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El Frente Amplio, ¿una nueva desilusión?

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El Frente Amplio, ¿una nueva desilusión? Empty El Frente Amplio, ¿una nueva desilusión?

Mensaje  El Muerto Vie Ene 23, 2009 12:36 pm

El Frente Amplio, ¿una nueva desilusión?, un artículo del periodista Sergio Labayen

El Frente Amplio, ¿una nueva desilusión? FrenteamplioinSurGente.-
"El 31 de octubre de 2004, se abrió una nueva etapa política en Uruguay
con la primera victoria electoral de la izquierda en toda la historia
del país. El Frente Amplio, integrado por socialistas, comunistas,
antiguos guerrilleros del MLN (tupamaros) y otros sectores
progresistas, arribó a la presidencia gracias a los deseos de cambio
acumulados en el pueblo, agotado tras los sucesivos gobiernos
conservadores y sus fracasadas recetas neoliberales. En estos cuatro
años, la sociedad ha tomado aire bajo el mandato de Tabaré Vázquez y,
si hacemos caso a las encuestas, su intención es seguir respirando otro
ratito. No obstante, el Frente Amplio termina la legislatura entre
llamamientos a la unidad de la izquierda, quizá porque ésta se haya
desgastado o porque haya palabras como desilusión o desengaño que se
escuchan ya con cierta frecuencia en su base social. (...)" Hagan clic
en "Leer más" para acceder al texto íntegro.














El Frente Amplio, ¿una nueva desilusión?


por Sergio Labayen



El
31 de octubre de 2004, se abrió una nueva etapa política en Uruguay con
la primera victoria electoral de la izquierda en toda la historia del
país. El Frente Amplio, integrado por socialistas, comunistas, antiguos
guerrilleros del MLN (tupamaros) y otros sectores progresistas, arribó
a la presidencia gracias a los deseos de cambio acumulados en el
pueblo, agotado tras los sucesivos gobiernos conservadores y sus
fracasadas recetas neoliberales. En estos cuatro años, la sociedad ha
tomado aire bajo el mandato de Tabaré Vázquez y, si hacemos caso a las
encuestas, su intención es seguir respirando otro ratito. No obstante,
el Frente Amplio termina la legislatura entre llamamientos a la unidad
de la izquierda, quizá porque ésta se haya desgastado o porque haya
palabras como desilusión o desengaño que se escuchan ya con cierta
frecuencia en su base social.

La ley impide la reelección
presidencial, de forma que la coalición se halla inmersa en el proceso
de elección de su nuevo candidato para las elecciones de 2009. La pugna
entre Danilo Astori, ex Ministro de Economía, y Pepe Mujica, senador e
histórico líder tupamaro, se inclina en favor del segundo tras el
congreso que el Frente Amplio celebró a mediados de diciembre. En él,
Mujica denunció presiones y chantajes para “retirarlo” de la carrera
presidencial, a la que dijo sumarse muy a su pesar y sólo porque los
compañeros se lo pidieron, tal vez para que trate de corregir la deriva
centrista del gobierno, demasiado vertiginosa y notoria para muchos. Y
con Astori aún lo sería más, o así debieron interpretarlo los delegados
al congreso, porque el director de la política económica del gobierno
quedó tercero en la contienda. Un fracaso de Astori y una victoria de
Mujica que, previsiblemente, se ratificarán en las elecciones internas
convocadas para junio.


Críticas al Gobierno

Una
corriente interna del Frente, el PST, razonaba su no a Astori mediante
una abierta crítica a la política económica impulsada por su
ministerio: porque eligió pagar la deuda externa antes que desarrollar
políticas de desarrollo social; porque la ha aumentado de 19.145 a
29.354 millones de dólares; porque el PIB ha crecido al ritmo que baja
el poder adquisitivo de los uruguayos; por la reforma tributaria que
mantuvo el peso de los impuestos al consumo (igual que antes) y aumentó
los impuestos al trabajo frente a los del capital (peor que antes);
porque las inversiones extranjeras no han generado desarrollo; porque
el modelo exportador concentra el 90% de los ingresos en las diez
empresas más concentradas...

Y todo esto con el ansiado
gobierno de izquierdas, que, si bien se ha mostrado más eficaz que sus
predecesores y ha impulsado algunas políticas esperanzadoras, lo ha
hecho con tanta prudencia y a veces tan lento que ha terminado por
exasperar a los sectores afectados. Interesantes proyectos sociales
como el nuevo plan de sanidad no acaban de dar los frutos prometidos;
ni la supuesta bonanza económica se percibe en las clases populares; ni
los sindicatos están contentos... Sí que hubo avances en materia de
Derechos Humanos, como el procesamiento de varios responsables de la
dictadura (1973-1985) o la búsqueda de desaparecidos, pero finalmente
se vieron eclipsados por la negativa del Gobierno a anular la Ley de
Caducidad (1986), que nació para dar impunidad a los represores y que
ahora los sectores populares tratan de tumbar con una masiva recogida
de firmas para la convocatoria de un referéndum.

También fue
muy contestado el veto presidencial que, hace unas semanas, echó por
tierra la Ley de Interrupción del Embarazo aprobada por el Parlamento.
En un Estado históricamente laico, Tabaré Vázquez puso su catolicismo y
su potestad presidencial por encima de la mayoría parlamentaria y del
60% de la ciudadanía que, según las encuestas, apoya la reforma
legislativa que pretendía acabar con los abortos clandestinos, el
encarcelamiento de mujeres y su muerte en salas de operaciones
improvisadas. “¡Qué desilusión!”, clamaban las pancartas. Pero el
Arzobispo de Montevideo felicitó a Tabaré quien, en una postura de
fuerza, acabó dándose de baja del Partido Socialista en desacuerdo con
su postura favorable a la despenalización.

También estuvo
cargado de simbolismo, y de críticas, el triple agasajo a George Bush;
primero en su visita a Mar del Plata, Argentina, (2005), adonde acudió
una delegación con el presidente a la cabeza; después en el viaje de
Tabaré a EEUU (2006); y, finalmente, cuando el mandatario
norteamericano fue recibido en Uruguay (2007). Estos coqueteos con Bush
generaron contradicciones en el partido y manifestaciones en la calle,
algunas de las cuales terminaron en incidentes, discutidas
intervenciones policiales, dos decenas de detenidos y cinco condenas de
cárcel. Estos encarcelamientos generaron nuevas protestas y se llegó a
procesar por “vilipendio a los símbolos patrios” a un sindicalista
acusado de quemar unos papelitos que imitaban la bandera yanki. Por
estos y otros episodios -como la detención de 65 trabajadores (2006)
que ocupaban y trataban de autogestionar la mayor imprenta del país,
cerrada meses atrás-, sectores de izquierda acusan al Frente Amplio de
utilizar los resortes del poder para criminalizar a los disconformes
con sus políticas, utilizando medidas represivas más contundentes
incluso que las desplegadas por los gobiernos de derecha.


Raíces participativas

Por
encima de los aspectos concretos en los que el Frente Amplio se haya
olvidado de reivindicaciones históricas o promesas electorales, quizá
lo que más indigna a los críticos son las formas. Porque, tras décadas
de dictaduras y gobiernos de derechas, resulta que la vieja familia de
izquierdas del país también es acusada de tratar de erosionar, como los
anteriores, los espacios de democracia popular que todavía se mantienen
en muchos ámbitos de la sociedad uruguaya.

Para entender
la importancia de la cuestión, debemos reparar en las fortísimas raíces
participativas de la tradición política del país. El sistema electoral,
por ejemplo, es un caso seguramente único. El voto es obligatorio y
queda registrado en un documento oficial, la credencial cívica,
imprescindible para realizar gestiones como sacar un pasaporte o
inscribirse en la Universidad. Además, no sólo se vota al partido,
también a la corriente interna, así que los comicios definen el reparto
de escaños de cada formación política y, dentro de ellas, el número de
electos que obtendrá cada sector que la conforma.

El
sistema educativo es otro de los ámbitos que, históricamente, ha
mantenido unas notables cotas de democracia participativa. De esta
forma, la Universidad de la República se rige mediante un sistema de
cogobierno de docentes, estudiantes y licenciados, representados
democráticamente en un órgano autónomo que dirige los destinos de las
facultades: política educativa, reparto de cargos, régimen interno... Y
la única injerencia del gobierno sólo puede venir de la asignación
presupuestaria, que es una de sus pocas competencias.

Debido
a esta peculiar naturaleza del sistema político-social uruguayo, y a
sus raíces laicas y participativas, éste fue el primer país en
legalizar el divorcio (1907), uno de los pioneros en establecer el
sufragio femenino, el primero que instauró un sistema educativo
gratuito, obligatorio y laico (1877), y el precursor en Latinoamerica
del reconocimiento y legalización de las uniones civiles, incluyendo
parejas del mismo sexo. Y es por esta tradición horizontal e
igualitaria, incrustada en el pueblo y orgullo de la izquierda, por lo
que han causado tanto enojo las decisiones unilaterales del presidente
(Ley del aborto); o el desprecio de las resoluciones del Parlamento
(envío de tropas a misiones internacionales); o los intentos de hurtar
el debate, la voz y el voto popular en asuntos como la anulación de la
Ley de Caducidad o en la reforma educativa recién aprobada por el
gobierno.


La reforma educativa

La última polémica ha venido de la mano de una reforma educativa quedesconoce
las principales demandas sindicales y que deja la gestión de la
enseñanza secundaria en manos del Ejecutivo, frente a la autonomía y el
cogobierno que piden estudiantes y docentes. Así, todos los sindicatos
se oponen a la ley y hasta la Universidad de la República pidió la
retirada del proyecto, pero eso no impidió que fuera aprobado a
mediados del mes pasado con el apoyo de 16 de los 17 senadores del
Frente Amplio, ya que la representante del Partido Comunista discrepó
de la línea oficial. De esta forma, en aquella sesión del Senado se
representó una vez más la aparente dicotomía entre lo que piensa la
izquierda social y lo que hace la política. Y no fue sólo eso, ya que
un grupo de docentes accedió a la tribuna y expresó su protesta,
silbando y lanzando octavillas, hasta que aparecieron las fuerzas de
seguridad y se desató un forcejeo que derivó en una fenomenal pelea,
captada con detalle por todas las cámaras de televisión y repetida
hasta la saciedad en los noticieros. Los sindicatos apoyaron
inmediatamente a los docentes y criticaron a la policía y al gobierno
por la violencia del desalojo. Pero el Ejecutivo, espoleado por la
derecha y los medios de comunicación, pidió su procesamiento y cuatro
de ellos acaban de ser condenados por un delito de atentado a la
autoridad, en un nuevo episodio de criminalización de la protesta
social, denuncian los afectados.


¿El Frente al centro?

Ante
este panorama, cabría interpretar que el Frente Amplio siente prietas
las filas por la izquierda, ante la casi absoluta falta de alternativas
políticas por este lado (sólo el histórico movimiento 26 de Marzo, que
se desgajó del Frente en 2008, y algunas organizaciones libertarias), y
dirige la mirada hacia los caladeros del centro, como tratando de no
irritar demasiado a las clases medias y acomodadas para asegurarse la
victoria en 2009. Porque éstas también sintieron la ilusión por el
cambio, y muchos votaron por Tabaré, pero ahora podrían verse atraídos
por los mensajes alarmistas de la derecha, que clama por el desgobierno
y el caos que, aseguran, asola al país.

Las encuestas
dan una importante ventaja al Frente Amplio de cara a las elecciones de
octubre de 2009. Y todo hace suponer que Pepe Mujica será un nuevo
presidente distinto en esta Latinoamérica convulsa: un mandatario que
transgreda protocolos, que se amarre a su origen humilde y que, como
grita una pintada en Montevideo, descarte las corbatas por
considerarlas nudos en el cuello. Pero lo importante será el rumbo que
imprima a su mandato, comprobar si marca algo más que un nuevo estilo o
si, por el contrario, acumula nuevas decepciones sobre las de su
predecesor, no vaya a ser tan histórico y querido tupamaro quien acabe
de enterrar las utopías de varias generaciones de uruguayos.


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