Sobre la reapertura como cárcel del Penal de Punta Rieles
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Sobre la reapertura como cárcel del Penal de Punta Rieles
Sobre la reapertura como cárcel del Penal de Punta Rieles
Durante la dictadura cívico militar uruguaya, Amnistia Internacional se movilizó por la situación de las presas y presos políticos uruguayos.
Desde fines de los años 60 y hasta 1984, además de amparar a cientos de uruguayos y uruguayas como presos de conciencia, pidió periódicamente que un cuerpo independiente visitara las cárceles uruguayas para estudiar las denuncias de torturas practicadas en dichos centros de reclusión. Esta solicitud le fue negada sistemáticamente, hasta que a mediados de 1984, Amnistía pudo visitar el Penal de Punta Rieles.
El Informe que la organización emitió después de esta visita, denunciaba la situación de las presas, afirmando que en su vida cotidiana eran mal tratadas de diferentes maneras. Vivian un permanente hostigamiento por parte de la policía femenina especializada a cargo y en ocasiones eran golpeadas con un tolete (especie de palo) que dichas policías portaban. Asimismo varios oficiales presentes en sesiones de torturas a las que, por varios días y hasta meses, fueron sometidas las presas, posteriormente cumplieron funciones en el Penal. Como dijo gráficamente una testigo: “ Repito: los carceleros de hoy son los torturadores de ayer y esto es esencial para comprender el meollo, para comprender lo que es la vida de la presa en el establecimiento…”.
Las presas eran castigadas dentro del Penal y puestas en confinamiento solitario en numerosas ocasiones.
Vivian un estado de inseguridad permanente, con suspensiones de visitas, amenazas y requisas dentro de las celdas que arruinaban sus escasas pertenencias y la comida que podían guardar en ellas. Muchas veces fueron trasladadas ilegalmente a diferentes sitios para ser torturadas y reinterrogadas.
Amnistia Internacional considera que abrir Punta Rieles sin cerrar las heridas del periodo de gobiernos militares, dada la impunidad prevalente en Uruguay, sería una afrenta a la memoria de las víctimas de los malos tratos y torturas que se efectuaron dentro de este Penal y a la sociedad uruguaya en su conjunto.
Además, esta decisión contrasta con los esfuerzos realizados en otros países de la región para convertir antiguos centros de tortura en sitios de memoria y enseñanza.
Por lo tanto expresamos nuestra profunda preocupación por la decisión política respecto a la reconversión de ese sitio nuevamente en Penal, cuando existen iniciativas concretas y vigentes que buscan convertir el lugar en un sitio para recordar las violaciones de derechos humanos del pasado y trabajar así para la no repetición y reparación de estos hechos. Es por esto que Amnistía Internacional solicita a las autoridades competentes buscar alternativas a esa decisión.
Amnistía Internacional – Uruguay
Diario la Juventud, viernes 12 de junio de 2009, 0.10 (Sociedad, Recibimos y publicamos)
www.chasque.net/juventud
Durante la dictadura cívico militar uruguaya, Amnistia Internacional se movilizó por la situación de las presas y presos políticos uruguayos.
Desde fines de los años 60 y hasta 1984, además de amparar a cientos de uruguayos y uruguayas como presos de conciencia, pidió periódicamente que un cuerpo independiente visitara las cárceles uruguayas para estudiar las denuncias de torturas practicadas en dichos centros de reclusión. Esta solicitud le fue negada sistemáticamente, hasta que a mediados de 1984, Amnistía pudo visitar el Penal de Punta Rieles.
El Informe que la organización emitió después de esta visita, denunciaba la situación de las presas, afirmando que en su vida cotidiana eran mal tratadas de diferentes maneras. Vivian un permanente hostigamiento por parte de la policía femenina especializada a cargo y en ocasiones eran golpeadas con un tolete (especie de palo) que dichas policías portaban. Asimismo varios oficiales presentes en sesiones de torturas a las que, por varios días y hasta meses, fueron sometidas las presas, posteriormente cumplieron funciones en el Penal. Como dijo gráficamente una testigo: “ Repito: los carceleros de hoy son los torturadores de ayer y esto es esencial para comprender el meollo, para comprender lo que es la vida de la presa en el establecimiento…”.
Las presas eran castigadas dentro del Penal y puestas en confinamiento solitario en numerosas ocasiones.
Vivian un estado de inseguridad permanente, con suspensiones de visitas, amenazas y requisas dentro de las celdas que arruinaban sus escasas pertenencias y la comida que podían guardar en ellas. Muchas veces fueron trasladadas ilegalmente a diferentes sitios para ser torturadas y reinterrogadas.
Amnistia Internacional considera que abrir Punta Rieles sin cerrar las heridas del periodo de gobiernos militares, dada la impunidad prevalente en Uruguay, sería una afrenta a la memoria de las víctimas de los malos tratos y torturas que se efectuaron dentro de este Penal y a la sociedad uruguaya en su conjunto.
Además, esta decisión contrasta con los esfuerzos realizados en otros países de la región para convertir antiguos centros de tortura en sitios de memoria y enseñanza.
Por lo tanto expresamos nuestra profunda preocupación por la decisión política respecto a la reconversión de ese sitio nuevamente en Penal, cuando existen iniciativas concretas y vigentes que buscan convertir el lugar en un sitio para recordar las violaciones de derechos humanos del pasado y trabajar así para la no repetición y reparación de estos hechos. Es por esto que Amnistía Internacional solicita a las autoridades competentes buscar alternativas a esa decisión.
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