Súper yo

Vázquez vetó la despenalización del aborto

Lourdes Rodríguez, La Diaria


Estaba más que anunciado y no había indicios claros que hicieran
pensar que no sucedería. Ayer por la tarde, a menos de dos días de
aprobada, el presidente Tabaré Vázquez vetó los tres capítulos de la
Ley de Defensa del Derecho a la Salud Sexual y Reproductiva vinculados
la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo.


“En este momento se están recabando las firmas de los ministros”,
informó a la diaria una fuente de Presidencia en las primeras horas de
la tarde de ayer. Pero finalmente el veto de Vázquez sólo estaría
acompañado por el de la ministra de Salud Pública, María Julia Muñoz.
Desde el Ejecutivo varios ministros señalaron a la diaria que se
negaron a firmar el veto aunque “la camioneta de Presidencia” había
pasado a recoger sus rúbricas.


Sin embargo, el ministro de Turismo, Héctor Lescano, quien en estos
días manifestó públicamente que “de ser necesario” daría su apoyo al
veto, negó en conversación con la diaria que Vázquez hubiera “pedido”
la firma a todos los secretarios de Estado. “No nos lo ha pedido nunca
para ningún tema y mucho menos cuando más o menos se sabe que el único
ministro que está en contra de la ley soy yo. Fíjese que Vázquez no se
expondría a problemas de carácter institucional”, señaló el dirigente
del Partido Demócrata Cristiano.


En total fueron tres los capítulos objetados por el Poder
Ejecutivo. Aunque el dos es el que se refiere propiamente a la
interrupción voluntaria del embarazo, con sus condiciones y
restricciones, los dos capítulos siguientes están estrechamente
vinculados. El tres establece las disposiciones de carácter general
-como la ausencia del valor comercial de las interrupciones voluntarias
y la posibilidad de objeciones de conciencia por parte de los médicos-,
y el cuatro refiere específicamente a la modificación del delito de
aborto en el Código Penal.


El veto de Vázquez impide que la despenalización del aborto sea
sometida a un referendo, ya que para que la ciudadanía interponga ese
recurso constitucional debe haber una ley promulgada. Tampoco hubo un
pedido formal por parte del Frente Amplio para que el presidente no
vetara, tal como había anunciado la fuerza política que lo iba a
plantear por intermedio de su Secretariado Ejecutivo.


En el correr de la presente jornada el texto regresará al
Parlamento. Una vez que éste lo reciba comenzará a correr un plazo de
treinta días para convocar a la Asamblea General (AG), que sólo podrá
levantar la objeción del Ejecutivo con el voto afirmativo de tres
quintos de los legisladores presentes de cada Cámara, lo cual se
considera prácticamente imposible. Si la AG no se pronuncia en el
período establecido habrá una aceptación tácita de las objeciones del
Ejecutivo.


A pesar del veto firmado, parte de quienes promueven la
despenalización del aborto aún creen posible que algún mecanismo
institucional pueda dejarlo sin efecto. Para esto se apoyan en el
artículo 165 de la Constitución, donde se establece que “las
resoluciones que originariamente hubieran sido acordadas por el
presidente de la República con el ministro o ministros respectivos
podrán ser revocadas por el Consejo [de Ministros], por mayoría
absoluta de presentes”.


Pero para que el tema sea tratado en el gabinete, debe ser
planteado por Vázquez o por el secretario de Estado en cuya área de
competencia se ubique, tal como lo establece el artículo 160 (el 161
indica que el Consejo de Ministros puede ser convocado por cualquiera
de los ministros para plantear temas “respectivos a su cartera”).


Una interpretación de estas normas es que la ministra del Interior,
Daisy Tourné, tendría atribuciones para pedir la reconsideración del
veto, que no firmó ni firmará bajo ninguna circunstancia. Esto en el
entendido de que el proyecto de salud sexual y reproductiva le compete
al Ministerio del Interior, por establecer la despenalización de una
conducta que era considerada delito e implicar, por lo tanto, entre
otras cosas, modificaciones del proceder policial.

Sin embargo, otra biblioteca, que tiene en su casa, por ejemplo,
Lescano, interpreta que “la ministra del área” es clara y solamente
Muñoz. Más allá de estas especulaciones, que al cierre de esta edición
motivaban la discusión y la esperanza de muchos legisladores y de
activistas de la sociedad civil organizada, parece que no hay marcha
atrás. Ya lo había dicho Vázquez.