto a dos
personas más que luego fueron liberadas. Según su testimonio, al día
siguiente “nos dedicamos a buscar a un tercer sujeto, quien era el
enlace de la persona más alta, pero este sujeto fue detenido al día
siguiente, también en la vía pública”.

CRIMEN EN SANTIAGO
Una vez trasladados al Cuartel Borgoño, En Santiago, los tres miristas
fueron llevados hasta los calabozos. La declaración prestada por el
radio operador de la CNI, Aladino Pereira, ayudó a determinar cómo el
militante del PS, Juan Soto Soto, se sumó al grupo de calcinados. En su
declaración señala que el 8 de noviembre recibió una llamada de agentes
operativos, quienes recién habían detenido a un militante del PS. Y
añade que cuando Álvaro Corbalán se enteró de la noticia, le señaló:
“Atento ese equipo, habla once cero cero, a ese huevón tráiganmelo para
acá porque lo necesito para esta noche”. Pereira agrega que “durante
todo el día diferentes agentes de la agrupación estuvieron preparando
el vehículo con materiales incendiarios, tales como bencina, polvo de
aluminio, etc.”.
Otro dato fundamental, aportado por el radiooperador, es que el
automóvil donde ardieron los militantes del MIR y del PS fue visto poco
rato antes en el Cuartel Borgoño.
“Ese mismo día me enteré por la radio de Carabineros que dos sujetos
armados habían robado un taxi marca Chevrolet Opala. Minutos más tarde
veo que hizo ingreso al cuartel un automóvil de las mismas
características del auto robado y me percaté de que se trataba del
mismo vehículo, pues las patentes coincidían”, relata. Según su
testimonio, se bajaron del auto Francisco “El Gurka” Zúñiga y el agente
Américo Correa.
En el marco de esta causa el perito balístico de Investigaciones,
Gustavo Lynch, a cargo del peritaje balístico en 1981 declaró en la
causa: “las balas no causan una explosión. Yo creo que el vehículo fue
rociado con algún tipo de combustible y luego se le prendió fuego
directamente”
A toda la evidencia se agrega que aunque los agentes no reconocen que
se trató de un crimen premeditado, varios ya han reconocido que
estuvieron esa madrugada mientras el automóvil se quemaba.
Estos agentes fueron los que esa noche no dejaron al bombero que
apagara el fuego. La impotencia y la angustia de observar una escena
tan horrenda provocaron en él cambios que lo acompañarían toda su vida.
Y ahora puede convertirse en un testigo clave.

“Por ningún motivo me entregaré”
Esta
entrevista se gestó semanas después del asalto al Banco Security de
Agustinas. Entonces, Juan Aliste, uno de los hombres más buscados de
Chile, nos pidió esperar antes de publicarla, confiado en nuestra
calidad de periodistas y no de policías. Desde entonces, no volvimos a
saber de él. Sus escuetas frases sólo apuntaron a defenderse de las
acusaciones: “Yo no estuve en ese banco”, aseguró a LND en exclusiva.


Chile: Impunidad y terrorismo de estado FOTO_0120080322180646



Será necesario partir
parafraseando al gran Cervantes y decir que esta entrevista se realizó
“en un lugar, cuyo nombre no podemos recordar”. Aunque fue fruto de ese
azar propio del periodismo, también resultó de la necesidad de un
hombre que dice buscar contar “su verdad”, a riesgo de su propia
salvaguardia.
Conseguir que Juan Aliste hablara fue una empresa compleja, de “alto
riesgo” como repiten los comentaristas deportivos. El encuentro tardó
varios días en gestarse y sólo fue posible varias semanas después del
asalto al Security. Para entonces no se producía la detención en San
Martín de Los Andes, Argentina, de Marcelo Villarroel y Freddy
Fuentevilla, otros dos acusados de participar en el atraco. No
recordamos si hacía frío o calor, si era de día o de noche, pero la
condición fue una sola: no publicarla de inmediato. El cara a cara fue
breve y sólo sirvió para entregar las preguntas que días después fuimos
recogiendo como niños en busca de huevitos de Pascua de Resurrección,
durante toda una tarde en distintos basureros públicos. Desde entonces
no volvimos a saber del entrevistado. Sólo supimos que se perdió raudo
por el fondo de una calle, confiado en que cumpliríamos nuestro rol de
hacer periodismo y que no lo delataríamos. Es todo lo que podemos
decir; el resto, es la versión del hombre más buscado de Chile, a cuya
caza se abocan día y noche cerca de un centenar de policías.
“Soy inocente”
-¿Qué hizo el día del asalto, dónde estaba?
-Ese día me reuní
con un amigo, quien me acompañó para ayudarme con una pega que hacía
durante esos días en una institución que prefiero no nombrar para no
provocarle problemas a quienes trabajan allí, pues ya es suficiente con
lo que han molestado a mi familia, durante todo este tiempo,
interviniendo sus teléfonos, sacándoles fotografías, acosando incluso a
una muchacha con la que tuve un pequeño romance, del que nació un niña.
Luego de ese trámite almorzamos en el Mercado Central y me sentí mal
del estómago, por lo que decidí irme a mi casa. Yo nunca estuve en ese
banco…
-Pero el famoso ‘Danny de Vitto’ lo inculpa, según la policía.
-No lo conozco y lamento su situación. Es todo lo que tengo que decir sobre esa persona
Chile: Impunidad y terrorismo de estado FOTO_0220080322180646-¿Conoce a los otros inculpados de asaltar el banco: Marcelo Villarroel, Freddy Fuentevilla y Carlos Gutiérrez?
-Con ellos compartí la prisión política, de manera que los conozco. A
Fuentevilla le ubico porque su hermano fue prisionero político. Pero el
punto no es ése, pues sean o no mis amigos, para la policía sólo
existen los cómplices. El tema aquí es más de fondo. La historia se
repite y nada es casual. Nuestras familias y amigos han visto con
horror y vergüenza cómo los medios de comunicación, principalmente la
televisión y alguna prensa escrita, se alinean bajo un principio
sensacionalista y criminalizador, tal como lo hicieron en los peores
tiempos de la dictadura, validando la estigmatización de nuestra
historia de lucha y rebeldía -que por lo demás sigue vigente-, para
involucrarnos y culparnos por este hecho, atropellando y dejando fuera
todo principio de verosimilitud. Todo es una persecución, un montaje.
Se instaló el tema en el escenario nacional, de tal modo que aparecimos
culpables antes de toda investigación. Con ello se violó el principio
de inocencia y también el Estado de Derecho que tanto dicen defender,
pues, en nuestro caso, se anularon todas las garantías para que éste
opere. Todo eso es por lo que nosotros representamos.
-¿Está asegurando entonces que es inocente?
-Sí, soy inocente. Fui prisionero político de esta “democracia”, al
igual que los otros hermanos perseguidos. La pregunta es despejar a
quién favorece esta forma de construir mediáticamente el asalto al
banco y la muerte de un paco. De ahí en adelante, el paso siguiente y
más fácil para la policía fue cerrar el círculo en un grupo de
luchadores sociales, ex prisioneros, combatientes populares,
implementando toda una maquinaria mediática, sin importar los costos de
vida que implica para nosotros: los acusados. Ya quisiéramos el mismo
ímpetu del Estado para resolver la muerte de 10 niños calcinados en una
prisión bajo el resguardo y alero del Estado Chileno (Sename de Puerto
Montt), o la muerte del estudiante mapuche Matías Catrileo, asesinado
por defender su tierra.
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Mensaje  El Muerto Lun Mar 24, 2008 11:03 pm

LA HUIDA
-¿Cuándo y por qué decide huir, si pudo alegar inocencia a través de un buen abogado?
-Nosotros no somos como aquel profeta de Pomaire (Jorge Bravo), que
aparecemos destrozados junto a nuestra familia, alegando inocencia.
Poseemos una historia de lucha que seguimos reivindicando, pese a todo.
Pero eso acarrea un estigma legal que da cuenta, a todas luces, que
falta mucho para que la bullada “reconciliación” tome cuerpo. “El que
nada hace, nada teme”, no funciona, no corre para nosotros que luchamos
contra la dictadura y contra este modelo de injusticias…
-¿En algún momento notó que lo seguían?
-Hasta el viernes 2 de noviembre salí de mi casa en la mañana,
alrededor de las 07:30 con destino a mi trabajo. Previo a ello pasé por
el Patronato de Reos para cumplir con la exigencia de firmar una vez a
la semana, pues hasta ese momento gozaba de libertad condicional y no
fui indultado, como se pretendió hacer creer en medio del vómito de
acusaciones que surgieron luego del hecho. En dicho lugar me di cuenta
de que ocurrían situaciones totalmente ajenas a la cotidianeidad del
trámite, el que realicé sistemáticamente varios años.
-¿Y antes no sospechó nada? ¿No vio situaciones extrañas, como la que ocurrió ese día de la firma?
-Yo estaba al tanto de lo ocurrido a través de la prensa y de que se
instalaba en la coyuntura nacional una situación de inseguridad,
producto de un asalto a una sucursal bancaria y la posterior muerte de
un funcionario de Carabineros. Frente a este escenario tomé la
decisión, basado en anteriores experiencias similares, de no ingresar a
firmar
-¿A qué se refieres con experiencias similares?
-Tomé la decisión de clandestinizarme basado en la experiencia de un
hecho anterior, cuando fui acusado de un atraco (Banco Santander de
Ñuñoa en 2003). Esa vez se basaron en fotografías tomadas por policías
civiles, mientras yo estaba en la universidad (Arcis, donde estudiaba
periodismo). En esas fotos un compañero de curso me pasó un equipo
fotográfico y ellos dijeron que se trataba de armamento. Si te fijas,
son similares características, y eso me significó un período de ocho
meses de encarcelamiento injusto, pues quedó demostrado judicialmente
mi completa inocencia de todos los cargos imputados y orquestados por
la prensa de aquel entonces. Por esos hechos nadie ofreció disculpa
alguna y mucho menos reparación para mí ni a mi familia.
-¿Y por qué lo inculpan?
-Entiendo que no soy un ciudadano intachable ante los ojos de esta
sociedad. Como el resto de los compañeros que estuvieron en prisión y
los que hoy son perseguidos, he debido asumir que soy un subversivo,
que milité en una organización revolucionaria, y asumir con orgullo la
responsabilidad de una opción y accionar que significó 12 años de
prisión efectiva y el posterior control semanal de firmas. Ese
procedimiento, por lo demás, estaba a cargo de un equipo
multidisciplinario que constantemente chequeaba y corroboraba
información relacionada con la totalidad de nuestras vidas y quehacer
diario: dónde y con quién vivo; horarios de estudio y trabajo,
situación económica familiar, entre otros aspectos. Todo eso forma
parte de una política concreta y funciona respaldada por documentos y
acciones que constan en la institución (Gendarmería) destinada a
prestar apoyo en todo aquello que permita afianzar el complejo proceso
de reinserción social.
-Pero usted ya había pagado con cárcel esa opción. ¿Por qué cree que lo persiguen?
-Esa es la pregunta que un poblador y la gente en general deben estar
haciéndose. Vivimos en un supuesto Estado de Derecho donde los
personajes se repiten y conforman cuadros inquisidores. Ahí tienes lo
que ocurre con muchos compañeros de prisión política que hoy son
requeridos por la justicia militar, que no se les reconoce los años de
encarcelamiento, como ocurre con Flora Pavez o Pablo Contreras, por
ejemplo (ex militantes Lautaro). En nuestro caso, se valen de un fiscal
militar como (Roberto) Reveco, el mismo que no hizo justicia en el
asesinato de los hermanos Vergara Toledo, para juzgar e incomunicar a
civiles con las mismas prácticas y atribuciones del pasado. Y de una
policía vestida de OS-9 o Dipolcar, que detuvo, incomunicó y torturó a
principios de los ’90; que utilizó supuestos delatores, que como
ocurrió con nosotros luego de octubre, se dio el trabajo de calzar
imágenes de video casi con “forcep”, con fotos del Registro Civil de
nuestras cédulas de identidad difundidas como en el viejo oeste; que
todos estos meses le ha estado escupiendo en la oreja al fiscal
(Andrés) Montes, lo que debe y no debe hacer para parecer efectivo,
usando como chivo expiatorio a compañeros que vivieron la prisión
política, como ocurre con Axel Osorio (uno de los tres acusados de
ayudistas en el caso del atraco al Banco Security”.
-¿Está dispuesto a entregase si se dan las condiciones que reclama?
-¡Por ningún motivo! Todo este escenario, todo este montaje da cuenta
de la imposibilidad de contar con un juicio justo, apegado a derecho,
que permita establecer la realidad de fondo y no una pasada de cuenta
que, incluso, legitima no sólo la prisión para los luchadores, sino
además, la muerte, que creemos será el fin de esta persecución política
que intenta acabar con nuestro pasado y presente subversivo, con
quienes fuimos y somos protagonistas de esos procesos históricos.

Chile: Impunidad y terrorismo de estado FOTO_0620080322180646
http://www.fotolog.com/colectivoavanzar
http://www.myspace.com/boletinmiguelenriquez
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