Fray Bentos El esplendor se terminó 1
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Fray Bentos El esplendor se terminó 1
Fray Bentos El esplendor se terminó 1
A media máquina
El esplendor se terminó. Los locales cierran, las ventas bajan y el movimiento cesa. Así, los fraybentinos despiertan de lo que fue una changa de dos años: la construcción de Botnia. Algunos se aferran a la esperanza: un posible regreso de Ence o el viaje a Conchillas.
Eloísa Capurro | En Fray Bentos
Son las dos de la tarde y la avenida principal de Fray Bentos apenas se mueve. En la vereda, las mesas de los restaurantes están vacías. Apenas algún fraybentino tomando una cerveza para apaciguar el calor que se siente en pleno abril. Los comercios están cerrados y seguirán así al menos por una hora más, cuando la ciudad comience a despertar de la siesta. Finlandeses no se ven; su presencia está a lo lejos en la imagen de la chimenea de Botnia que hoy sigue moviendo dinero, pero ya no para Fray Bentos.
Fueron dos años de auge para una localidad que necesitaba un respiro de aquella "ciudad fantasma" en la que se había convertido tras el cierre del Frigorífico Anglo en 1979. Durante la construcción de la planta de celulosa Botnia el pico de obreros llegó a las 5.300 personas y se calcula que fueron más de 5.000 los empleos indirectos. De los obreros, 2.650 eran uruguayos y 1.590 eran de Fray Bentos.
Pero hoy el boom terminó. En Botnia quedan sólo 300 operarios, de los cuales al menos 180 son uruguayos. Y apenas 33 son de Fray Bentos. De a poco la ciudad comienza a despertar de aquel sueño. Los comerciantes vieron disminuidas sus ventas en un 50% o más y las obras, principal fuente de trabajo en la ciudad, se frenaron. Por la avenida 18 de Julio hay por lo menos 20 locales cerrados. Muchos de ellos fueron comercios golondrina que llegaron con Botnia y como vinieron, se fueron.
Según el INE la desocupación alcanza al 14% en Río Negro, el mayor alza del país en lo que va de 2007. De los 2.881 desempleados que el departamento generó ese año, 2.335 fueron de Fray Bentos. Y con la desocupación llega la delincuencia. Una fuente policial, que prefirió no ser identificada, indicó que la criminalidad subió al doble, especialmente hurtos realizados por menores. Por ahora no hay asentamientos. Pero el temor está en qué pasará en invierno cuando, según estimaciones del Sunca, 200 trabajadores terminen de cobrar sus seguros de paro y queden sin trabajo y sin ingresos.
Algunos hablan de una "changa" que duró un año y medio que dejó a muchos con las ganas de más. Las expectativas eran grandes. Mucha gente aprovechó el boom para amueblar su casa y comprarse la añorada moto. Hoy están endeudados. El dueño de una casa de venta de motos, que prefirió no dar su nombre, dijo que durante la construcción de la planta se vendían entre 12 y 13 vehículos por día. De esos clientes hoy un 20% están morosos. En el local de créditos Pronto las consultas el día de pago de Botnia duplicaban las de un día normal. En un local de Movistar las ventas pasaron de 17 celulares por día a cinco y, de pasar a comprar a contado, el 70% de los clientes prefieren hacerlo a crédito. "Hubo gente que creyó que con esto tocaba el cielo con las manos", opinó el párroco José Luis Sanchis. "Se malgastó mucho. Hay gente que supo aprovechar y salió adelante y otra gente que vivió a lo rey y ahora tiene que vivir a lo pordiosero", agregó.
Los comercios que sobreviven son los que ya tienen una historia en la ciudad. "Nosotros tenemos 17 años en Fray Bentos y con o sin Botnia vamos a seguir", dijo Guillermo Rosas, administrador de una casa que vende muebles, electrodomésticos y motos. Aunque reconoce haber sentido la baja en las ventas, para Rosas el fenómeno Botnia es especial. Por eso cuando habla de balances, prefiere evitar comparaciones. "Nosotros vamos a comparar este año con el 2002 porque estos fueron años muy especiales. Y en esa relación hoy estamos un 100% mejor en cuanto a ventas", dijo.
Lo mismo opina el intendente de Río Negro, Omar Lafluf, para quien 2008 deberá compararse sólo con 2003 o 2004. "Ésa es la comparación que hay que hacer. Porque en 2006 había 5.000 personas más consumiendo en la zona", dijo. Al ser consultado sobre el alto índice de desempleo en el departamento, Lafluf lo relativizó. "Eso se mide también respecto a la cantidad de gente que busca trabajo. En 2003 o 2004 nadie buscaba trabajo porque no había nada, y a pesar de eso llegamos a un 22% de desocupación en esa época".
Otros se la jugaron con sus emprendimientos y ahora tienen que empezar de cero. Fabiana Martínez es una de ellas; se vino de Buenos Aires junto con Botnia para instalar su restaurante El patio de Cuqui, que se volvió centro de reunión para los finlandeses. Pero una vez que la construcción de la planta culminó, su clientela comenzó a mermar y Martínez cerró el local en marzo. "Estoy haciendo el duelo todavía", dijo. "Cuando el lugar se abrió fue alucinante. Se trabajó bien y venían 30 o 40 personas por día, y un 70% eran extranjeros". Pero a partir de diciembre la cantidad de visitantes bajó a 20 y luego a 10. Hubo noches que cerraron con cinco comensales. Martínez todavía apuesta a Fray Bentos y por eso decidió quedarse, aunque abriendo un nuevo local, más céntrico y orientado hacia el público local. En su carta ya no se verá el salmón ni las salsas picantes sino que estarán las viandas. "Ahora hacemos doble horario, antes sólo abríamos de noche. Cocinamos pizzas, empanadas, chivitos, minutas y viandas. El patio fue un negocio de temporada, como haber abierto un local en Punta del Este, donde sabés que tenés un plazo. Yo pensé que el plazo iba a ser más largo", comentó.
Como ella son muchos los que recogen mucho menos de lo que esperaban sembrar. "Para mí es la misma ciudad fantasma que antes", opinó Daniel Matera, dueño de la heladería Deleite. Como muchos fraybentinos, Matera se fue a Nueva Helvecia, Colonia, en 1998 intentado escapar de la crisis. Allí, junto a 380 operarios trabajó en Parmalat hasta noviembre del año pasado, cuando decidió volver a su ciudad natal. "Mis clientes fueron perjudicados por el piquete. Yo trabajaba con la gente del free-shop, los despachantes de Aduana. Durante la construcción de la planta se veía movimiento. Pero hoy en un día regular, de buen trabajo, no tengo a ningún empleado de Botnia acá", dijo. Para él, como para el resto de los fraybentinos, los cobros de Botnia pasan desapercibidos. "Cuando trabajaba el Anglo se cobraba el pago y las jubilaciones y se sentía. Lo mismo me pasaba en Parmalat. Todo el mundo lo esperaba porque cambiaba la ciudad. Hoy el efecto de `paga Botnia` no se ve".
Incluso los rubros que aún están relacionados con la planta sufren la merma. Homer Demassi, un empresario fraybentino, tenía cinco camiones trabajando para Botnia durante su construcción. Luego pasó a tener dos para el traslado de madera. Pero cuando el negocio dejó de serle rentable, se quedó sólo con uno para contenedores. "Con madera trabajaba a 42 centésimos el kilómetro y ahora con el contenedor trabajo a 60 centésimos. Además con los porcentajes de combustibles, no me era rentable", dijo. A Botnia entran por día 280 camiones; en la ruta ya no hay embotellamientos.
Fernando Polero es padre de familia y, cuando vio que Botnia se acercaba, no dudó en comprar un ómnibus que lo ayudara a levantar su nivel de vida. Él había sido uno de los tantos fraybentinos que quedaron sin empleo tras el piquete. Durante un año y tres meses se dedicó a trasladar a los obreros de la planta y por mes conseguía facturar entre 30.000 y 35.000 pesos, trabajando de lunes a viernes. Junto con él fueron otros 70 ómnibus los que disfrutaron de la bonanza. Pero hoy la empresa trabaja sólo con tres vehículos. Polero logró vender el suyo y hoy volvió a ser un desempleado. Con el sueldo de su esposa, que también quedó sin trabajo por el piquete y hoy es empleada en una farmacia, intenta subsistir. La cifra apenas llega a los 4.000 pesos por mes.
No falta quienes se resisten a abandonar la esperanza y piensan en un regreso de la empresa española Ence, que dejó en Fray Bentos el mayor movimiento de tierras del país, un puerto construido, un vivero que funciona y una gran sensación de amargura. Es que la partida de la empresa fue un golpe duro para la ciudad, que preveía más puestos de trabajo. Según el presidente del Sunca en Río Negro, Sergio Campero, en la construcción de Ence se podrían haber empleado la misma cantidad o más obreros que en Botnia y se habría trabajado por más tiempo. "Nosotros no recibimos palabra oficial de por qué se fue", insiste aún Campero.
A media máquina
El esplendor se terminó. Los locales cierran, las ventas bajan y el movimiento cesa. Así, los fraybentinos despiertan de lo que fue una changa de dos años: la construcción de Botnia. Algunos se aferran a la esperanza: un posible regreso de Ence o el viaje a Conchillas.
Eloísa Capurro | En Fray Bentos
Son las dos de la tarde y la avenida principal de Fray Bentos apenas se mueve. En la vereda, las mesas de los restaurantes están vacías. Apenas algún fraybentino tomando una cerveza para apaciguar el calor que se siente en pleno abril. Los comercios están cerrados y seguirán así al menos por una hora más, cuando la ciudad comience a despertar de la siesta. Finlandeses no se ven; su presencia está a lo lejos en la imagen de la chimenea de Botnia que hoy sigue moviendo dinero, pero ya no para Fray Bentos.
Fueron dos años de auge para una localidad que necesitaba un respiro de aquella "ciudad fantasma" en la que se había convertido tras el cierre del Frigorífico Anglo en 1979. Durante la construcción de la planta de celulosa Botnia el pico de obreros llegó a las 5.300 personas y se calcula que fueron más de 5.000 los empleos indirectos. De los obreros, 2.650 eran uruguayos y 1.590 eran de Fray Bentos.
Pero hoy el boom terminó. En Botnia quedan sólo 300 operarios, de los cuales al menos 180 son uruguayos. Y apenas 33 son de Fray Bentos. De a poco la ciudad comienza a despertar de aquel sueño. Los comerciantes vieron disminuidas sus ventas en un 50% o más y las obras, principal fuente de trabajo en la ciudad, se frenaron. Por la avenida 18 de Julio hay por lo menos 20 locales cerrados. Muchos de ellos fueron comercios golondrina que llegaron con Botnia y como vinieron, se fueron.
Según el INE la desocupación alcanza al 14% en Río Negro, el mayor alza del país en lo que va de 2007. De los 2.881 desempleados que el departamento generó ese año, 2.335 fueron de Fray Bentos. Y con la desocupación llega la delincuencia. Una fuente policial, que prefirió no ser identificada, indicó que la criminalidad subió al doble, especialmente hurtos realizados por menores. Por ahora no hay asentamientos. Pero el temor está en qué pasará en invierno cuando, según estimaciones del Sunca, 200 trabajadores terminen de cobrar sus seguros de paro y queden sin trabajo y sin ingresos.
Algunos hablan de una "changa" que duró un año y medio que dejó a muchos con las ganas de más. Las expectativas eran grandes. Mucha gente aprovechó el boom para amueblar su casa y comprarse la añorada moto. Hoy están endeudados. El dueño de una casa de venta de motos, que prefirió no dar su nombre, dijo que durante la construcción de la planta se vendían entre 12 y 13 vehículos por día. De esos clientes hoy un 20% están morosos. En el local de créditos Pronto las consultas el día de pago de Botnia duplicaban las de un día normal. En un local de Movistar las ventas pasaron de 17 celulares por día a cinco y, de pasar a comprar a contado, el 70% de los clientes prefieren hacerlo a crédito. "Hubo gente que creyó que con esto tocaba el cielo con las manos", opinó el párroco José Luis Sanchis. "Se malgastó mucho. Hay gente que supo aprovechar y salió adelante y otra gente que vivió a lo rey y ahora tiene que vivir a lo pordiosero", agregó.
Los comercios que sobreviven son los que ya tienen una historia en la ciudad. "Nosotros tenemos 17 años en Fray Bentos y con o sin Botnia vamos a seguir", dijo Guillermo Rosas, administrador de una casa que vende muebles, electrodomésticos y motos. Aunque reconoce haber sentido la baja en las ventas, para Rosas el fenómeno Botnia es especial. Por eso cuando habla de balances, prefiere evitar comparaciones. "Nosotros vamos a comparar este año con el 2002 porque estos fueron años muy especiales. Y en esa relación hoy estamos un 100% mejor en cuanto a ventas", dijo.
Lo mismo opina el intendente de Río Negro, Omar Lafluf, para quien 2008 deberá compararse sólo con 2003 o 2004. "Ésa es la comparación que hay que hacer. Porque en 2006 había 5.000 personas más consumiendo en la zona", dijo. Al ser consultado sobre el alto índice de desempleo en el departamento, Lafluf lo relativizó. "Eso se mide también respecto a la cantidad de gente que busca trabajo. En 2003 o 2004 nadie buscaba trabajo porque no había nada, y a pesar de eso llegamos a un 22% de desocupación en esa época".
Otros se la jugaron con sus emprendimientos y ahora tienen que empezar de cero. Fabiana Martínez es una de ellas; se vino de Buenos Aires junto con Botnia para instalar su restaurante El patio de Cuqui, que se volvió centro de reunión para los finlandeses. Pero una vez que la construcción de la planta culminó, su clientela comenzó a mermar y Martínez cerró el local en marzo. "Estoy haciendo el duelo todavía", dijo. "Cuando el lugar se abrió fue alucinante. Se trabajó bien y venían 30 o 40 personas por día, y un 70% eran extranjeros". Pero a partir de diciembre la cantidad de visitantes bajó a 20 y luego a 10. Hubo noches que cerraron con cinco comensales. Martínez todavía apuesta a Fray Bentos y por eso decidió quedarse, aunque abriendo un nuevo local, más céntrico y orientado hacia el público local. En su carta ya no se verá el salmón ni las salsas picantes sino que estarán las viandas. "Ahora hacemos doble horario, antes sólo abríamos de noche. Cocinamos pizzas, empanadas, chivitos, minutas y viandas. El patio fue un negocio de temporada, como haber abierto un local en Punta del Este, donde sabés que tenés un plazo. Yo pensé que el plazo iba a ser más largo", comentó.
Como ella son muchos los que recogen mucho menos de lo que esperaban sembrar. "Para mí es la misma ciudad fantasma que antes", opinó Daniel Matera, dueño de la heladería Deleite. Como muchos fraybentinos, Matera se fue a Nueva Helvecia, Colonia, en 1998 intentado escapar de la crisis. Allí, junto a 380 operarios trabajó en Parmalat hasta noviembre del año pasado, cuando decidió volver a su ciudad natal. "Mis clientes fueron perjudicados por el piquete. Yo trabajaba con la gente del free-shop, los despachantes de Aduana. Durante la construcción de la planta se veía movimiento. Pero hoy en un día regular, de buen trabajo, no tengo a ningún empleado de Botnia acá", dijo. Para él, como para el resto de los fraybentinos, los cobros de Botnia pasan desapercibidos. "Cuando trabajaba el Anglo se cobraba el pago y las jubilaciones y se sentía. Lo mismo me pasaba en Parmalat. Todo el mundo lo esperaba porque cambiaba la ciudad. Hoy el efecto de `paga Botnia` no se ve".
Incluso los rubros que aún están relacionados con la planta sufren la merma. Homer Demassi, un empresario fraybentino, tenía cinco camiones trabajando para Botnia durante su construcción. Luego pasó a tener dos para el traslado de madera. Pero cuando el negocio dejó de serle rentable, se quedó sólo con uno para contenedores. "Con madera trabajaba a 42 centésimos el kilómetro y ahora con el contenedor trabajo a 60 centésimos. Además con los porcentajes de combustibles, no me era rentable", dijo. A Botnia entran por día 280 camiones; en la ruta ya no hay embotellamientos.
Fernando Polero es padre de familia y, cuando vio que Botnia se acercaba, no dudó en comprar un ómnibus que lo ayudara a levantar su nivel de vida. Él había sido uno de los tantos fraybentinos que quedaron sin empleo tras el piquete. Durante un año y tres meses se dedicó a trasladar a los obreros de la planta y por mes conseguía facturar entre 30.000 y 35.000 pesos, trabajando de lunes a viernes. Junto con él fueron otros 70 ómnibus los que disfrutaron de la bonanza. Pero hoy la empresa trabaja sólo con tres vehículos. Polero logró vender el suyo y hoy volvió a ser un desempleado. Con el sueldo de su esposa, que también quedó sin trabajo por el piquete y hoy es empleada en una farmacia, intenta subsistir. La cifra apenas llega a los 4.000 pesos por mes.
No falta quienes se resisten a abandonar la esperanza y piensan en un regreso de la empresa española Ence, que dejó en Fray Bentos el mayor movimiento de tierras del país, un puerto construido, un vivero que funciona y una gran sensación de amargura. Es que la partida de la empresa fue un golpe duro para la ciudad, que preveía más puestos de trabajo. Según el presidente del Sunca en Río Negro, Sergio Campero, en la construcción de Ence se podrían haber empleado la misma cantidad o más obreros que en Botnia y se habría trabajado por más tiempo. "Nosotros no recibimos palabra oficial de por qué se fue", insiste aún Campero.
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