CHILE 35 AÑOS DE LA FELONIA

Los años siguen pasando pero la herida sigue abierta para la memoria
latinoamericana. Otro 11 de Setiembre y las escenas de horror que
inauguraban la dictadura pinochetista se reeditan en la memoria
colectiva. También los gestos de moral, valentía y entrega,
sintetizados en la memoria del presidente Salvador Allende. Como cada
año varias fueron las ceremonias que lo recordaron. La jornada comenzó
en Chile con los 25 integrantes del Grupo de Amigos del Presidente (la
seguridad de Allende), que sobrevivieron al bombardeo del Palacio de la
Moneda, junto a su hija Isabel, colocando una ofrenda floral con las
palabras "Allende vive. GAP" en la puerta Morandé 80 del palacio de La
Moneda, lugar por el que fue sacado el cuerpo del mandatario el 11 de
septiembre de 1973. Se mencionaron los nombres de cada uno de sus
compañeros caídos en esa ocasión o durante la dictadura militar. Los
GAP fueron saludados por varios dirigentes políticos.

Más tarde, la presidenta Michelle Bachelet encabezó una ceremonia de
recordación y colocó flores ante su memorial dentro de La Moneda.
También inauguró la restauración de las oficinas privadas que ocupaba
el mandatario hace 35 años. Allí, destacó la emoción que sintió en los
lugares donde Allende vivió sus últimos minutos y resaltó su legado al
"enfrentar el embate artero de quienes no creían en la libertad". Con
respecto al "Salón Blanco Presidente Salvador Allende", Bachelet
recordó que había pedido que el lugar fuera restaurado con el mayor
rigor, de tal manera que quede como era cuando lo usaba Allende. Esas
oficinas y el resto de La Moneda quedaron totalmente destruidos tras el
bombardeo por las fuerzas armadas golpistas. La mandataria estaba
acompañada por Isabel y Carmen Paz Allende, hijas del presidente y la
nieta de Allende, Maya Fernández. En silencio observaron el sofá
tapizado en tela roja, en el cual el gobernante, según la versión
oficial, se disparó en el palad
ar un
tiro de un fusil AK-47 que le había regalado un año antes Fidel Castro.

Bachelet murmuró "fue un sacrificio muy consecuente", "muy
consecuente", agregó Isabel. Luego la presidenta bajó al Patio de Los
Cañones y contó a 400 asistentes a la ceremonia, las dificultades que
tuvo la restauración de ese espacio porque Pinochet "trató de borrar
todo vestigio de Allende y su heroica resistencia". Como ocurre cada
año, miles de personas participaron de homenajes populares, muchos de
los cuales culminaron en enfrentamientos con los carabineros. Allende
vive. Algunos intentan transformarlo en un bronce. Otros intentan
rescatar su dignidad y pensamiento. Lo cierto es que el camino seguido
por Chile, co-gobernado por socialistas y democristianos, esta lejos,
demasiado lejos del que quiso Allende. La ofrenda de su vida, y la de
miles de militantes, demanda el reencuentro con las mejores tradiciones
de la izquierda chilena. Será el mejor homenaje.