CONTROL SOCIAL TOTAL
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CONTROL SOCIAL TOTAL
Ignacio Ramonet (El Dipló)
"Siempre esos ojos que miraban, vigilantes, en el trabajo o comiendo, en casa o en la
calle, en el baño o en la habitación, en vigilia o en el sueño: no había privacidad
posible".
George Orwell, 1984 .
Ya nadie duda de que estamos todos vigilados, observados y fichados. En el paseo, en el
mercado, en el autobús, en el banco, en el metro, en el estadio, en el aparcamiento, en
las carreteras... alguien nos está mirando por el ojo de las nuevas cerraduras digitales.
Múltiples mallas de vigilancia nos acosan por todo el planeta, la mirada penetrante de los
satélites nos persigue desde el espacio, las pupilas silenciosas de las cámaras nos
controlan por las calles, el sistema Echelon (1) inspecciona nuestras comunicaciones, y
los chips RFID (2) revelan nuestro perfil de consumidor. Cada uso del ordenador, de
Internet (Google, YouTube, MySpace...) o de la tarjeta de crédito deja huellas imborrables
que delatan nuestra identidad, nuestra personalidad, nuestras inclinaciones. Se ha
cumplido el viejo recelo de George Orwell que nos pareció, durante tanto tiempo, utópico o
excesivamente paranoico (3).
Se ha roto el necesario equilibrio entre libertad y seguridad. Con la intención de
proteger al conjunto de la sociedad, las autoridades, en nuestras modernas democracias,
tienden hoy a ver en cada ciudadano a un virtual maleante. La guerra sin cuartel contra el
terrorismo -preocupación dominante en el último decenio- ha procurado una impecable
coartada moral y favorecido la acumulación de un impresionante arsenal legal (4) que está
permitiendo llevar a cabo el proyecto de control social integral. Los "progresos"
tecnológicos (informático y digital) también han ayudado y las autoridades tienen cada vez
mejores herramientas para la vigilancia electrónica.
"Habrá menos privacidad, menos intimidad, pero mayor seguridad", nos dicen. Y en nombre de
ese nuevo imperativo categórico, se ha instalado de modo progresivo e indoloro, un régimen
de dominación que podemos calificar de "sociedad de control". Con la particularidad de
que -a diferencia de las precedentes "sociedades disciplinarias" que confinaban a los
rebeldes o descarriados en lugares cerrados (cárcel, reformatorio, manicomio)-, la
sociedad de control encierra a los sospechosos (o sea, a casi todos los ciudadanos) al
aire libre y los mantiene bajo acecho constante. A veces, mediante los aparatos-chivatos
que libremente ellos mismos han adquirido: ordenadores, teléfonos móviles y otros
dispositivos informáticos (tarjeta de crédito, agenda electrónica tipo Palm, billetes de
transporte, GPS, etc.). Y otras veces, gracias al uso de sistemas discretos y emboscados
que atisban los movimientos de cada persona, como los radares de carreteras o las cámaras
de videovigilancia (5).
Éstas se han multiplicado hasta tal punto que, en el Reino Unido, por ejemplo, donde se
han instalado más de cuatro millones de ellas (una por cada quince habitantes), una
persona puede ser filmada hasta 300 veces al día... Las nuevas cámaras Gigapan, de ultra
alta resolución (más de mil millones de píxeles) permiten, en una sola imagen y por un
vertiginoso efecto de zoom, el fichaje biométrico del rostro de cada uno de los miles de
espectadores presentes en un estadio, en una manifestación o en un mitin político (6).
Aunque los estudios serios demuestran la poca eficacia de la videovigilancia, la confianza
en esta tecnología sigue en aumento. Aprovechando la paranoia antiterrorista que ellos
mismos han creado, algunos gobiernos han constituido batallones de confidentes voluntarios
civiles que informan de lo que oyen y ven a las autoridades. El Departamento de Justicia
de Estados Unidos lanzó en 2002, bajo la presidencia de George W. Bush, la Operation Tips
(Operación Soplos) para convertir en confidentes a más de un millón de trabajadores cuya
particularidad era la de entrar en los hogares de la gente (fontaneros, antenistas,
albañiles, electricistas, jardineros), que debían llamar a un número de teléfono de la
policía si notaban algo sospechoso.
Pasar de una sociedad informada a una de informantes es el proyecto que acaba de lanzar la
Asociación de Sherifs de frontera de Texas ( Texas Border Sheriff 's Coalition ) que ha
colocado quince cámaras de videovigilancia a lo largo de la frontera con México en puntos
aislados y estratégicos. Las cámaras están conectadas a Internet (www.blueservo.net) y
cada ciudadano, a través del mundo, instalado en su casa frente a su ordenador, puede
espiar las áreas desérticas texanas o las riberas del Río Grande. Si ve pasar a algún
emigrante clandestino puede denunciarlo con un simple correo electrónico. Cerca de treinta
millones de individuos, de diversos países, ya han aceptado la función de confidente
voluntario de la policía de Texas para luchar contra la inmigración clandestina. Es fácil
de imaginar que, con la agravación de la crisis económica actual y el brutal aumento de la
xenofobia, si se instalase en Europa, a lo largo de las costas del Mediterráneo, un
sistema semejante de cámaras de vigilancia, el número de espías civiles voluntarios sería
sin duda importante.
Es una de las perversiones de la actual sociedad de control: desea convertir a los
ciudadanos, a la vez, en vigilados y en vigilantes. Cada uno debe espiar a los demás, al
tiempo que es él mismo espiado. O sea, en un marco democrático en el que cada individuo
está convencido de vivir en la mayor libertad, la realización del objetivo represivo
máximo de las sociedades totalitarias.
--
Notas:
(1) Sistema de espionaje planetario de las llamadas telefónicas y del correo electrónico,
dependiente de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en
inglés).
(2) Identificación por radiofrecuencia.
(3) Orwell lo concibió, en 1948, para denunciar a la sociedad estalinista, en contraste
con el Occidente "de democracia y libertad".
(4) La Ley de Videovigilancia aprobada en 1997 permitió, en España, la instalación en
lugares públicos de cámaras de vigilancia "para velar por la seguridad ciudadana". Uno de
los aspectos más criticados de esta Ley es que la mayoría de los ciudadanos ignora que
están siendo filmados, algo que vulnera la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) de
1999.
(5) Léase Armand Mattelart, Un Mundo vigilado , Paidós, Barcelona, 2009.
(6) Véase, por ejemplo, la imagen de la toma de posesión del Presidente Barack H. Obama:
http://gigapan.org/viewGigapanFullscreen.php?auth=033ef14483ee899496648c2b4b06233c Léase
también, Carlos Martínez, "Todos fichados", Rebelión , 30 de marzo de 2009.
3 DE MAYO DE 2009
"Siempre esos ojos que miraban, vigilantes, en el trabajo o comiendo, en casa o en la
calle, en el baño o en la habitación, en vigilia o en el sueño: no había privacidad
posible".
George Orwell, 1984 .
Ya nadie duda de que estamos todos vigilados, observados y fichados. En el paseo, en el
mercado, en el autobús, en el banco, en el metro, en el estadio, en el aparcamiento, en
las carreteras... alguien nos está mirando por el ojo de las nuevas cerraduras digitales.
Múltiples mallas de vigilancia nos acosan por todo el planeta, la mirada penetrante de los
satélites nos persigue desde el espacio, las pupilas silenciosas de las cámaras nos
controlan por las calles, el sistema Echelon (1) inspecciona nuestras comunicaciones, y
los chips RFID (2) revelan nuestro perfil de consumidor. Cada uso del ordenador, de
Internet (Google, YouTube, MySpace...) o de la tarjeta de crédito deja huellas imborrables
que delatan nuestra identidad, nuestra personalidad, nuestras inclinaciones. Se ha
cumplido el viejo recelo de George Orwell que nos pareció, durante tanto tiempo, utópico o
excesivamente paranoico (3).
Se ha roto el necesario equilibrio entre libertad y seguridad. Con la intención de
proteger al conjunto de la sociedad, las autoridades, en nuestras modernas democracias,
tienden hoy a ver en cada ciudadano a un virtual maleante. La guerra sin cuartel contra el
terrorismo -preocupación dominante en el último decenio- ha procurado una impecable
coartada moral y favorecido la acumulación de un impresionante arsenal legal (4) que está
permitiendo llevar a cabo el proyecto de control social integral. Los "progresos"
tecnológicos (informático y digital) también han ayudado y las autoridades tienen cada vez
mejores herramientas para la vigilancia electrónica.
"Habrá menos privacidad, menos intimidad, pero mayor seguridad", nos dicen. Y en nombre de
ese nuevo imperativo categórico, se ha instalado de modo progresivo e indoloro, un régimen
de dominación que podemos calificar de "sociedad de control". Con la particularidad de
que -a diferencia de las precedentes "sociedades disciplinarias" que confinaban a los
rebeldes o descarriados en lugares cerrados (cárcel, reformatorio, manicomio)-, la
sociedad de control encierra a los sospechosos (o sea, a casi todos los ciudadanos) al
aire libre y los mantiene bajo acecho constante. A veces, mediante los aparatos-chivatos
que libremente ellos mismos han adquirido: ordenadores, teléfonos móviles y otros
dispositivos informáticos (tarjeta de crédito, agenda electrónica tipo Palm, billetes de
transporte, GPS, etc.). Y otras veces, gracias al uso de sistemas discretos y emboscados
que atisban los movimientos de cada persona, como los radares de carreteras o las cámaras
de videovigilancia (5).
Éstas se han multiplicado hasta tal punto que, en el Reino Unido, por ejemplo, donde se
han instalado más de cuatro millones de ellas (una por cada quince habitantes), una
persona puede ser filmada hasta 300 veces al día... Las nuevas cámaras Gigapan, de ultra
alta resolución (más de mil millones de píxeles) permiten, en una sola imagen y por un
vertiginoso efecto de zoom, el fichaje biométrico del rostro de cada uno de los miles de
espectadores presentes en un estadio, en una manifestación o en un mitin político (6).
Aunque los estudios serios demuestran la poca eficacia de la videovigilancia, la confianza
en esta tecnología sigue en aumento. Aprovechando la paranoia antiterrorista que ellos
mismos han creado, algunos gobiernos han constituido batallones de confidentes voluntarios
civiles que informan de lo que oyen y ven a las autoridades. El Departamento de Justicia
de Estados Unidos lanzó en 2002, bajo la presidencia de George W. Bush, la Operation Tips
(Operación Soplos) para convertir en confidentes a más de un millón de trabajadores cuya
particularidad era la de entrar en los hogares de la gente (fontaneros, antenistas,
albañiles, electricistas, jardineros), que debían llamar a un número de teléfono de la
policía si notaban algo sospechoso.
Pasar de una sociedad informada a una de informantes es el proyecto que acaba de lanzar la
Asociación de Sherifs de frontera de Texas ( Texas Border Sheriff 's Coalition ) que ha
colocado quince cámaras de videovigilancia a lo largo de la frontera con México en puntos
aislados y estratégicos. Las cámaras están conectadas a Internet (www.blueservo.net) y
cada ciudadano, a través del mundo, instalado en su casa frente a su ordenador, puede
espiar las áreas desérticas texanas o las riberas del Río Grande. Si ve pasar a algún
emigrante clandestino puede denunciarlo con un simple correo electrónico. Cerca de treinta
millones de individuos, de diversos países, ya han aceptado la función de confidente
voluntario de la policía de Texas para luchar contra la inmigración clandestina. Es fácil
de imaginar que, con la agravación de la crisis económica actual y el brutal aumento de la
xenofobia, si se instalase en Europa, a lo largo de las costas del Mediterráneo, un
sistema semejante de cámaras de vigilancia, el número de espías civiles voluntarios sería
sin duda importante.
Es una de las perversiones de la actual sociedad de control: desea convertir a los
ciudadanos, a la vez, en vigilados y en vigilantes. Cada uno debe espiar a los demás, al
tiempo que es él mismo espiado. O sea, en un marco democrático en el que cada individuo
está convencido de vivir en la mayor libertad, la realización del objetivo represivo
máximo de las sociedades totalitarias.
--
Notas:
(1) Sistema de espionaje planetario de las llamadas telefónicas y del correo electrónico,
dependiente de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en
inglés).
(2) Identificación por radiofrecuencia.
(3) Orwell lo concibió, en 1948, para denunciar a la sociedad estalinista, en contraste
con el Occidente "de democracia y libertad".
(4) La Ley de Videovigilancia aprobada en 1997 permitió, en España, la instalación en
lugares públicos de cámaras de vigilancia "para velar por la seguridad ciudadana". Uno de
los aspectos más criticados de esta Ley es que la mayoría de los ciudadanos ignora que
están siendo filmados, algo que vulnera la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) de
1999.
(5) Léase Armand Mattelart, Un Mundo vigilado , Paidós, Barcelona, 2009.
(6) Véase, por ejemplo, la imagen de la toma de posesión del Presidente Barack H. Obama:
http://gigapan.org/viewGigapanFullscreen.php?auth=033ef14483ee899496648c2b4b06233c Léase
también, Carlos Martínez, "Todos fichados", Rebelión , 30 de marzo de 2009.
3 DE MAYO DE 2009
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