LOS FANTASMAS QUE RONDAN AL PODER
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LOS FANTASMAS QUE RONDAN AL PODER
Argentina
Che Compañero * Periódico
del Partido Revolucionario Guevarista*Mayo 09
Cuando Kirchner afirma que si
son derrotados en las próximas elecciones vuelve el caos y que se corre el
riesgo de que se repitan los hechos de diciembre del 2.001, no hace más que
reconocer varios hechos. En primer lugar, reconoce que en medio de la crisis
económica la burguesía puede perder el control político sobre los trabajadores y
las masas populares con consecuencias imprevisibles para el conjunto de la
burguesía.
Es decir, reconoce que la acumulación de los problemas sin
resolver que agitan y angustian a las masas son de tal magnitud, que estos
pueden derivar en un nuevo estallido social que en un proceso más o menos rápido
desbarate al sistema capitalista en nuestro país. En segundo lugar, esta
afirmación le permite ofrecerse como la mejor garantía para mantener el control
sobre las masas trabajadoras y los pobres garantizando la gobernabilidad para
todo ellos.
En este sentido el acto de la CGT, y los ya evidentes acuerdos
entre estos y la dirección de la CTA para controlar y enchalecar las luchas
obreras, funcionarían como una demostración practica sobre dicha capacidad. Es
cierto que los burócratas para lograr esto, deben apoyarse en las
reivindicaciones mas sentidas hoy por los trabajadores como son la defensa de
los puestos de trabajo, la lucha por aumentos de salarios y contra los despidos
y suspensiones, luchas que siempre terminan traicionando y haciendo arreglos a
la baja con las patronales y el gobierno
En tercer lugar es mas que evidente
que Kirchner con estos discursos no se dirige a los trabajadores y a los pobres
quienes son las victimas de esta situación, sino a la propia burguesía, en
especial a la pequeña, a la que trata de atemorizar con semejante perspectiva y
de hecho llama a tomar medidas preventivas frente a semejante eventualidad.
Luego del conflicto con el sector agro exportador y el rechazo de la
Resolución 125, el frente burgués agrupado en torno del Kirchnerismo quedo roto
y con el archivado, si es que alguna vez existió, el proyecto de un capitalismo
serio, nacional y popular. Si hasta ese momento todos ellos, mas la burocracia
sindical, el “progresismo”, el nacionalismo popular y el reformismo en sus
distintas variantes marchaban codo a codo, (sin dejar de disputar espacios y
cuotas de poder) hoy todo eso ya pertenece al pasado.
Ya casi nadie habla de
un gobierno hegemonizado por Kirchner durante décadas. No solo se abrió gran
parte del PJ, sino que también abandonó el barco el progresismo, sectores del
nacionalismo popular y el reformismo. Es más, personajes como Macri, la Carrio,
Barrionuevo, Sola, Morales y varios más salen a decir que el ciclo de Kirchner
ya se agotó. Solo discuten cual es el mejor momento para sacárselo de encima. Si
después del 28 de junio como plantean Grondona y Biolcatti de la Sociedad Rural,
o arrastran la situación y llegan hasta el 2.011, línea que es la que por ahora
alienta EEUU, y que asumen algunos dirigentes locales, quien a dicho en varías
oportunidades que “Hay que evitar, en medio de la crisis económica, hechos que
pongan en riesgo la estabilidad democrática e institucional”.
Lo que es
inocultable es que hoy, en medio de la crisis, la burguesía nuevamente discute
como en el 2001 cuando trataban de sacarse de encima a De La Rua, como hacerlo y
cual era el mejor momento para ello. Recordemos que en esa oportunidad también
hubo elecciones en octubre y que un 40% del electorado repudio a las mismas a
través del no voto, o el voto en blanco. Dos meses después, con el pueblo en las
calles, De La Rua volaba por los aires y se abría una de las crisis de
gobernabilidad mas grande de nuestra historia que aun no ha podido ser cerrada
por la burguesía.
Es verdad que la historia nunca se repite igual. Pero en
esta oportunidad se puede llegar a parecer bastante.
Y se puede parecer
bastante porque fundamentalmente las fuerzas revolucionarias marchamos con
retraso respecto de la situación política y económica en que se debate el país,
porque en la mayoría de los casos se carece de una clara estrategia de lucha por
el poder, porque muchas de las fuerzas aun no logran superar una visión
sindicalista y alientan el espontaneismo y el consignismo con llamados generales
a la rebelión, en vez de organizar, planificar y preparar seria y
responsablemente un probable levantamiento popular. Porque debe quedar bien en
claro la diferencia entre una rebelión y una revolución. Con una rebelión se
puede tumbar a un gobierno, eso ya lo hemos hecho en el 2.001.
Pero la
rebelión sin una organización revolucionaria que la promueva, organice, oriente
y sostenga se agota luego de una serie de explosiones más o menos heroicas. Lo
que hoy necesitan los trabajadores y el pueblo es una revolución que derrote a
toda la burguesía y al imperialismo, que le arranque el poder sobre la sociedad
de sus manos y lo ponga en manos de los trabajadores y el pueblo, y eso esta por
hacerse.
Y no puede hacerse sin organización revolucionaria, sin construir a
lo largo y ancho del país dicha fuerza, sin disciplina y cuadros
revolucionarios, sin romper con el espíritu de grupo, el localismo, el
horizontalismo y tantas otras desviaciones heredadas del 2001 y que pesan hasta
ahora sobre la conciencia de muchos. Kirchner bien puede agitar el fantasma del
2.001, pero los revolucionarios debemos superar al 2.001 corporizando al
fantasma en una fuerza material dispuesta a disputarle el poder en todos los
terrenos a la burguesía.
Porque una cosa es que ellos discutan como se sacan
de encima a un gobierno que juzgan que ya no les sirve, y otra muy distinta es
que esta discusión sea puesta en manos de los trabajadores y los pobres del
campo y la ciudad a partir de la actividad de una o varias fuerzas
revolucionarias que actúen ampliando el horizonte político de la clase obrera,
que la ayuden a superar el reformismo y la lucha solamente sindical, pues
mientras la clase trabajadora y los pobres se mantengan bajo la influencia de la
lucha solo por reformas no dejaran de ser débiles, carentes de independencia
política y base de maniobra de otras clases y capas sociales.
Solo su
independencia política y organizativa, la clara conciencia de sus objetivos e
intereses, la hará fuerte e invencible. .
De hecho la burguesía aprende con
las luchas de clases y sus resultados, y protesta cada vez que algunos de ellos
agita el fantasma del 2001, o habla de acabar con el gobierno, saben que es
peligroso convocar a los fantasmas. Prefieren moverse con cautela y cuidar hasta
donde puedan las formas.
La pregunta para nosotros es ¿Los revolucionarios,
los luchadores, los trabajadores con conciencia de clase, también abremos
aprendido algo durante estos años?
Che Compañero * Periódico
del Partido Revolucionario Guevarista*Mayo 09
Cuando Kirchner afirma que si
son derrotados en las próximas elecciones vuelve el caos y que se corre el
riesgo de que se repitan los hechos de diciembre del 2.001, no hace más que
reconocer varios hechos. En primer lugar, reconoce que en medio de la crisis
económica la burguesía puede perder el control político sobre los trabajadores y
las masas populares con consecuencias imprevisibles para el conjunto de la
burguesía.
Es decir, reconoce que la acumulación de los problemas sin
resolver que agitan y angustian a las masas son de tal magnitud, que estos
pueden derivar en un nuevo estallido social que en un proceso más o menos rápido
desbarate al sistema capitalista en nuestro país. En segundo lugar, esta
afirmación le permite ofrecerse como la mejor garantía para mantener el control
sobre las masas trabajadoras y los pobres garantizando la gobernabilidad para
todo ellos.
En este sentido el acto de la CGT, y los ya evidentes acuerdos
entre estos y la dirección de la CTA para controlar y enchalecar las luchas
obreras, funcionarían como una demostración practica sobre dicha capacidad. Es
cierto que los burócratas para lograr esto, deben apoyarse en las
reivindicaciones mas sentidas hoy por los trabajadores como son la defensa de
los puestos de trabajo, la lucha por aumentos de salarios y contra los despidos
y suspensiones, luchas que siempre terminan traicionando y haciendo arreglos a
la baja con las patronales y el gobierno
En tercer lugar es mas que evidente
que Kirchner con estos discursos no se dirige a los trabajadores y a los pobres
quienes son las victimas de esta situación, sino a la propia burguesía, en
especial a la pequeña, a la que trata de atemorizar con semejante perspectiva y
de hecho llama a tomar medidas preventivas frente a semejante eventualidad.
Luego del conflicto con el sector agro exportador y el rechazo de la
Resolución 125, el frente burgués agrupado en torno del Kirchnerismo quedo roto
y con el archivado, si es que alguna vez existió, el proyecto de un capitalismo
serio, nacional y popular. Si hasta ese momento todos ellos, mas la burocracia
sindical, el “progresismo”, el nacionalismo popular y el reformismo en sus
distintas variantes marchaban codo a codo, (sin dejar de disputar espacios y
cuotas de poder) hoy todo eso ya pertenece al pasado.
Ya casi nadie habla de
un gobierno hegemonizado por Kirchner durante décadas. No solo se abrió gran
parte del PJ, sino que también abandonó el barco el progresismo, sectores del
nacionalismo popular y el reformismo. Es más, personajes como Macri, la Carrio,
Barrionuevo, Sola, Morales y varios más salen a decir que el ciclo de Kirchner
ya se agotó. Solo discuten cual es el mejor momento para sacárselo de encima. Si
después del 28 de junio como plantean Grondona y Biolcatti de la Sociedad Rural,
o arrastran la situación y llegan hasta el 2.011, línea que es la que por ahora
alienta EEUU, y que asumen algunos dirigentes locales, quien a dicho en varías
oportunidades que “Hay que evitar, en medio de la crisis económica, hechos que
pongan en riesgo la estabilidad democrática e institucional”.
Lo que es
inocultable es que hoy, en medio de la crisis, la burguesía nuevamente discute
como en el 2001 cuando trataban de sacarse de encima a De La Rua, como hacerlo y
cual era el mejor momento para ello. Recordemos que en esa oportunidad también
hubo elecciones en octubre y que un 40% del electorado repudio a las mismas a
través del no voto, o el voto en blanco. Dos meses después, con el pueblo en las
calles, De La Rua volaba por los aires y se abría una de las crisis de
gobernabilidad mas grande de nuestra historia que aun no ha podido ser cerrada
por la burguesía.
Es verdad que la historia nunca se repite igual. Pero en
esta oportunidad se puede llegar a parecer bastante.
Y se puede parecer
bastante porque fundamentalmente las fuerzas revolucionarias marchamos con
retraso respecto de la situación política y económica en que se debate el país,
porque en la mayoría de los casos se carece de una clara estrategia de lucha por
el poder, porque muchas de las fuerzas aun no logran superar una visión
sindicalista y alientan el espontaneismo y el consignismo con llamados generales
a la rebelión, en vez de organizar, planificar y preparar seria y
responsablemente un probable levantamiento popular. Porque debe quedar bien en
claro la diferencia entre una rebelión y una revolución. Con una rebelión se
puede tumbar a un gobierno, eso ya lo hemos hecho en el 2.001.
Pero la
rebelión sin una organización revolucionaria que la promueva, organice, oriente
y sostenga se agota luego de una serie de explosiones más o menos heroicas. Lo
que hoy necesitan los trabajadores y el pueblo es una revolución que derrote a
toda la burguesía y al imperialismo, que le arranque el poder sobre la sociedad
de sus manos y lo ponga en manos de los trabajadores y el pueblo, y eso esta por
hacerse.
Y no puede hacerse sin organización revolucionaria, sin construir a
lo largo y ancho del país dicha fuerza, sin disciplina y cuadros
revolucionarios, sin romper con el espíritu de grupo, el localismo, el
horizontalismo y tantas otras desviaciones heredadas del 2001 y que pesan hasta
ahora sobre la conciencia de muchos. Kirchner bien puede agitar el fantasma del
2.001, pero los revolucionarios debemos superar al 2.001 corporizando al
fantasma en una fuerza material dispuesta a disputarle el poder en todos los
terrenos a la burguesía.
Porque una cosa es que ellos discutan como se sacan
de encima a un gobierno que juzgan que ya no les sirve, y otra muy distinta es
que esta discusión sea puesta en manos de los trabajadores y los pobres del
campo y la ciudad a partir de la actividad de una o varias fuerzas
revolucionarias que actúen ampliando el horizonte político de la clase obrera,
que la ayuden a superar el reformismo y la lucha solamente sindical, pues
mientras la clase trabajadora y los pobres se mantengan bajo la influencia de la
lucha solo por reformas no dejaran de ser débiles, carentes de independencia
política y base de maniobra de otras clases y capas sociales.
Solo su
independencia política y organizativa, la clara conciencia de sus objetivos e
intereses, la hará fuerte e invencible. .
De hecho la burguesía aprende con
las luchas de clases y sus resultados, y protesta cada vez que algunos de ellos
agita el fantasma del 2001, o habla de acabar con el gobierno, saben que es
peligroso convocar a los fantasmas. Prefieren moverse con cautela y cuidar hasta
donde puedan las formas.
La pregunta para nosotros es ¿Los revolucionarios,
los luchadores, los trabajadores con conciencia de clase, también abremos
aprendido algo durante estos años?
El Muerto- Cantidad de envíos : 567
Fecha de inscripción : 05/12/2007
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