Bogotá 23. mar. 08 (AFP).- El papel de Estados Unidos en el conflicto colombiano y especialmente en la operación que dió muerte al número dos de las FARC, Raúl Reyes, en territorio ecuatoriano, es centro de una viva polémica entre Bogotá y Quito. "La guerra la estamos ganando a las FARC gracias a que Estados Unidos ahora comparte información que antes se reservaba", dijo a la AFP un alto funcionario del ministerio de Defensa colombiano que pidió la reserva de su nombre.
"Hoy, obtenemos datos nítidos de coordenadas (ubicación), conversaciones e identificación de redes de apoyo, que los tiene desquiciados", agregó.
Reyes, hombre de confianza de Manuel Marulanda ('Tirofijo') máximo líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), murió el primero de marzo abatido por un bombardeo en Ecuador, lo que desencadenó en una crisis diplomática sin precedentes.
Ante la precisión del ataque, versiones divulgadas en Quito y la misma guerrilla señalan que en el ataque se usó sofisticado armamento "inteligente" que sólo posee Estados Unidos, señalamiento que ha sido negado tanto por Washington como por el gobierno de Alvaro Uribe.
"No usamos armas inteligentes de Estados Unidos, utilizamos parte de la inteligencia que nos suministró ese país para emplear nuestro propio arsenal, y que gracias a los convenios de cooperación es muy sofisticado", señaló el funcionario del ministerio de Defensa.
La participación estadounidense "se limitó a la entrega de información clave directamente a la policía colombiana, cuyo director (el general Oscar Naranjo) goza de la total confianza de Washington", agregó.
Bogotá sostiene que para la operación su aviación usó diez bombas convencionales lanzadas desde Colombia por cinco aviones Super Tucano (fabricación brasileña) y tres aeronaves A-37 (de fabricación) estadounidenses.
Pero un diario local de Quito, dijo que una investigación de la Fuerza Aérea ecuatoriana estableció que en el operativo se usaron diez bombas GBU 12 Paveway II de 500 libras, similares a las usadas en Irak y que "no pueden ser transportadas por los aviones de que dispone Bogotá".
Autoridades ecuatorianas también miran con recelo que un avión HC-130 estadounidense haya despegado de la Base de Manta -bajo control de Estados Unidos y situada a unos 230 kms al suroeste de Quito-, horas antes del ataque.
El general en retiro Néstor Ramírez, ex número dos del Ejército colombiano, considera que dadas las características del ataque, éste pudo haber sido realizado sólo por aviones colombianos.
"Las bombas del Tucano tienen tres sistemas de guía y pueden llegar al blanco con un margen de error de tan sólo 30 centímetros", explicó a la AFP.
Los aviones Supertucano cuentan además con avanzados sistemas de visión nocturna y tecnología de detección térmica.
Por su parte, las FARC sostienen que la operación en la que murió Reyes "fue llevada a cabo por el Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos y sus subalternos colombianos", según un comunicado divulgado el jueves por el canal Telesur con sede en Venezuela.
En tanto la agencia Anncol, cercana a los rebeldes, aseguró que prueba de la participación de Washington en el operativo es la presencia en Bogotá, el viernes anterior a la operación, de Joseph Nimmich, director de la Fuerza de Tarea Conjunta Inter-agencial del Comando Sur de Estados Unidos.
Estados Unidos ha tenido en el presidente Uribe a su principal aliado en América Latina y ha entregado a Colombia más de 4.000 millones de dólares desde el año 2000 para el combate al narcotráfico y a las organizaciones armadas de izquierda.
En octubre de 2004, el congreso estadounidense autorizó duplicar el número de militares estadounidenses en Colombia (800 soldados), y pasó de 400 a 600 el número de contratistas civiles del Departamento de Estado.
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