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La Peor crisis del sistema Capitalista desde sus comienzos

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Mensaje  dayrdan Dom Oct 12, 2008 11:20 pm

La Peor crisis del sistema Capitalista desde sus comienzos INF32966_774



Fidel: la crisis es la peor de todas desde que el mundo siguió ese modelo de crecimiento y desarrollo


Fidel: la crisis es la peor de todas desde que el mundo siguió ese modelo de crecimiento y desarrollo
Fidel Castro criticó las políticas belicistas del presidente estadounidense. (Foto: Efe)
'La crisis actual y las brutales medidas del gobierno de Estados Unidos para salvarse traerán más
inflación, más devaluación de las monedas nacionales, más pérdidas dolorosas de los mercados, menores
precios para las mercancías de exportación, más intercambio desigual.
Pero traerán también a los pueblos más conocimiento de la verdad, más conciencia, más rebeldía y
más revoluciones''.


TeleSUR _ Hace: 36 minutos
El líder de la Revolución, Fidel Castro nuevamente publica una de sus reflexiones sobre la actual
crisis económica. El Comandante de la Revolución Cubana califica a esta crisis económica como la más
grave que ha vivido el actual sistema capitalista, a su vez señala que hay que estar atentos pues
"el capitalismo tiende a reproducirse en cualquier sistema social, porque parte del egoísmo y los
instintos del hombre".
En la Reflexión titulada "La ley de la selva", publicada este sábado por el portal Cubadebate, Fidel
explora los alcances de la crisis y el panorama presente en plena campaña presidencial en los
Estados Unidos.
Su análisis concluye con un mensaje de atención, pues avisora que estas dificultades "traerán también
a los pueblos más conocimiento de la verdad, más conciencia, más rebeldía y más revoluciones".
A continuación el texto íntegro:

La ley de la selva

El comercio dentro de la sociedad y entre los países es el intercambio de bienes y servicios que
producen los seres humanos. Los dueños de los medios de producción se apropian de las ganancias.
Ellos dirigen, como clase, el estado capitalista y se ufanan de ser los impulsores del desarrollo
y el bienestar social a través del mercado, al cual se rinde culto como dios infalible.

Dentro de cada país es la competencia entre los más fuertes y los más débiles, los de más vigor
físico, los que se alimentan mejor, los que aprendieron a leer y escribir, los que fueron a las
escuelas, los que acumulan más experiencia, más relaciones sociales, más recursos, y los que carecen
de esas ventajas dentro de la sociedad.

Entre países, los que tienen mejor clima, más tierra cultivable, más agua, más recursos naturales en
el espacio en que les tocó vivir cuando no existen más territorios que conquistar, los que dominan
las tecnologías, los que poseen más desarrollo y manejan infinitos recursos mediáticos, y los que,
por el contrario, no disfrutan ninguna de estas prerrogativas. Son las diferencias a veces abismales
entre las que se califican como naciones ricas o pobres.

Es la ley de la selva.

Las diferencias entre las etnias no existen en cuanto se refiere a las facultades mentales del ser
humano. Es algo más que probado científicamente. La sociedad actual no fue la forma natural en que
evolucionó la vida humana; ha sido una creación del hombre ya mentalmente desarrollado, sin la cual
no se puede concebir su propia existencia. Lo que se plantea es, por tanto, si el ser humano podrá
sobrevivir al privilegio de poseer una inteligencia creadora.

El sistema capitalista desarrollado, cuyo máximo exponente es el país de naturaleza privilegiada
adonde el hombre blanco europeo llevó sus ideas, sus sueños y sus ambiciones, se encuentra hoy en
plena crisis. No es la habitual cada cierto número de años, ni siquiera la traumática de los años
treinta, sino la peor de todas desde que el mundo siguió ese modelo de crecimiento y desarrollo.

La actual crisis del sistema capitalista desarrollado se produce cuando el imperio está próximo a
cambiar de jefatura en las elecciones que tendrán lugar dentro de veinticinco días; era lo único que
faltaba por ver.

Los candidatos de los dos partidos que deciden en esas elecciones, tratan de persuadir a los
desconcertados votantes ?muchos de los cuales no se han preocupado nunca por votar? de que ellos,
como aspirantes a la Presidencia, son capaces de garantizar el bienestar y el consumismo de lo que
califican como un pueblo de capas medias, sin el menor propósito de verdaderos cambios en lo que
consideran el más perfecto sistema económico que ha conocido el mundo; un mundo que, por supuesto,
en la mentalidad de cada uno de ellos, es menos importante que la felicidad de trescientos y tantos
millones de habitantes de una población que no llega al cinco por ciento de los habitantes del
planeta. La suerte del otro noventa y cinco por ciento de los seres humanos, la guerra y la paz,
la atmósfera respirable o no, dependerá en gran parte de las decisiones del jefe institucional del
imperio, si es que ese cargo constitucional tiene o no poder real en la época de las armas nucleares
y los escudos espaciales manejados por computadoras en circunstancias tales que los segundos son
decisivos y los principios éticos tienen cada vez menos vigencia. No puede, sin embargo, ignorarse
el papel más o menos nefasto que corresponde a un presidente de ese país.

En Estados Unidos existe un profundo racismo, y la mente de millones de blancos no se reconcilia con
la idea de que una persona negra con la esposa y los niños ocupen la Casa Blanca, que se llama así:
Blanca.
De puro milagro el candidato demócrata no ha sufrido la suerte de Martin Luther King, Malcolm X y
otros, que albergaron sueños de igualdad y justicia en década recientes. Tiene además el hábito de
mirar al adversario con serenidad y reírse de los aprietos dialécticos de un oponente que mira hacia
el vacío.
Por otro lado, el candidato republicano, que cultiva su fama de hombre belicoso, fue uno de los peores
alumnos de su curso en West Point. No sabía nada de Matemáticas, según confiesa, y es de suponer que
mucho menos de las complicadas ciencias económicas. Sin duda, su adversario lo supera en inteligencia
y serenidad.
Lo que más abunda en McCain son los años, y su salud no es en lo absoluto segura.
Menciono estos datos para señalar la eventual posibilidad ?si algo ocurriera con la salud del
candidato republicano, si lo eligen? de que la señora del rifle e inexperta ex gobernadora de Alaska
fuese Presidenta de Estados Unidos. Se observa que no sabe nada de nada.
Meditando sobre la deuda pública actual de Estados Unidos que el presidente Bush descarga sobre las
nuevas generaciones en ese país ? diez mil doscientos sesenta y seis millones de millones?, se me
ocurrió calcular el tiempo que tardaría un hombre para contar la deuda que aquél prácticamente ha
duplicado en ocho años.
Suponiendo ocho horas de trabajo neto diario sin perder un segundo, al ritmo rápido de cien billetes
de un dólar por minuto, 300 días de trabajo al año, un hombre tardaría setecientos diez mil millones
de años para contar esa suma.
No encontré otra forma gráfica de imaginarme el volumen de esa suma de dinero que se menciona casi
diariamente en estos días.
El gobierno de Estados Unidos, para evitar un pánico generalizado, declara que garantizará depósitos
de ahorristas que no rebasen los 250 mil dólares; administrará bancos y cifras de dinero que Lenin,
con ábacos, no habría imaginado contabilizar.
Podemos preguntarnos ahora qué aporte hará la administración Bush al socialismo. Pero no nos hagamos
ilusiones. Cuando el funcionamiento de los bancos se normalice, los imperialistas se las devolverán a
las empresas privadas, como hizo algún que otro país en este hemisferio. El pueblo paga siempre las
cuentas.
El capitalismo tiende a reproducirse en cualquier sistema social, porque parte del egoísmo y los
instintos del hombre.
A la sociedad humana no le queda otra alternativa que superar esa contradicción, porque de otra forma
no podría sobrevivir.
En este momento, el mar de dinero que les lanzan a las finanzas mundiales los bancos centrales de los
países capitalistas desarrollados está golpeando fuertemente a las bolsas de los países que tratan de
superar el subdesarrollo económico y acuden a esas instituciones. Cuba no posee bolsa de valores. Sin duda surgirán formas de financiamiento más racionales, más socialistas.
La crisis actual y las brutales medidas del gobierno de Estados Unidos para salvarse traerán más
inflación, más devaluación de las monedas nacionales, más pérdidas dolorosas de los mercados,
menores precios para las mercancías de exportación, más intercambio desigual.
Pero traerán también a los pueblos más conocimiento de la verdad, más conciencia, más rebeldía y
más revoluciones.
Veremos ahora cómo se desarrolla la crisis y qué ocurre en Estados Unidos dentro de veinticinco días.


Fidel Castro Ruz

Octubre 11 de 2008

6 y 15 p.m.

TeleSuR - Prensa Latina / mcz - MCZ


dayrdan

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