Cada español consume 170 kilogramos de papel al año
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Cada español consume 170 kilogramos de papel al año
Cada español consume 170 kilogramos de papel al año
KATIA BALLANO GÖRING
Domingo, 21-09-08
La obsesión por dejar constancia de acontecimientos, pensamientos, ideas o descubrimientos y ofrecer un legado de conocimiento a las futuras generaciones, o al menos dejar una huella de la propia existencia en la memoria colectiva, ha llevado a las personas desde tiempos inmemoriales a buscar nuevos soportes de la palabra escrita y de los símbolos.
El papel, antiguamente considerado un bien valioso y escaso, y los derivados de la celulosa son ahora materiales cotidianos en las sociedades modernas. A diario millones de empresas y hogares en todo el mundo consumen toneladas de papel y otros derivados de la celulosa, material indispensable en oficinas, fábricas, rotativas, hospitales, viviendas etc. Para hacerse una idea cada español utiliza al año 170 kilogramos de papel en más de 300 usos relacionados con la educación, la cultura, el arte, la comunicación, el comercio, la higiene, o la sanidad, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel).
Sin embargo, al lado de países como Luxemburgo con un consumo superior a los 480 kilogramos per cápita al año o de Bélgica, con 360 kilogramos al año por persona, el gasto papelero de España se reduce a un granito de arena en un gran desierto.
No obstante, la industria papelera tampoco se libra de las puñaladas que ha propinado la crisis internacional a los mercados. A pesar de que el precio del petróleo se ha moderado, los costes energéticos y de las materias primas siguen siendo sangrantes y ponen fin a los niveles de rentabilidad de los que gozaba el sector hasta hace poco.
La multinacional estadounidense International Paper, pese a haber incrementado sus beneficios en el segundo trimestre de 2008 con respecto al primero, admite que el aumento de costes de producción lastra la actividad de la empresa.
El presidente ejecutivo, John Faraci, aseguró el mes pasado, con motivo de la presentación de los resultados trimestrales, que la compañía tuvo «un trimestre sólido debido al fuerte rendimiento de explotación, a la gestión de costes y a los buenos resultados de nuestro negocio fuera de los EE.UU.», pero que «en términos generales los costes de insumos, superiores a lo esperado, continúan impactando negativamente en nuestro potencial real de ganancias».
La finlandesa Stora Enso
A otros gigantes papeleros la crisis les está asestando golpes bastante más duros como es el caso de la finlandesa Stora Enso cuyas ganancias antes de impuestos en el segundo trimestre de 2008 han caído un 45,1% con respecto al mismo periodo de 2007.
El vicepresidente de Energía de Stora Enso, Mikael Hannus, explicó a este periódico que su compañía tiene «un enfoque estructurado para apartarnos de los productos energéticos más caros como el petróleo, el gas o la electricidad. Intentamos minimizar la exposición utilizando, por ejemplo, biomasa en lugar de petróleo y gas y generando electricidad interna por medio de un uso mixto para generar electricidad a menor coste que el del mercado», aseveró.
En España la dependencia energética de la industria papelera es de un 18%, según Aspapel. Por ello «la escalada de precios está teniendo un impacto muy importante en la competitividad de las industrias españolas», explicó a Empresa el director general de Aspapel, Carlos Reinoso.
A esto hay que añadir «la situación de falta de liberalización del mercado energético español. Realmente no existe una competencia y una posibilidad de encontrar alternativas de suministro competitivo para la gran industria», indicó. «Y eso evidentemente pasa factura a toda la industria, porque si un capítulo tan importante en nuestros costes se incrementa de manera asimétrica, lógicamente estamos perdiendo nuestra capacidad de competir en los mercados externos. Si a todo esto unimos una situación económica y de demanda floja, pues lógicamente no somos especialmente optimistas a corto y medio plazo».
Los nuevos postores
A la mesa internacional de juego se han sentado, además, nuevos competidores, como China o Japón. De importadores y demandantes potenciales de productos papeleros y derivados de pulpa de papel han pasado a fieros competidores. «La mayoría de mercados emergentes asiáticos -comenta Reinoso- están incrementando tanto o más que su consumo su capacidad de producción. China, que es el paradigma del incremento del consumo en papel, por cada kilogramo que aumenta su consumo aumenta en 1,2 kilogramos su producción».
En lo que al futuro de esta industria atañe Humberto Torrejón, analista en el campo y director general del portal de internet Papermarket, estimó para EMPRESA que «si hasta hace algunos meses el ajuste era vía alzas de precios, recortes de producción para mejor balance oferta-demanda y cierre de unidades menos competitivas, la desaceleración del mercado global impulsará decisiones más importantes». Es de prever que aumentará «la focalización en core-business con desprendimiento de activos, absorción de compañías menores por las más grandes y áreas de negocios de otras para rentabilizar por economía de escala, búsqueda de valor agregado y disminución de plataformas de soporte de negocios hasta donde sea posible», aseguró.
Recientemente International Paper ha adquirido activos de Weyerhaeuser´s Containerboard Packaging and Recycling a fin de sortear «la actual debilidad de la economía estadounidense», minimizando costes en «nuestro negocio norteamericano de embalaje», afirmó Faraci.
La madera, un bien en vías de extinción
Un análisis del sector por parte del director general de Papermarket, Humberto Torrejón, le lleva a la conclusión de que «el encarecimiento de la madera no parece tener vuelta atrás, y la tendencia a instalar enormes plantas de pulpa la está haciendo un bien escaso. No es posible aumentar en forma significativa la cantidad de tierras cultivables en América y Europa occidental, que ya tienen prácticamente comprometidas todas sus tierras de aptitud forestal con la producción actual y proyectos en ejecución».
KATIA BALLANO GÖRING
Domingo, 21-09-08
La obsesión por dejar constancia de acontecimientos, pensamientos, ideas o descubrimientos y ofrecer un legado de conocimiento a las futuras generaciones, o al menos dejar una huella de la propia existencia en la memoria colectiva, ha llevado a las personas desde tiempos inmemoriales a buscar nuevos soportes de la palabra escrita y de los símbolos.
El papel, antiguamente considerado un bien valioso y escaso, y los derivados de la celulosa son ahora materiales cotidianos en las sociedades modernas. A diario millones de empresas y hogares en todo el mundo consumen toneladas de papel y otros derivados de la celulosa, material indispensable en oficinas, fábricas, rotativas, hospitales, viviendas etc. Para hacerse una idea cada español utiliza al año 170 kilogramos de papel en más de 300 usos relacionados con la educación, la cultura, el arte, la comunicación, el comercio, la higiene, o la sanidad, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel).
Sin embargo, al lado de países como Luxemburgo con un consumo superior a los 480 kilogramos per cápita al año o de Bélgica, con 360 kilogramos al año por persona, el gasto papelero de España se reduce a un granito de arena en un gran desierto.
No obstante, la industria papelera tampoco se libra de las puñaladas que ha propinado la crisis internacional a los mercados. A pesar de que el precio del petróleo se ha moderado, los costes energéticos y de las materias primas siguen siendo sangrantes y ponen fin a los niveles de rentabilidad de los que gozaba el sector hasta hace poco.
La multinacional estadounidense International Paper, pese a haber incrementado sus beneficios en el segundo trimestre de 2008 con respecto al primero, admite que el aumento de costes de producción lastra la actividad de la empresa.
El presidente ejecutivo, John Faraci, aseguró el mes pasado, con motivo de la presentación de los resultados trimestrales, que la compañía tuvo «un trimestre sólido debido al fuerte rendimiento de explotación, a la gestión de costes y a los buenos resultados de nuestro negocio fuera de los EE.UU.», pero que «en términos generales los costes de insumos, superiores a lo esperado, continúan impactando negativamente en nuestro potencial real de ganancias».
La finlandesa Stora Enso
A otros gigantes papeleros la crisis les está asestando golpes bastante más duros como es el caso de la finlandesa Stora Enso cuyas ganancias antes de impuestos en el segundo trimestre de 2008 han caído un 45,1% con respecto al mismo periodo de 2007.
El vicepresidente de Energía de Stora Enso, Mikael Hannus, explicó a este periódico que su compañía tiene «un enfoque estructurado para apartarnos de los productos energéticos más caros como el petróleo, el gas o la electricidad. Intentamos minimizar la exposición utilizando, por ejemplo, biomasa en lugar de petróleo y gas y generando electricidad interna por medio de un uso mixto para generar electricidad a menor coste que el del mercado», aseveró.
En España la dependencia energética de la industria papelera es de un 18%, según Aspapel. Por ello «la escalada de precios está teniendo un impacto muy importante en la competitividad de las industrias españolas», explicó a Empresa el director general de Aspapel, Carlos Reinoso.
A esto hay que añadir «la situación de falta de liberalización del mercado energético español. Realmente no existe una competencia y una posibilidad de encontrar alternativas de suministro competitivo para la gran industria», indicó. «Y eso evidentemente pasa factura a toda la industria, porque si un capítulo tan importante en nuestros costes se incrementa de manera asimétrica, lógicamente estamos perdiendo nuestra capacidad de competir en los mercados externos. Si a todo esto unimos una situación económica y de demanda floja, pues lógicamente no somos especialmente optimistas a corto y medio plazo».
Los nuevos postores
A la mesa internacional de juego se han sentado, además, nuevos competidores, como China o Japón. De importadores y demandantes potenciales de productos papeleros y derivados de pulpa de papel han pasado a fieros competidores. «La mayoría de mercados emergentes asiáticos -comenta Reinoso- están incrementando tanto o más que su consumo su capacidad de producción. China, que es el paradigma del incremento del consumo en papel, por cada kilogramo que aumenta su consumo aumenta en 1,2 kilogramos su producción».
En lo que al futuro de esta industria atañe Humberto Torrejón, analista en el campo y director general del portal de internet Papermarket, estimó para EMPRESA que «si hasta hace algunos meses el ajuste era vía alzas de precios, recortes de producción para mejor balance oferta-demanda y cierre de unidades menos competitivas, la desaceleración del mercado global impulsará decisiones más importantes». Es de prever que aumentará «la focalización en core-business con desprendimiento de activos, absorción de compañías menores por las más grandes y áreas de negocios de otras para rentabilizar por economía de escala, búsqueda de valor agregado y disminución de plataformas de soporte de negocios hasta donde sea posible», aseguró.
Recientemente International Paper ha adquirido activos de Weyerhaeuser´s Containerboard Packaging and Recycling a fin de sortear «la actual debilidad de la economía estadounidense», minimizando costes en «nuestro negocio norteamericano de embalaje», afirmó Faraci.
La madera, un bien en vías de extinción
Un análisis del sector por parte del director general de Papermarket, Humberto Torrejón, le lleva a la conclusión de que «el encarecimiento de la madera no parece tener vuelta atrás, y la tendencia a instalar enormes plantas de pulpa la está haciendo un bien escaso. No es posible aumentar en forma significativa la cantidad de tierras cultivables en América y Europa occidental, que ya tienen prácticamente comprometidas todas sus tierras de aptitud forestal con la producción actual y proyectos en ejecución».
dayrdan- Cantidad de envíos : 1897
Fecha de inscripción : 07/12/2007
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