Fray Bentos El esplendor se terminó 3
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Fray Bentos El esplendor se terminó 3
Fray Bentos El esplendor se terminó 3
Catalina Kravic es fraybentina y su hija tiene un almacén frente a este barrio, denominado Fray Bentos 2000. Ella todavía recuerda los 60 casilleros de cerveza que solía pedir, los 26.000 pesos que ganaba en la venta de tarjetas de teléfono y los 39 kilos de pan que ordenaba a La Spezia, todo por los finlandeses. Hoy apenas si llegan 20 personas al local. "Cuando se ocupen estas viviendas esperamos volver un poco al nivel de antes", comenta. Según Lafluf, el convenio está por ser firmado.
Otros obreros se hospedaron en hoteles, como el Gran Hotel Fray Bentos, que fue reformado por la llegada de los finlandeses. Desde la recepción, el visitante sabe a qué público está dirigido el hotel. Tres relojes plateados muestran la hora de lugares claves: Fray Bentos, Londres y Helsinki. Por una noche para una persona la tarifa alcanza los 64 dólares, cuando el resto de los hospedajes de la ciudad no supera los 700 pesos. Durante la construcción de la planta la ocupación en el hotel alcanzaba el 90%, hoy llega al 67%. Similar es la situación en los hoteles La Posada y Plaza, donde Botnia bloqueó un 50% y un 30% de las habitaciones respectivamente. El contrato vence a fines de abril pero ya hay muchas sin usar. La siguiente apuesta de los hoteles será al movimiento comercial.
Las casas de los fraybentinos también sirvieron para alojar a finlandeses. Entonces los alquileres que estaban en 6.000 o 7.000 pesos por mes llegaron a los 500 dólares. Un alquiler de 1.000 dólares era algo normal. En ese boom muchos fraybentinos optaron por irse a vivir a casas de familiares o incluso alquilar lugares de menor valor. Pero hoy los finlandeses viven con sus familias en el barrio residencial Jardín por lo que los alquileres volvieron al nivel de los fraybentinos, rondando los 5.000 pesos y ayudados por créditos inmobiliarios.
Los hijos de los extranjeros asisten al colegio y liceo Laureles, una de las instituciones que se salvó de la bancarrota gracias a la planta. Su director de Secundaria, Jorge Piccart, explicó que gracias a la inversión que la empresa hizo en el centro educativo se pudieron pagar deudas largamente atrasadas. "Hicimos convenios con la empresa y cedimos salones para que los técnicos se prepararan. Y una vez que se retiraron, quedaron para nosotros", dijo. De estar a punto de cerrar, hoy el colegio tiene 350 alumnos. En sus aulas trabajan dos maestras finlandesas que enseñan a los 16 alumnos extranjeros que hay. Antes eran 36. Música, dibujo y educación física son las únicas asignaturas que comparten con los estudiantes fraybentinos.
Algunos mejor y otros peor, lo general es el desánimo. "Espiritualmente están destrozados. La gente se hizo el bocho con la famosa prosperidad y no era tal", opinó el párroco Sanchis.
Para algunos la respuesta debe venir del sector privado. "La subida en la cresta de la ola fue desmedida. Y a la gente le queda ese recuerdo y ve que hoy vuelve a ser una ciudad gris. Pero creo que estamos en un cero y depende de nosotros mejorar. Ahora es donde tiene que aparecer el sector privado, fundamentalmente el que se enriqueció con la venida de Botnia", dijo el edil blanco Bruno Danzov.
La Intendencia ya habla de un parque industrial en lo que quedó del complejo de Ence, inyecciones en el sector turístico y de producción de fertilizante líquido en antiguas instalaciones del frigorífico Anglo. También la construcción de una comisaría en la intersección de las rutas 2 y 24 esperanzó al sector de la construcción. "Hay proyectos en la vuelta y uno se desespera por tratar de conseguirlos", dijo Lafluf.
Mientras tanto, el pueblo sigue esperando.
Las cifras
1.200 millones de dólares es el costo total que la empresa finlandesa Botnia invirtió en la planta uruguaya.
60 empresas subcontratadas fueron las que se necesitaron durante la construcción de la planta.
2 millones de dólares costó la construcción de las 108 viviendas en el barrio Fray Bentos 2000.
2 millones de metros cúbicos de tierra se removieron en la preparación del terreno donde está instalada Botnia.
15.000 toneladas de acero se utilizaron durante la construcción de las estructuras metálicas empleadas en la obra civil.
3.000 toneladas de celulosa por día se producirán, para lo que se necesitarán 10.000 metros cúbicos de madera.
700 millones de dólares es lo que se estima que Botnia, que funciona desde noviembre, exportará de forma anual.
La responsabilidad social
El principal reclamo de los fraybentinos para con Botnia no pasa por la contaminación, sino por la "responsabilidad social". La última puja tuvo como centro un tomógrafo para el hospital de Fray Bentos. El 5 de marzo, la ministra de Salud Pública, María Julia Muñoz, le recordó a la empresa finlandesa la necesidad de costear la refacción de la emergencia del hospital. "Los servicios públicos deben contar con tecnología apropiada y dentro de la responsabilidad social de la empresa, está el apoyo al Hospital", dijo la ministra. Botnia había contratado un servicio de emergencia en obra del hospital pero pagándolo con niveles del sector privado. El resto de dinero iría a parar a una comisión administrativa que destinaría los fondos. Según Magdalena Ibáñez, de la Fundación Botnia, la empresa nunca discutió la compra directa de un tomógrafo para el hospital.
En su página web, Botnia dice asumir la responsabilidad que implica ser miembro de una comunidad, "actuando con el principio de desarrollo sostenible, prestando siempre atención al efecto de largo plazo de las actividades y al bienestar de la sociedad que los rodea". Al contrario de lo que muchos fraybentinos piensan, para la empresa su responsabilidad no ha aumentado a raíz de la ida de Ence. "Es un área más de trabajo, ya está dentro de lo que es la misión de la empresa. Trabajamos con las comunidades buscando que tengan autogestión y sean autosostenibles en el futuro", opinó Ibáñez. Pero no es sólo para Fray Bentos, sino todo el departamento de Río Negro, así como Paysandú y Soriano.
En este sentido han promovido talleres de capacitación informática y talleres laborales para servicios hoteleros y gastronómicos. También ha contribuido con merenderos y escuelas. Para asegurarse el acercamiento a la sociedad, la empresa deja en los zaguanes de los fraybentinos la revista Espacio Botnia, donde informa de sus actividades.
Para la empresa el aporte es claro. "Se vio en todos los informes de monitoreo. Aumentó la capacitación laboral en los servicios de comercios y hotelerías. Y se vio cómo cambiaron en servicios. Yo creo que todas esas cosas son indicadores de crecimiento y desarrollo de una comunidad", dijo Ibañez.
Pero algunos todavía tienen quejas. Rafael Coma, un quiosquero, de 38 años, se quejó de la falta de apoyo que su club deportivo ubicado en el centro Perotalis tiene por parte de los finlandeses. Para él la llegada de la planta no afectó a la ciudad. "Fue ese año y medio que dieron trabajo y después no colaboraron con nada", dijo.
Para el presidente de la asociación de comerciantes, Leopoldo Cayrús, lo que faltaron fueron más obreros locales. "Yo lo que le puedo reprochar a Botnia es que me hubiera gustado ver más gente de Fray Bentos en la parte operativa. Porque los fraybentinos podrían haberse formado al lado de técnicos o especialistas que ellos traían y quedar en la plantilla un número mayor al que existe hoy", opinó Cayrús.
La empresa además ha lanzado un llamado a jóvenes de Fray Bentos, Mercedes y alrededores para capacitarlos como "eventuales técnicos de planta". Pero los ciudadanos poco saben del llamado. Sólo en uno de los varios centros comerciales de la ciudad figuraban algunos folletos con los datos.
¡Gracias piqueteros!
Una de las grandes expectativas de Fray Bentos es el cobro de los subsidios que el gobierno había prometido para los afectados por el piquete que desde noviembre de 2006 los activistas mantienen en la ruta 136. Fueron 214 empleos los que se perdieron debido al cese de actividades en el puente General San Martín.
El pago había sido prometido para el mes de febrero. Pero el decreto está por salir del Tribunal de Cuentas y todavía tiene que volver al Ministerio de Economía. Hasta el momento hay 61 beneficiarios y 23 solicitudes desestimadas. Los subsidios van desde 10.000 a 100.000 pesos.
Algunos no dudan en culpar, aunque indirectamente, a Botnia. Para el comerciante Daniel Matera fueron más los empleos que se perdieron a raíz del corte de puentes que los que se ganaron con la instalación de Botnia. "Para mí el impacto de Botnia es negativo. Porque además los sueldos de los que trabajaban en el puente eran altos", opinó.
A pesar de la pérdida de empleos que el piquete provocó, en Fray Bentos es común la idea de que los activistas terminaron beneficiando a la ciudad. Es que el atractivo que la ciudad argentina de Gualeguaychú podía ejercer en los obreros de Botnia era grande. "Tuvimos una gran ventaja, un regalo de Dios, que fueron los cortes de puentes", dijo el párroco Sanchis. "Gracias a los piqueteros la plata de Botnia se quedó en Fray Bentos, sino se hubiera ido a Gualeguaychú".
Eduardo Pérez, gerente del free-shop de Fray Bentos, fue uno de los tantos afectados por el corte en Gualeguaychú. Su negocio pasó de tener 3.000 personas por día a tener 50 clientes. Por ahora lo mantendrá abierto, por respeto a su contrato y también por la esperanza de que mañana se abra el puente. "Va a costar mucho retomar el dinero perdido, pero si se abre el puente mañana, en pocos días el movimiento vuelve a ser normal", dijo confiado.
Por ahora el panorama no es muy alentador. Frente a su negocio el restaurante Coriné está abandonado al igual que una casilla de información turística. La maleza está más alta que nunca desde que el puente abrió y lo invade todo. Lo único que allí queda de la bandera nacional son retazos.
Frigorífico Anglo
Es uno de los mayores recuerdos de los fraybentinos. Durante más de 50 años y hasta su cierre en 1979 el frigorífico Anglo empleó a unas 5.000 personas. La industria supo darle un aire cosmopolita a la capital del departamento de Río Negro que vio la llegada de ingleses y alemanes. "Cuando cerró fue una catástrofe. Ahí los trabajadores estaban de forma continua, no por algunos meses, y la población de Fray Bentos dependía del frigorífico", recordó el intendente Omar Lafluf.
Puente San Martín
Como hoy lo admiten muchos habitantes, fue una changa parecida a la de la construcción de la empresa de Botnia. Desde 1972 a 1976 hasta unos mil obreros trabajaron en la construcción de los 5,4 kilómetros de cemento que unen las localidades de Puerto Unzué, en Entre Ríos, Argentina, con Fray Bentos. Las obras se financiaron a través de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). "Generó un movimiento estacional que no estaba antes, pero después se terminó", recuerda Eduardo Páez, gerente del free-shop que está a la cabecera uruguaya del puente.
Planta de Botnia
Cansados de vivir del municipio, los fraybentinos esperaban que Botnia fuera la siguiente gran industria que revitalizara la ciudad. Y por dos años lo fue. La construcción de la planta logró la mayor concentración de gente en los últimos 30 años. Pero de los 5.300 empleados que se llegaron a tener, hoy Botnia emplea sólo a 300. La mayoría son uruguayos, aunque aún quedan varios finlandeses transmitiendo su know-how. "No se pensó que fuera tan rápido el cambio", dijo Magdalena Ibarra de la Fundación Botnia.
Espejismos en la ciudad
A donde quiera que miren los fraybentinos aún ven los espejismos de lo que la ciudad era durante la construcción de Botnia. Las esquinas de la Plaza Constitución estaban colmadas con 20 personas o más esperando los ómnibus. Hoy ni siquiera los bancos de la plaza logran llenarse. Las calles abundaban en idiomas: checo, polaco, finés, portugués. Pero hoy los que deambulan son los propios fraybentinos, que se dan cita en el centro de la ciudad sólo a partir de las seis de la tarde. La calle Rincón se había revitalizado y competía con la avenida 18 de julio, principal arteria de la ciudad. Hoy nuevamente está desierta. Se hablaba de que llegarían cadenas como Mc Donald`s, la tienda de ropa masculina Los Cuatro Ases o supermercados Disco. Esos, como muchos otros sueños, quedaron frustrados.
Extrañamente este artículo lo publicó El País.
Volta
Catalina Kravic es fraybentina y su hija tiene un almacén frente a este barrio, denominado Fray Bentos 2000. Ella todavía recuerda los 60 casilleros de cerveza que solía pedir, los 26.000 pesos que ganaba en la venta de tarjetas de teléfono y los 39 kilos de pan que ordenaba a La Spezia, todo por los finlandeses. Hoy apenas si llegan 20 personas al local. "Cuando se ocupen estas viviendas esperamos volver un poco al nivel de antes", comenta. Según Lafluf, el convenio está por ser firmado.
Otros obreros se hospedaron en hoteles, como el Gran Hotel Fray Bentos, que fue reformado por la llegada de los finlandeses. Desde la recepción, el visitante sabe a qué público está dirigido el hotel. Tres relojes plateados muestran la hora de lugares claves: Fray Bentos, Londres y Helsinki. Por una noche para una persona la tarifa alcanza los 64 dólares, cuando el resto de los hospedajes de la ciudad no supera los 700 pesos. Durante la construcción de la planta la ocupación en el hotel alcanzaba el 90%, hoy llega al 67%. Similar es la situación en los hoteles La Posada y Plaza, donde Botnia bloqueó un 50% y un 30% de las habitaciones respectivamente. El contrato vence a fines de abril pero ya hay muchas sin usar. La siguiente apuesta de los hoteles será al movimiento comercial.
Las casas de los fraybentinos también sirvieron para alojar a finlandeses. Entonces los alquileres que estaban en 6.000 o 7.000 pesos por mes llegaron a los 500 dólares. Un alquiler de 1.000 dólares era algo normal. En ese boom muchos fraybentinos optaron por irse a vivir a casas de familiares o incluso alquilar lugares de menor valor. Pero hoy los finlandeses viven con sus familias en el barrio residencial Jardín por lo que los alquileres volvieron al nivel de los fraybentinos, rondando los 5.000 pesos y ayudados por créditos inmobiliarios.
Los hijos de los extranjeros asisten al colegio y liceo Laureles, una de las instituciones que se salvó de la bancarrota gracias a la planta. Su director de Secundaria, Jorge Piccart, explicó que gracias a la inversión que la empresa hizo en el centro educativo se pudieron pagar deudas largamente atrasadas. "Hicimos convenios con la empresa y cedimos salones para que los técnicos se prepararan. Y una vez que se retiraron, quedaron para nosotros", dijo. De estar a punto de cerrar, hoy el colegio tiene 350 alumnos. En sus aulas trabajan dos maestras finlandesas que enseñan a los 16 alumnos extranjeros que hay. Antes eran 36. Música, dibujo y educación física son las únicas asignaturas que comparten con los estudiantes fraybentinos.
Algunos mejor y otros peor, lo general es el desánimo. "Espiritualmente están destrozados. La gente se hizo el bocho con la famosa prosperidad y no era tal", opinó el párroco Sanchis.
Para algunos la respuesta debe venir del sector privado. "La subida en la cresta de la ola fue desmedida. Y a la gente le queda ese recuerdo y ve que hoy vuelve a ser una ciudad gris. Pero creo que estamos en un cero y depende de nosotros mejorar. Ahora es donde tiene que aparecer el sector privado, fundamentalmente el que se enriqueció con la venida de Botnia", dijo el edil blanco Bruno Danzov.
La Intendencia ya habla de un parque industrial en lo que quedó del complejo de Ence, inyecciones en el sector turístico y de producción de fertilizante líquido en antiguas instalaciones del frigorífico Anglo. También la construcción de una comisaría en la intersección de las rutas 2 y 24 esperanzó al sector de la construcción. "Hay proyectos en la vuelta y uno se desespera por tratar de conseguirlos", dijo Lafluf.
Mientras tanto, el pueblo sigue esperando.
Las cifras
1.200 millones de dólares es el costo total que la empresa finlandesa Botnia invirtió en la planta uruguaya.
60 empresas subcontratadas fueron las que se necesitaron durante la construcción de la planta.
2 millones de dólares costó la construcción de las 108 viviendas en el barrio Fray Bentos 2000.
2 millones de metros cúbicos de tierra se removieron en la preparación del terreno donde está instalada Botnia.
15.000 toneladas de acero se utilizaron durante la construcción de las estructuras metálicas empleadas en la obra civil.
3.000 toneladas de celulosa por día se producirán, para lo que se necesitarán 10.000 metros cúbicos de madera.
700 millones de dólares es lo que se estima que Botnia, que funciona desde noviembre, exportará de forma anual.
La responsabilidad social
El principal reclamo de los fraybentinos para con Botnia no pasa por la contaminación, sino por la "responsabilidad social". La última puja tuvo como centro un tomógrafo para el hospital de Fray Bentos. El 5 de marzo, la ministra de Salud Pública, María Julia Muñoz, le recordó a la empresa finlandesa la necesidad de costear la refacción de la emergencia del hospital. "Los servicios públicos deben contar con tecnología apropiada y dentro de la responsabilidad social de la empresa, está el apoyo al Hospital", dijo la ministra. Botnia había contratado un servicio de emergencia en obra del hospital pero pagándolo con niveles del sector privado. El resto de dinero iría a parar a una comisión administrativa que destinaría los fondos. Según Magdalena Ibáñez, de la Fundación Botnia, la empresa nunca discutió la compra directa de un tomógrafo para el hospital.
En su página web, Botnia dice asumir la responsabilidad que implica ser miembro de una comunidad, "actuando con el principio de desarrollo sostenible, prestando siempre atención al efecto de largo plazo de las actividades y al bienestar de la sociedad que los rodea". Al contrario de lo que muchos fraybentinos piensan, para la empresa su responsabilidad no ha aumentado a raíz de la ida de Ence. "Es un área más de trabajo, ya está dentro de lo que es la misión de la empresa. Trabajamos con las comunidades buscando que tengan autogestión y sean autosostenibles en el futuro", opinó Ibáñez. Pero no es sólo para Fray Bentos, sino todo el departamento de Río Negro, así como Paysandú y Soriano.
En este sentido han promovido talleres de capacitación informática y talleres laborales para servicios hoteleros y gastronómicos. También ha contribuido con merenderos y escuelas. Para asegurarse el acercamiento a la sociedad, la empresa deja en los zaguanes de los fraybentinos la revista Espacio Botnia, donde informa de sus actividades.
Para la empresa el aporte es claro. "Se vio en todos los informes de monitoreo. Aumentó la capacitación laboral en los servicios de comercios y hotelerías. Y se vio cómo cambiaron en servicios. Yo creo que todas esas cosas son indicadores de crecimiento y desarrollo de una comunidad", dijo Ibañez.
Pero algunos todavía tienen quejas. Rafael Coma, un quiosquero, de 38 años, se quejó de la falta de apoyo que su club deportivo ubicado en el centro Perotalis tiene por parte de los finlandeses. Para él la llegada de la planta no afectó a la ciudad. "Fue ese año y medio que dieron trabajo y después no colaboraron con nada", dijo.
Para el presidente de la asociación de comerciantes, Leopoldo Cayrús, lo que faltaron fueron más obreros locales. "Yo lo que le puedo reprochar a Botnia es que me hubiera gustado ver más gente de Fray Bentos en la parte operativa. Porque los fraybentinos podrían haberse formado al lado de técnicos o especialistas que ellos traían y quedar en la plantilla un número mayor al que existe hoy", opinó Cayrús.
La empresa además ha lanzado un llamado a jóvenes de Fray Bentos, Mercedes y alrededores para capacitarlos como "eventuales técnicos de planta". Pero los ciudadanos poco saben del llamado. Sólo en uno de los varios centros comerciales de la ciudad figuraban algunos folletos con los datos.
¡Gracias piqueteros!
Una de las grandes expectativas de Fray Bentos es el cobro de los subsidios que el gobierno había prometido para los afectados por el piquete que desde noviembre de 2006 los activistas mantienen en la ruta 136. Fueron 214 empleos los que se perdieron debido al cese de actividades en el puente General San Martín.
El pago había sido prometido para el mes de febrero. Pero el decreto está por salir del Tribunal de Cuentas y todavía tiene que volver al Ministerio de Economía. Hasta el momento hay 61 beneficiarios y 23 solicitudes desestimadas. Los subsidios van desde 10.000 a 100.000 pesos.
Algunos no dudan en culpar, aunque indirectamente, a Botnia. Para el comerciante Daniel Matera fueron más los empleos que se perdieron a raíz del corte de puentes que los que se ganaron con la instalación de Botnia. "Para mí el impacto de Botnia es negativo. Porque además los sueldos de los que trabajaban en el puente eran altos", opinó.
A pesar de la pérdida de empleos que el piquete provocó, en Fray Bentos es común la idea de que los activistas terminaron beneficiando a la ciudad. Es que el atractivo que la ciudad argentina de Gualeguaychú podía ejercer en los obreros de Botnia era grande. "Tuvimos una gran ventaja, un regalo de Dios, que fueron los cortes de puentes", dijo el párroco Sanchis. "Gracias a los piqueteros la plata de Botnia se quedó en Fray Bentos, sino se hubiera ido a Gualeguaychú".
Eduardo Pérez, gerente del free-shop de Fray Bentos, fue uno de los tantos afectados por el corte en Gualeguaychú. Su negocio pasó de tener 3.000 personas por día a tener 50 clientes. Por ahora lo mantendrá abierto, por respeto a su contrato y también por la esperanza de que mañana se abra el puente. "Va a costar mucho retomar el dinero perdido, pero si se abre el puente mañana, en pocos días el movimiento vuelve a ser normal", dijo confiado.
Por ahora el panorama no es muy alentador. Frente a su negocio el restaurante Coriné está abandonado al igual que una casilla de información turística. La maleza está más alta que nunca desde que el puente abrió y lo invade todo. Lo único que allí queda de la bandera nacional son retazos.
Frigorífico Anglo
Es uno de los mayores recuerdos de los fraybentinos. Durante más de 50 años y hasta su cierre en 1979 el frigorífico Anglo empleó a unas 5.000 personas. La industria supo darle un aire cosmopolita a la capital del departamento de Río Negro que vio la llegada de ingleses y alemanes. "Cuando cerró fue una catástrofe. Ahí los trabajadores estaban de forma continua, no por algunos meses, y la población de Fray Bentos dependía del frigorífico", recordó el intendente Omar Lafluf.
Puente San Martín
Como hoy lo admiten muchos habitantes, fue una changa parecida a la de la construcción de la empresa de Botnia. Desde 1972 a 1976 hasta unos mil obreros trabajaron en la construcción de los 5,4 kilómetros de cemento que unen las localidades de Puerto Unzué, en Entre Ríos, Argentina, con Fray Bentos. Las obras se financiaron a través de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). "Generó un movimiento estacional que no estaba antes, pero después se terminó", recuerda Eduardo Páez, gerente del free-shop que está a la cabecera uruguaya del puente.
Planta de Botnia
Cansados de vivir del municipio, los fraybentinos esperaban que Botnia fuera la siguiente gran industria que revitalizara la ciudad. Y por dos años lo fue. La construcción de la planta logró la mayor concentración de gente en los últimos 30 años. Pero de los 5.300 empleados que se llegaron a tener, hoy Botnia emplea sólo a 300. La mayoría son uruguayos, aunque aún quedan varios finlandeses transmitiendo su know-how. "No se pensó que fuera tan rápido el cambio", dijo Magdalena Ibarra de la Fundación Botnia.
Espejismos en la ciudad
A donde quiera que miren los fraybentinos aún ven los espejismos de lo que la ciudad era durante la construcción de Botnia. Las esquinas de la Plaza Constitución estaban colmadas con 20 personas o más esperando los ómnibus. Hoy ni siquiera los bancos de la plaza logran llenarse. Las calles abundaban en idiomas: checo, polaco, finés, portugués. Pero hoy los que deambulan son los propios fraybentinos, que se dan cita en el centro de la ciudad sólo a partir de las seis de la tarde. La calle Rincón se había revitalizado y competía con la avenida 18 de julio, principal arteria de la ciudad. Hoy nuevamente está desierta. Se hablaba de que llegarían cadenas como Mc Donald`s, la tienda de ropa masculina Los Cuatro Ases o supermercados Disco. Esos, como muchos otros sueños, quedaron frustrados.
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