Embiste Couriel

Embiste Couriel


Todos contra todos. Estas palabras describen lo que está pasando en el partido de gobierno en el año preelectoral. A las denuncias sobre actos de corrupción nacidas dentro del propio Frente Amplio se suman ahora ataques directos a las políticas claves de la administración Vázquez. El senador Alberto Couriel, por ejemplo, criticó esta semana la política cambiaria del ministro de Economía porque abatió el valor del dólar a un nivel "bajísimo", como pocas veces se vio en el país. Agregó que Uruguay carece de política industrial, denunció la reforma tributaria porque favorece más a las rentas del capital que a las del trabajo y opinó que la reforma de la salud es injusta con los desposeídos pues limita sus alternativas de asistencia médica. Casi nada.

A Couriel no le gusta esta política cambiaria porque abarata las importaciones, perjudica a la industria, agrava el saldo negativo de la balanza comercial y nos expone al riesgo de tener que hacer "altas devaluaciones" si cambia la actual coyuntura internacional. Además, fue muy cáustico en su juicio sobre la conducción del Banco Central. Según el senador oficialista, el ministerio de Industria no tiene idea de cuáles son "los rubros industriales a apoyar" al tiempo que dice compartir las quejas de los industriales textiles y del calzado. Ninguna de las dos reformas aprobadas por el Parlamento en 2007 se salvaron del ataque de Couriel. La tributaria, porque descargó el impuesto a la renta sobre los trabajadores sin afectar a las empresas. La de la salud, porque "debió haber contemplado de otra manera a los informales, los pobres y los desocupados que van a tener la exclusividad en los hospitales públicos sin la posibilidad de elegir".

Semejante embestida, más propia de un líder de la oposición que de un senador frentista, no pudo pasar inadvertida para los involucrados precisamente en los días en que se reunía, por primera vez en el año, la agrupación de gobierno del Frente Amplio, sin que allí se escucharan reproches de tan grueso calibre. Por el momento se ignora cómo reaccionarán los ministros Astori, Lepra y Muñoz ante la censura de Couriel, pero lo que es seguro es que todavía les deben arder las orejas.