COMO EN AQUELLAS REPÚBLICAS BANANERAS...

CASO TRÓCCOLI
COMO EN AQUELLAS REPÚBLICAS
BANANERAS...
Andrés Capelán

Si este entuerto que ha
posibilitado que el Terrorista de Estado Jorge Tróccoli haya quedado en
libertad hubiera ocurrido hace cinco años, estoy más que seguro que la
bancada del Frente Amplio en pleno estaría pidiendo a gritos la
destitución del embajador uruguayo en Italia, la renuncia del ministro de
Relaciones Exteriores, y hasta la remoción de la Suprema Corte de
Justicia en pleno.

Sin embargo, como este acto de desidia e irresponsabilidad ha ocurrido
ahora, nos encontramos con que el mismísimo doctor Vázquez sale a
“respaldar” al embajador Carlos Abín mientras, tanto la Suprema Corte
como la Cancillería prometen investigaciones internas, lo que equivale a
decir que no saben qué fue lo que pasó. Todos dicen que hicieron bien las
cosas, hasta el embajador Abin lo dice, y para ello explica que él mismo,
primero, y otro funcionario de la embajada, después, revisaron las 600
fojas del exhorto para asegurarse que todo estaba en orden. ¿Revisaron
las 600 fojas dos veces cuando el plazo para la entrega estaba ya casi
vencido? ¿El embajador Abín nos toma el pelo?

¿El embajador Abín no sabía que el plazo para entregar el exhorto estaba
por vencer? ¿No sabía que no debía llevarlo hasta la ciudad de Salerno
(como alegó en su descargo a Radio El Espectador) “a 250 kilómetros de
distancia”, sino ahí nomás, a la sede del ministerio de Relaciones
Exteriores en Roma misma? ¿Por qué (él o cualquier funcionario de la
embajada) no estaba esperando la valija diplomática al pie del avión si
sabía que el pedido venía retrasado? ¿El embajador Abín no sabía que era
lo que venía en esa valija? ¿El embajador Abín no lee los diarios
uruguayos? ¿El embajador Abín nos toma el pelo?

No tengo nada personal contra el embajador Abín. Todos dicen que es un
buen tipo. De mí también hay mucha gente que dice lo mismo. Y sin embargo
dos por tres o hago macanas, o meto la pata, o me equivoco feo. Y cuando
me pasa eso, no trato de lavarme las manos echándole las culpas a otro,
lo reconozco y asumo mis responsabilidades.

La participación del embajador Abín en este entuerto fue la de ser el
último eslabón de una larga cadena de desidias. Por los datos que se
tienen al día de hoy, no fue el único que (¡vamos! lo digo en criollo) se
pelotudeó, pero sí fue el último. La pelotudez no es aceptable casi
nunca, en política nunca, y en estos casos que atañen a temas tan
delicados, ser pelotudo es delito. Jurídicamente no es un delito tan
grave como la complicidad, pero sus resultados son los mismos.

Pero es peor, porque la desidia, la insensibilidad, la desilusión, el
desgano, la falta de entusiasmo y de compromiso, son casi norma en la
administración pública. El aparato estatal uruguayo es una máquina de
impedir. Algunos gobernantes y muchos funcionarios están hundidos en las
arenas movedizas de la burocracia y parecen no darse cuenta. Además, el
gobierno siempre cierra filas cuando se cuestiona a alguno de sus
integrantes, aunque sea un tránsfuga como Bengoa, o un pelotudo como Abín
(y le estoy haciendo rebaja).

El Dr. Vázquez dijo una vez: “podremos meter la pata pero no la mano en
la lata”. Luego dijo que si alguien metía la mano en la lata, se la
cortaba. Sin embargo, ni lo uno ni lo otro. Aquél metió la mano en la
lata y todavía estamos esperando para echarlo. Éste metió la pata y en
lugar de al menos “rezongarlo”, ahí lo tenemos al presidente dándole su
más amplio respaldo. ¿En el gobierno nadie conoce el significado de la
palabra “autocrítica”? ¿Se piensan que los errores no existen por el mero
hecho de negarlos? ¿Se acuerdan de cuando nos reíamos de las “Repúblicas
Bananeras? Ah... “Dios castiga sin palo y sin piedra”, decía mi abuela,
que creía en ese tipo.

Muchísmo cuidado con este artículo

Queridos compañeros el enfoque de este artículo ademas de ser completamente equivocado hace -una vez más- aseveraciones muy peligrosas para los intereses del País.
El señor Capelan -a quien tengo por persona de izquierda- comete lo que se puede adjetivar como dos enormes errores peligrosos por sus repercusiones.

a) En tiempo reciente andaba yo preguntando ¿por qué muchos uruguayos que no están acomodados, no tienen sin embargo la capacidad de visualizar la realidad que rompe los ojos?
Dos de las personas que siempre las escucho con la máxima atención por su sabiduría, me dieron exactamente la misma respuesta: "PORQUE LOS URUGUAYOS SOMOS INGENUOS".
Y vaya si les creo. Es la única explicación posible por el momento.
Ahora, que un periodista del fuste de Capelán se trague la mentira de que todo pasó porque una gran cantidad de personas responsables son el sumun del pelotudismo administrativo es el colmo. Es que somos tan tan ingenuos como para tragarnos esta pastilla???
b) Me llama profundamente que el Sr. Capelán se adhiera a la política neoliberal de desmerecer permanentemente a la administración del Estado. Estas manijas ya han lavado muchas cabezas y es así que tenemos un muy alto personajes de ciudadanos que son campo fertil para las privatizaciones! Es que Capelan no se da cuenta de lo que está haciendo? Porque si no se dá cuenta, entonces el personaje más irresponsable de esta historia es el propio autor-

Volta que no está tan loco