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Un episodio poco conocido; homenaje al Che y a Ninfa Arteaga

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Mensaje  Iris Sáb Jun 21, 2008 1:51 am

UN EPISODIO POCO CONOCIDO
EL HOMENAJE AL CHE Y A NINFA ARTEAGA LA MAESTRA DE LA SERRANÍA VALLEGRANDINA


En el acto popular por los 80 años del Comandante Ernesto Che Guevara, realizado en el Club de Periodistas de México el pasado 14 de junio 2008, hizo uso de la palabra el Embajador de Bolivia en ese país quien leyó los versos de Ninfa Arteaga, la maestra boliviana de aquella escuela de la serranía vallegrandina, en La Higuera. Lo que sigue fueron sus palabras.

QUISIERA HABLARLES de un episodio poco conocido en la vida del Che. Se trata de contarles del último alimento que comió antes de que lo ejecutaran.


Los datos son fidedignos porque vienen de un testimonio de Ninfa Arteaga, la hija del telegrafista de La Higuera, la población donde mataron al Comandante por orden del imperio

Voy a referir esta historia de amor en la constancia de los 80 años que hoy estaría cumpliendo el doctor Guevara, pero también en homenaje a la señora Ninfa, la maestra boliviana de aquella escuela de la serranía vallegrandina, en La Higuera.

Permítanme contarles esta historia en el modo endecasílabo de escribir la poesia.

Testimonio de la maestra rural Ninfa Arteaga:

“Siempre invitamos algo a los que llegan
y yo quisiera llevarle esta comida,
le dije al capitán, si me permite.

Usted me espera aquí mientras consulto
me dijo aquél y se tardó bastante,
después volvió y me ordenó que pase.

Yo me fui al aula con mi portaviandas
y ahí estaba el señor con su silencio
bien agitado asmático en reposo
como se supo luego en todo el mundo.

¿Quiere comer?, le dije, es una sopa
de manicito está caliente y rica.
Él respondió que sí con la cabeza
mirándome a los ojos y las manos.

Yo destapé la vianda con el caldo
blanco y un poco espeso, calientito,
y le ofrecí sentándome a su lado.

Uno dos tres y cuatro cucharadas
está rico, me habló con su voz ronca,
¿de qué me dijo usted que era esta sopa?

Es de maní, señor, lo preparamos
para las fiestas grandes, ceremonias
de matrimonio, santos, cumpleaños
misas de nueve días, bienvenidas.
Las fiestas patronales y otras fechas.

Qué raro, de maní y qué sabroso,
dijo el señor bastante despeinado
en el suelo sentado, sin zapatos,
con su barba en desorden, qué apetito
cinco seis siete hasta diez cucharadas.
Perdón me dijo luego es que mi hambre
hace juego con esto que está rico.

Me pidió que le cuente el preparado.
Yo comenté según las ocasiones
almuerzo de maní o chupe o crema
sobre un herbido en olla destapada
con carne de gallina o bien de vaca.
a veces con zanahoria, con arvejas,
con camarón o brócoli, le dije,
y como bendición: perejilcito.

No podía creer pero quería
que le dé la otra vianda sin pedirme
y se la di al tiro, cuenta y cuenta y cuenta
de remojar maní, luego pelarlo
que aquí siempre se encuentra aunque está caro

y el señor que no cree que es extraño
que del maní hiciéramos manjares
que en Cuba y Argentina no lo saben.

Que ojalá un día puedan cocinarlo
todas las gentes a su libre albedrío
porque el maní… y meta come y come
¡Señor de Malta, cuánta hambre Dios mío!

Al poco rato a tiros lo mataron,
clarito se escuchó para el recuerdo
y supe que su nombre, Che Guevara,
ya tenía sentencia desde cuándo.

¡Ya deje de llorar!, gritó mi padre,
sin dejar de teclear su maquinita
ta tatatá tatá al Alto Mando
desde La Higuera tá usted no llore
no vayan a apresarnos o matarnos
por ese guerrillero muerto de hambre
tatatatá como una metralleta.

Lloré en silencio y después por la radio
propalaron su nombre gran noticia
que no quiso rendirse que ni modo…
lo estoy viendo comer y estoy llorando
sopita de maní hambre de lobo.

¿Así que de maní muy bien cocido
y en olla grande pero destapada?
Que lo sepan los pueblos, bendecido
almuerzo de maní del Che Guevara.

Almuerzo de maní, mejor Maniche
por el maní y el Che palabras juntas.

Sea el Maniche el plato de La Higuera
con un soneto escrito por la vida,
en la pared leyenda de la escuela
con la firma del Che ¡viva Bolivia!

Y el soneto que atribuyo al Che:

Agradezco a la vida haberme dado
este sabor que hará parte del sueño
que ya viene, de nuevo soy mi dueño
después de un siglo sin probar bocado.

Ninfa me dijo el simple preparado
de este manjar cocido a lento leño,
el buen maní, maná de tanto empeño
en el menú del pueblo imaginado.

Almuerzo de maní sin protocolo
porque el hambre me trajo de esta suerte.
Saciado estoy y no me siento solo.

A fuego lento se cuece la historia
a fuego vivo-vivo, patria o muerte,
será el sabor final de la victoria.

12 de junio de 2008
Jorge Mansilla Torres
Embajador de Bolivia en México


(Diario la Juventud, jueves 19 de junio de 2008)

Iris

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