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De las resistencias a las alternativas 1ra parte

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Mensaje  dayrdan Sáb Mar 01, 2008 1:47 pm

De las resistencias a las alternativas
27-02-08, Por Éric Toussaint *


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La tendencia actualmente dominante, impuesta desde hace unos 25 - 30 años, consiste en la continuación de la ofensiva capitalista neoliberal e imperialista. En los últimos años, esta tendencia se manifiesta en el recurso cada vez más frecuente a la guerra imperialista. Estas políticas se aplican tanto en los países más industrializados como en los países en desarrollo.
Dos grandes tendencias opuestas están en acción en el escenario internacional De las resistencias a las alternativas 1ra parte 333_6_1



Aunque muy débil en una escala mundial, un movimiento opuesto, cuyo epicentro se sitúa en Latinoamérica, se desarrolla desde finales de los años 90. Esta tendencia opuesta se expresa de varias maneras: la elección de presidentes que proclaman la ruptura con el neoliberalismo (un ciclo que comenzó con la elección de Hugo Chávez en 1998) o al menos una corrección del mismo: la suspensión del pago de la deuda pública externa con los acreedores privados por Argentina desde finales de diciembre de 2001 hasta marzo de 2005; la adopción de nuevas constituciones democráticas por las asambleas constituyentes de Venezuela, Bolivia y Ecuador; la consolidación de los derechos civiles y políticos y un progreso en los derechos económicos, sociales y culturales; el inicio de la recuperación del control público de las grandes empresas estatales (el petróleo venezolano – PDVSA), [1] de los recursos naturales (agua, petróleo y gas natural en Bolivia) y de los servicios esenciales (producción/distribución de electricidad y las telecomunicaciones en Venezuela); el fracaso del ALCA (tratado de libre comercio que Washington pretendía imponer en toda América); el lanzamiento del ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas) y el desarrollo de acuerdos comerciales y de intercambio entre Venezuela, Cuba y Bolivia; el refuerzo de Petrocaribe, que permite a los países caribeños no exportadores de petróleo comprar el venezolano con un descuento del 40 % con respecto al precio en el mercado mundial; la salida de Bolivia del CIRDI (o CIADI, Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones), tribunal de Banco Mundial; la expulsión del representante permanente del Banco Mundial en Ecuador; el anuncio del final de la base estadounidense de Manta (Ecuador) prevista para el año 2009; el lanzamiento del Banco del Sur.
Esta contratendencia sería inconcebible sin las grandes movilizaciones populares que en Latinoamérica se han opuesto a la ofensiva neoliberal de los años 80 (abril de 1985 en Santo Domingo, febrero de 1989 en Caracas) y que luego estallaron periódicamente en diversos rincones del planeta. La supervivencia de Cuba, a pesar del bloqueo y las agresiones de Washington, también ha contribuido al nacimiento de esta contratendencia, porque es un ejemplo viviente de la posibilidad hacer frente a la primera potencia económica y militar del mundo.La resistencia que el imperialismo encuentra en Irak, en Palestina y en Afganistán desempeña así mismo un papel fundamental, porque le dificulta a Estados Unidos la ejecución de una intervención militar directa en Latinoamérica mientras tiene que mantener un cuerpo expedicionario muy importante en Oriente Medio y en Asia Central.[2]
Estamos a las puertas del 2015, el año en el curso del cual se deben alcanzar los tímidos Objetivos del Milenio para el Desarrollo (OMD) [3] fijados por la Naciones Unidas en septiembre de 2003: apenas nos separan unos pocos años y el panorama que se presenta es muy inquietante.
Evidentemente, las condiciones de vida de una parte significativa de la población mundial se degradan, tanto en los países más industrializados como en las otras partes del planeta. Esta degradación concierne los ingresos, el empleo, la salud, la alimentación, el ambiente, la educación y el acceso a la cultura. Concierne también la aplicación de los derechos fundamentales de las personas, ya sea como individuos, ya sea como colectividades. La degradación es manifiesta en el plano de los equilibrios ecológicos, en las relaciones entre los Estados y los pueblos, con recurso a la agresión militar por las grandes potencias. Estados Unidos no es el único agresor, tiene aliados en Europa, donde varios países participaron —o participan aún— en la agresión contra Irak y Afganistán. Sin olvidar el terrorismo de Estado ejercido por el gobierno de Israel contra el pueblo palestino, en particular, y la intervención de las autoridades rusas contra el pueblo checheno.
Los episodios de barbarie se presentan todos los días ante nuestros ojos
Las mercancías, los servicios, los capitales y la información circulan sin trabas en el nivel planetario, mientras se impide a los habitantes de los países empobrecidos que se dirijan hacia los países ricos. Conceder a los capitales y a las mercaderías la libertad total de circulación y negársela a los seres humanos constituye una expresión de la barbarie contemporánea.
En Europa occidental y en Estados Unidos, lo que es particularmente repugnante, es la denegación de justicia a los solicitantes de asilo.
Es particularmente descorazonador escuchar a tantos dirigentes políticos, incluso de izquierda, acreditar la idea de que no es posible acoger toda la miseria del mundo y que, por lo tanto, de acuerdo con esta óptica, es en definitiva legítimo rechazar masivamente el derecho de asilo en los países del Norte antes que expulsar de forma colectiva a las personas privadas de este derecho o que prohibirles la entrada al territorio nacional. Pensemos en las personas abatidas por la balas cuando trataban de sortear las barreras de la Unión Europea en los enclaves españoles en Marruecos en el 2005. Pensemos en los miles de personas que pierden la vida tratando de atravesar el estrecho de Gibraltar o de alcanzar las islas Canarias. Estos hechos no son obviamente propios de Europa. Sabemos lo que pasa en la frontera sur de Estados Unidos, en el río Grande.
Mientras tanto, la concentración de riqueza en beneficio de una ínfima minoría de la población mundial alcanza unas alturas jamás igualadas en la historia de la humanidad. Algunos millares de capitalistas americanos, europeos, chinos, indios, africanos concentran una fortuna superior a la renta anual de la mitad de los habitantes del planeta. Esto también es barbarie.
El abismo entre los países ricos y los países empobrecidos se profundiza sin cesar. Es algo inaceptable.
Estas formas de degradación de esta denegación de justicia no podrán ser anuladas si no se invierte el curso político
El 2015 es fecha límite para unos objetivos del milenio demasiado modestos, ninguno de los cuales apunta a la raíz de los problemas: la desigualdad en la distribución de la riqueza [4] y la lógica del beneficio privado. En numerosos países no sólo no hay una aproximación a los objetivos del milenio, sino que se produce un alejamiento de los mismos. Este hecho es muy inquietante y, desde luego, hay que preguntarse si existen unas fuerzas suficientemente potentes capaces de contrarrestar la tendencia histórica en curso.
Esta tendencia se remonta a más de treinta años atrás, o sea, toda una generación humana. El golpe de Estado militar de Pinochet en Chile, en 1973, sirvió de laboratorio para la aplicación de las políticas neoliberales que progresivamente se generalizaron en Europa occidental —con Margaret Thatcher en 1979—, en América del Norte —durante la presidencia de Ronald Reagan, de 1981 a 1988— y en el resto del planeta, sobre todo con la restauración capitalista en Rusia y China.
El advenimiento de las fuerzas históricas de oposición
¿Existen fuerzas históricas capaces de oponerse a esta dominación progresiva del neoliberalismo? Es respuesta es sí. Si bien para algunos el origen fue la batalla de Seattle contra la OMC, en 1999, parece más apropiado considerar muchas otras fechas anteriores como hitos en el camino de la resistencia a la mundialización neoliberal. En este sentido, es importante el año 1989: al principio, esta fecha fue percibida sólo como el año de la caída del muro de Berlín, que por cierto tiene una importancia histórica. La caída del muro correspondió al fin de la caricatura de socialismo que fue el régimen burocrático staliniano, una versión desvariada del socialismo, que es un proyecto emancipador. Pero 1989 fue también el año del enorme levantamiento popular en Venezuela, el 27 de febrero, contra la aplicación del plan de ajuste estructural concebido por el FMI y el régimen en el poder. Los cambios que se producen desde hace 10 años en Venezuela no se pueden comprender si no se tiene en cuenta esta fecha, febrero de 1989. Ese mismo año se conmemoró el bicentenario de la Revolución Francesa y tuvo lugar la impresionante movilización contra el G7, reunido en París, bajo el signo de la lucha por la anulación de la deuda del Tercer Mundo. [5]
Segundo hito en el crecimiento de la resistencia al capitalismo neoliberal: 1994. Ese año tuvieron lugar tres eventos importantes:
1. El 1º de enero de 1994 estalló la rebelión zapatista en Chiapas. En ella se manifestó un actor que lucha desde hace siglos contra el ocupante español y los regímenes de opresión que le sucedieron. Este pueblo indígena (los mayas) expresaba unas reivindicaciones fundamentales. En un lenguaje universal se dirigió a todo el planeta en la voz, sobre todo, del subcomandante Marcos. Este hecho supera ampliamente su persona y sus características personales. Se ha convertido en la expresión de un movimiento más profundo, pues los indios de Chiapas no son los únicos interesados en este combate: los de Ecuador, se unieron especialmente en el seno de la Confederación de Naciones Indígenas de Ecuador (CONAIE), y, en 200l 2005, Evo Morales, aymará, dirigente político y sindical, fue el primer líder indígena elegido presidente de un país de Latinoamérica. [6]
El año 1994 está así marcado por la explosión de la lucha de un pueblo nativo que cuestionó el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, así como la contrarreforma agraria impuesta por el presidente neoliberal Carlos Salinas de Gortari. [7] El ejército zapatista de liberación nacional (EZLN) declaró la guerra al gobierno mexicano de una forma «pacífica», sin derramamiento de sangre. En concreto, el EZLN afirma: «Nos sublevamos y tomamos las armas, pero deseamos no tener que usarlas.» No es la última experiencia de guerrilla del siglo XX, sino la primera experiencia de un nuevo tipo de guerrilla del siglo XXI.
2. También en el año 1994 se «celebraba» 50º aniversario de la fundación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI). El acontecimiento se celebró con una extraordinaria concentración de protesta en Madrid. Esta manifestación, cuyo lema era «Las otras voces del planeta», inspiró más tarde a movimientos sociales franceses que, en la movilización contra el G7 de Lyon en 1996, organizaron colectivos con este nombre. [8] La iniciativa española reunió a ONG, movimientos como la «Plataforma 0,7», en la que unos jóvenes luchaban para que su país destinara el 0,7 % de su PIB a la ayuda pública al desarrollo, al CADTM [9] así como a sindicatos, movimientos feministas, ecologistas. Ya entonces, con ocasión de esta contracumbre, se aliaron una serie de movimientos que, más tarde, se encontrarían en Seattle en 1999, más tarde en Porto Alegre en el 2001, etc.
3. Tercer momento importante de 1994: el restallido de la crisis «Tequila», de nuevo en México. Hay que recordar que en 1993-1994 se hablaba del milagro asiático, del milagro mexicano, del milagro checo entre los países del este. Se hablaba de países emergentes y de grandes éxitos. La crisis Tequila conmovió a toda Latinoamérica. Fue el comienzo de una gran crisis financiera que golpeó sucesivamente al Sureste Asiático en 1997-1998, a Rusia en 1998, a Brasil en 1999, a Argentina y Turquía en 2000-2001.
Si bien el año 1989 señala el comienzo de una resistencia masiva y tenaz en toda Latinoamérica contra las políticas neoliberales, 1994 constituye un momento crucial en términos de expresión de nuevas formas de resistencia, de nuevas alianzas y de la crisis del modelo liberal, y 1999 hizo visible en una escala mundial y en tiempo real la posibilidad de luchar victoriosamente contra la OMC, un organismo planetario que simboliza la voluntad de transformar todas las relaciones humanas en mercancías. Estos jalones se inscriben en un ensamblaje más amplio de resistencias, así como de recomposición social y política.

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