Lo que oculta Botnia y el gobierno traidor del FA

dayrdan Sáb Sep 06, 2008 12:03 pm

EDITORIAL
Lo que oculta Botnia
En su tarea de convencimiento, la propaganda suele revestirse de argumentos científicos. Pero no deja por ello de ser eso: una acción psicológica con fines de ocultamiento. En esa categoría parece inscribirse el informe de la consultora EcoMetrix, con que Botnia pretende instalar la idea de que la cuenca del Uruguay goza de buena salud, tras los seis meses de funcionamiento de la planta.o

La tarea de desmitificación de dicho documento tenía que venir, como no podía ser de otro modo, de un científico. El ingeniero químico Elías Matta desocultó, así, la maniobra retórica.

Su impecable exposición en el Concejo Deliberante, el jueves pasado, fue en realidad una operación de desenmascaramiento. Matta aplicó el rigor científico para desactivar un discurso con pretensiones científicas.

Porque esa es la finalidad, dijo, que persigue el informe EcoMetrix: hacer creer que no pasa nada, que Botnia no contamina, mediante la utilización del lenguaje de la ciencia.

Por lo pronto, no es un documento imparcial, realizado por técnicos cuyos intereses son ajenos a la empresa. Todo lo contrario, la mentada consultora tiene relación contractual con Botnia y con la entidad que la financia, es decir el Banco Mundial.

Esos análisis, por tanto, tienen la entidad poco menos de un paper elaborado por la oficina de relaciones públicas de la multinacional. Y como ha venido ocurriendo en este tema, luego refrendado por las autoridades uruguayas.

Pero Matta no se detiene en esta circunstancia. Su gran mérito es haber leído el informe –algo prohibitivo para los legos- y haber desentrañado ahí, en su contenido, su inconsistencia.

La conclusión de que “la planta está cumpliendo con los altos Standard ambientales” –de la cual se ha agarrado el presidente uruguayo para decir que el río Uruguay está mejor que antes- es una trampa semántica.

No tanto por lo que dice –en realidad casi nada- sino por lo que calla. Ahí está el encubrimiento. No hay una correspondencia, dice Matta, entre el corolario y el contenido del informe.

Y el contenido es terrorífico: acepta que el río está siendo sometido a un volcado de desechos químicos intolerable para su salud. Toneladas y toneladas de productos tóxicos que van acumulándose en el lecho del Uruguay, además de los gases lanzados al aire.

No sólo eso, el informe no registra otros datos de este tipo de contaminantes –se habrían escamoteado en forma deliberada algunas mediciones claves- que agravan aún más el cuadro.

A confesión de parte, relevo de pruebas. Este axioma jurídico puede aplicarse, por tanto, a lo que rodea este informe, cuando se lo desmenuza con ojo clínico.

Es la propia Botnia, en suma, quien está declarando su acción destructiva sobre el ecosistema de la cuenca del río Uruguay.

Se ve la magnitud de la maniobra: ocultar la verdad. Es decir, presentar el primer análisis sobre el funcionamiento de la planta, y dejar instalada la idea de que Botnia no contamina.

Pero aún la mentira, el arte de la propaganda, tiene flancos débiles. Y acaso sea una ventaja que en este caso la celulosa deba recurrir a un informe técnico. Porque entonces se expone, deja indicios ciertos para inferir la verdad de lo que sucede.

Lamentablemente, se vuelve difícil contrarrestar la acción psicológica de esta estrategia sobre la opinión pública. Aquí ya no se trata de saber cuál es la realidad sobre la contaminación. Sino de imponer una construcción sobre ella, con el fin de ocultarla.