BRECHA: Tensión en aumento en el Frente Amplio La disputa po
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BRECHA: Tensión en aumento en el Frente Amplio La disputa po
Tensión en aumento en el Frente Amplio
La disputa por la sucesión
A partir de la decisión de Tabaré Vázquez de descartar finalmente su reelección, en los últimos días el Frente Amplio comenzó a vivir un clima de inusitado belicismo. Proyectos de reforma constitucional que van y vienen, nombres de candidatos a los más diversos cargos que se manosean y disparos con munición gruesa al ministro José Mujica, son los elementos que dan el tono de la lid. Ausencia de discusión política y falta de elaboración programática pensando en la campaña electoral venidera se suman a este desaguisado que preocupa a muchos dirigentes frenteamplistas, temerosos de que se ponga en peligro un segundo período de gobierno progresista.
Fabián Werner
“Un desastre.” Esas son las dos palabras en las que coincide la mayoría de los dirigentes de la izquierda consultados por Brecha respecto a la situación que se vive en el Frente Amplio (fa) después del nones definitivo de Tabaré Vázquez a la reelección. Y el diagnóstico no tiene que ver con su ausencia en la campaña electoral, sino con la forma y el fondo de la discusión que se procesa en la interna de la coalición. Que tiene poco de intercambio y discusión de ideas y bastante de riña callejera.
Es que en los últimos días ocurrieron episodios que dejan en evidencia la tensión que se vive en el partido de gobierno, obligado ahora a definir varios asuntos de vital importancia con vistas a la batalla electoral del año próximo. La elección del presidente del fa, la elaboración de las líneas programáticas que serán la base de la propuesta electoral, la definición del mecanismo para construir una fórmula presidencial de consenso que evite las elecciones internas y el nombre del próximo candidato a la Intendencia de Montevideo son, en ese orden, los grandes entuertos que desvelan a buena parte de la dirigencia progresista.
Los primeros síntomas del descalabro se comenzaron a evidenciar durante el último congreso de diciembre, que fracasó en la designación del nuevo presidente de la coalición. El intento del ministro José Mujica de impulsar a la independiente Constanza Moreira como presidenta, acompañada del diputado socialista Roberto Conde, naufragó debido a la postura del Partido Comunista (pcu) de insistir en una dirección colectiva. Todos los demás nombres que se barajaron en aquella instancia, incluidos los del ministro Héctor Lescano y el senador Alberto Couriel que propuso el presidente Vázquez, tampoco recogieron los apoyos necesarios, por lo que la discusión se postergó hasta el próximo 19 de abril.
Estas desavenencias dejaron huellas profundas, y alguna cicatriz. Particularmente en el polo que se había formado a finales de 2006 con el objetivo central de impulsar una agenda de temas más identificados con la historia de la izquierda (véase Brecha, 26-I-07). En esa coordinación entre dirigentes del mpp, el Partido Socialista (ps), el pcu, la Vertiente Artiguista (va) y el Compromiso Frenteamplista (cf) habían surgido hechos concretos en oposición a la línea del equipo económico encabezado por Danilo Astori, como los cambios en el proyecto de reforma tributaria que había enviado Economía, el aumento de la partida presupuestal para la educación en la rendición de cuentas, el bloqueo a la negociación por un tratado de libre comercio con Estados Unidos y el impulso a la figura de Enrique Rubio en la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.
Según supo Brecha, este ámbito de coordinación fue planteado días antes del último congreso para encontrar una salida a la falta de candidato de consenso a la presidencia del fa, pero la propuesta chocó con la estrategia trazada por el mpp de negociar de manera bilateral. El desbande fue visto como una oportunidad de acumulación por los sectores que participan del polo opuesto –Asamblea Uruguay (au), Alianza Progresista (ap) y Nuevo Espacio (ne), básicamente–, y comenzaron a trabajar para recoger los cabos que quedaron sueltos y afectar la figura de Mujica, el principal adversario en la interna. Esta es la lectura en la que coinciden, por separado, dirigentes de varios sectores del fa, que ven cómo se ha ido deteriorando la discusión y han surgido acciones que enrarecen el clima interno.
Así, por ejemplo, calificadas fuentes del mpp dijeron a Brecha que existe una clara operación de algunos sectores de la izquierda para dañar la figura de Mujica, con el objetivo de “emparejarlo” con Astori (golpeado desde la derecha por la reforma tributaria y por el reciente procesamiento de Juan Carlos Bengoa), de manera que el líder de au le dispute con posibilidades la candidatura presidencial. O, en su defecto, que mantenga intacta su capacidad de negociación si es que se llega a un postulante de consenso.
Para los emepepistas, aunque no sólo para ellos, esto conlleva una falta de visión estratégica, debido a que el actual ministro de Ganadería es una de las principales figuras del gobierno, el líder del grupo mayoritario de la izquierda y uno de los principales recolectores de votos. Y más temprano que tarde, los ataques que se hagan contra él desde la interna terminarán siendo utilizados por blancos y colorados en la campaña electoral.
Este diagnóstico se vio reforzado luego de que trascendiera en la prensa (El País, sabado 26) la reunión realizada el jueves 24 en la casa del director de la revista Caras y Caretas, Alberto Grille, en Capurro, en la que se realizó un análisis crítico de la actual situación del fa hacia las próximas elecciones y se esbozó una estrategia de salida. Entre los asistentes se encontraba el ministro de Transporte, Víctor Rossi, el director nacional de Turismo, Benjamín Liberoff, el ex jefe de campaña del fa Esteban Valenti, los miembros del equipo económico Mario Bergara y Fernando Lorenzo, y otras autoridades de gobierno. Según trascendió, allí se llegó a la conclusión de que en estas condiciones es probable que se pierda la elección, dada la falta de discusión política en las instancias orgánicas y de militancia activa en defensa de la gestión gubernamental. Por esos días, tanto Grille como Valenti habían escrito largos artículos cuestionando en duros términos a Mujica, por insistir en la posibilidad de presentarse como candidato del fa a la Presidencia, por rechazar la reelección e impulsar una “policía administrativa” que controlara la gestión del gobierno.
En ese mismo encuentro se manejó la posibilidad de consensuar una fórmula que incluyera a Mujica y Astori, o en su defecto que surgieran dos nombres respaldados por las dos principales figuras del gabinete presidencial. En el mismo “paquete” se incluiría la designación del futuro candidato a intendente de Montevideo y el próximo presidente del fa, para lo cual se manejó el nombre del comunista Juan Castillo (véase recuadro).
BAJAR LA PELOTA. En este clima cuasi bélico, muchos dirigentes de la izquierda consultados por Brecha coincidieron en la necesidad de “bajar la pelota al piso” y tratar de salir de esta “danza de nombres” para ocuparse de cuestiones previas más importantes. “¿Qué pasó que los mismos que hace pocos días promovían la votación a padrón abierto ahora lo quieren resolver en una reunión en una casa de familia?”, se preguntó un legislador del fa.
El diputado de la va Eduardo Brenta dijo que es necesario entrar en una “fase de reflexión y de intercambio” y no a través de los medios de comunicación, porque “hay que ser cuidadosos con el principal capital político que tiene la fuerza política, que es su gente”. Dijo que la danza de nombres de los últimos días “traduce una sensación de nerviosismo que no deberíamos ni siquiera tener”, por lo que propuso una discusión en el primer semestre del año sobre criterios y propuestas programáticas, y recién en el segundo hablar de las candidaturas. “Nosotros aspiramos a que el tema sea resuelto por consenso” en el congreso del fa, sin llegar a una competencia en las internas, adelantó.
También se mostró crítico con la aparición de cuestionamientos cruzados entre los grupos, porque “tiene que quedar claro que esto es con todos o es derrota. La única manera de perder es cometer grandes errores, y un error es adelantar los tiempos del debate”.
Según Brenta, se hace necesario generar un escenario donde se discuta cómo profundizar la propuesta programática hacia el segundo período de gobierno, lo cual lleva a defender la gestión y confrontar con el modelo alternativo de blancos y colorados. Con esa idea, aseguró, es que la bancada de diputados resolvió iniciar una recorrida por el país, ya que “tenemos la sensación de que el gobierno ha hecho mucho pero no logramos trasmitirlo. Escucho a los blancos criticar pero no nos escucho a nosotros decir cuáles son nuestras diferencias con ellos”.
El diputado Juan Pablo Roballo recordó, por su parte, que la Alianza Progresista también definió que el tema electoral sería abordado en el segundo semestre del año, aunque admitió que resultará difícil que una vez que se ingresó en el manejo de nombres se pueda salir de esa lógica para encarar la elaboración programática. “Sí se puede tratar de tener conducta desde la fuerza política para discutir en la orgánica, pero hay sectores que en su análisis ven que les sirve a ellos o a la fuerza política que se manejen nombres”, comentó.
En ese marco, Roballo se mostró sorprendido por la filtración de la reunión del jueves 24 en la que participaron varios integrantes de su grupo, y destacó que fue un encuentro de los muchos que ocurren periódicamente entre frenteamplistas de diversos sectores y que tuvo carácter inorgánico.
Por su lado, el senador de au Carlos Baraibar también fue crítico respecto a la situación política de la coalición, aunque con matices nada menores. Según el legislador, es “un hecho político de enorme trascendencia que recién ahora se esté intentando hacer una defensa del gobierno, porque significa que hasta ahora no hubo voluntad política de hacerlo”. Para reafirmar esa visión, Baraibar señaló que “no es casualidad que no hayamos tenido la comisión de programa funcionando en estos tres años”.
Es que “el susto aviva al mamado”, graficó Baraibar, y explicó que recién ahora, con la divulgación de varias encuestas que marcan un descenso del apoyo al fa, hay dirigentes de varios sectores de la coalición que “empiezan a razonar que hay que cerrar filas en defensa de lo que hemos hecho para ir generando conciencia en la gente y mantener el respaldo electoral”.
De todos modos, el senador de au estimó que la confrontación de posturas es natural en la historia del fa y que a pesar de eso “hemos tenido la habilidad de mostrar elementos que son comunes, aunque haya algunos que pretendan reivindicar los logros y decir que las cosas más complicadas son obra del ministro de Economía”.
El manejo público de nombres para ocupar los cargos que están en juego también fue cuestionado por el senador de au. “Es pésimo, un desastre. Se reúnen cuatro tipos en un boliche o en una casa de familia, se constituyen en un centro de análisis político y tiran nombres a la prensa”, lamentó. Baraibar dijo que su sector cree que todavía no es tiempo electoral, sino “tiempo de gobierno. El problema del fa hoy no es el nombre del candidato sino cumplir el programa, que es lo que la gente nos va a reclamar” en la campaña electoral.
Después de eso dijo que será necesario alcanzar un consenso en el congreso programático de fines de este año para definir la fórmula presidencial, porque esa ha sido la cultura del fa a lo largo de su historia, aunque no desechó la posibilidad de definir el asunto en una elección interna en junio de 2009.
Fuentes del ps, en tanto, consideraron “increíble” que el fa se haya enfrascado en esta discusión de nombres a esta altura del período de gobierno, pero también que trasciendan en la prensa las diferencias entre dirigentes y sectores sobre la presentación de diversos proyectos de reforma constitucional. “Lo que queda en evidencia con esto –dijo a Brecha un dirigente socialista– es que la izquierda no tiene un centro de conducción estratégica, lo cual se nos puede transformar en un problema grave” en el futuro cercano.
Así las cosas, el desafío inmediato para la dirigencia frenteamplista será resolver rápidamente cómo salir del brete que se autoimpuso la coalición al fijar para el próximo 19 de abril la celebración del Plenario que definirá el nombre del nuevo presidente del fa. La resolución más o menos traumática de ese trance seguramente determinará el clima que seguirá transitando la izquierda para resolver su candidato presidencial, a través de un consenso o en elecciones internas. Las riñas y disputas de los últimos días parecen augurar una negociación de difícil pronóstico.
La disputa por la sucesión
A partir de la decisión de Tabaré Vázquez de descartar finalmente su reelección, en los últimos días el Frente Amplio comenzó a vivir un clima de inusitado belicismo. Proyectos de reforma constitucional que van y vienen, nombres de candidatos a los más diversos cargos que se manosean y disparos con munición gruesa al ministro José Mujica, son los elementos que dan el tono de la lid. Ausencia de discusión política y falta de elaboración programática pensando en la campaña electoral venidera se suman a este desaguisado que preocupa a muchos dirigentes frenteamplistas, temerosos de que se ponga en peligro un segundo período de gobierno progresista.
Fabián Werner
“Un desastre.” Esas son las dos palabras en las que coincide la mayoría de los dirigentes de la izquierda consultados por Brecha respecto a la situación que se vive en el Frente Amplio (fa) después del nones definitivo de Tabaré Vázquez a la reelección. Y el diagnóstico no tiene que ver con su ausencia en la campaña electoral, sino con la forma y el fondo de la discusión que se procesa en la interna de la coalición. Que tiene poco de intercambio y discusión de ideas y bastante de riña callejera.
Es que en los últimos días ocurrieron episodios que dejan en evidencia la tensión que se vive en el partido de gobierno, obligado ahora a definir varios asuntos de vital importancia con vistas a la batalla electoral del año próximo. La elección del presidente del fa, la elaboración de las líneas programáticas que serán la base de la propuesta electoral, la definición del mecanismo para construir una fórmula presidencial de consenso que evite las elecciones internas y el nombre del próximo candidato a la Intendencia de Montevideo son, en ese orden, los grandes entuertos que desvelan a buena parte de la dirigencia progresista.
Los primeros síntomas del descalabro se comenzaron a evidenciar durante el último congreso de diciembre, que fracasó en la designación del nuevo presidente de la coalición. El intento del ministro José Mujica de impulsar a la independiente Constanza Moreira como presidenta, acompañada del diputado socialista Roberto Conde, naufragó debido a la postura del Partido Comunista (pcu) de insistir en una dirección colectiva. Todos los demás nombres que se barajaron en aquella instancia, incluidos los del ministro Héctor Lescano y el senador Alberto Couriel que propuso el presidente Vázquez, tampoco recogieron los apoyos necesarios, por lo que la discusión se postergó hasta el próximo 19 de abril.
Estas desavenencias dejaron huellas profundas, y alguna cicatriz. Particularmente en el polo que se había formado a finales de 2006 con el objetivo central de impulsar una agenda de temas más identificados con la historia de la izquierda (véase Brecha, 26-I-07). En esa coordinación entre dirigentes del mpp, el Partido Socialista (ps), el pcu, la Vertiente Artiguista (va) y el Compromiso Frenteamplista (cf) habían surgido hechos concretos en oposición a la línea del equipo económico encabezado por Danilo Astori, como los cambios en el proyecto de reforma tributaria que había enviado Economía, el aumento de la partida presupuestal para la educación en la rendición de cuentas, el bloqueo a la negociación por un tratado de libre comercio con Estados Unidos y el impulso a la figura de Enrique Rubio en la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.
Según supo Brecha, este ámbito de coordinación fue planteado días antes del último congreso para encontrar una salida a la falta de candidato de consenso a la presidencia del fa, pero la propuesta chocó con la estrategia trazada por el mpp de negociar de manera bilateral. El desbande fue visto como una oportunidad de acumulación por los sectores que participan del polo opuesto –Asamblea Uruguay (au), Alianza Progresista (ap) y Nuevo Espacio (ne), básicamente–, y comenzaron a trabajar para recoger los cabos que quedaron sueltos y afectar la figura de Mujica, el principal adversario en la interna. Esta es la lectura en la que coinciden, por separado, dirigentes de varios sectores del fa, que ven cómo se ha ido deteriorando la discusión y han surgido acciones que enrarecen el clima interno.
Así, por ejemplo, calificadas fuentes del mpp dijeron a Brecha que existe una clara operación de algunos sectores de la izquierda para dañar la figura de Mujica, con el objetivo de “emparejarlo” con Astori (golpeado desde la derecha por la reforma tributaria y por el reciente procesamiento de Juan Carlos Bengoa), de manera que el líder de au le dispute con posibilidades la candidatura presidencial. O, en su defecto, que mantenga intacta su capacidad de negociación si es que se llega a un postulante de consenso.
Para los emepepistas, aunque no sólo para ellos, esto conlleva una falta de visión estratégica, debido a que el actual ministro de Ganadería es una de las principales figuras del gobierno, el líder del grupo mayoritario de la izquierda y uno de los principales recolectores de votos. Y más temprano que tarde, los ataques que se hagan contra él desde la interna terminarán siendo utilizados por blancos y colorados en la campaña electoral.
Este diagnóstico se vio reforzado luego de que trascendiera en la prensa (El País, sabado 26) la reunión realizada el jueves 24 en la casa del director de la revista Caras y Caretas, Alberto Grille, en Capurro, en la que se realizó un análisis crítico de la actual situación del fa hacia las próximas elecciones y se esbozó una estrategia de salida. Entre los asistentes se encontraba el ministro de Transporte, Víctor Rossi, el director nacional de Turismo, Benjamín Liberoff, el ex jefe de campaña del fa Esteban Valenti, los miembros del equipo económico Mario Bergara y Fernando Lorenzo, y otras autoridades de gobierno. Según trascendió, allí se llegó a la conclusión de que en estas condiciones es probable que se pierda la elección, dada la falta de discusión política en las instancias orgánicas y de militancia activa en defensa de la gestión gubernamental. Por esos días, tanto Grille como Valenti habían escrito largos artículos cuestionando en duros términos a Mujica, por insistir en la posibilidad de presentarse como candidato del fa a la Presidencia, por rechazar la reelección e impulsar una “policía administrativa” que controlara la gestión del gobierno.
En ese mismo encuentro se manejó la posibilidad de consensuar una fórmula que incluyera a Mujica y Astori, o en su defecto que surgieran dos nombres respaldados por las dos principales figuras del gabinete presidencial. En el mismo “paquete” se incluiría la designación del futuro candidato a intendente de Montevideo y el próximo presidente del fa, para lo cual se manejó el nombre del comunista Juan Castillo (véase recuadro).
BAJAR LA PELOTA. En este clima cuasi bélico, muchos dirigentes de la izquierda consultados por Brecha coincidieron en la necesidad de “bajar la pelota al piso” y tratar de salir de esta “danza de nombres” para ocuparse de cuestiones previas más importantes. “¿Qué pasó que los mismos que hace pocos días promovían la votación a padrón abierto ahora lo quieren resolver en una reunión en una casa de familia?”, se preguntó un legislador del fa.
El diputado de la va Eduardo Brenta dijo que es necesario entrar en una “fase de reflexión y de intercambio” y no a través de los medios de comunicación, porque “hay que ser cuidadosos con el principal capital político que tiene la fuerza política, que es su gente”. Dijo que la danza de nombres de los últimos días “traduce una sensación de nerviosismo que no deberíamos ni siquiera tener”, por lo que propuso una discusión en el primer semestre del año sobre criterios y propuestas programáticas, y recién en el segundo hablar de las candidaturas. “Nosotros aspiramos a que el tema sea resuelto por consenso” en el congreso del fa, sin llegar a una competencia en las internas, adelantó.
También se mostró crítico con la aparición de cuestionamientos cruzados entre los grupos, porque “tiene que quedar claro que esto es con todos o es derrota. La única manera de perder es cometer grandes errores, y un error es adelantar los tiempos del debate”.
Según Brenta, se hace necesario generar un escenario donde se discuta cómo profundizar la propuesta programática hacia el segundo período de gobierno, lo cual lleva a defender la gestión y confrontar con el modelo alternativo de blancos y colorados. Con esa idea, aseguró, es que la bancada de diputados resolvió iniciar una recorrida por el país, ya que “tenemos la sensación de que el gobierno ha hecho mucho pero no logramos trasmitirlo. Escucho a los blancos criticar pero no nos escucho a nosotros decir cuáles son nuestras diferencias con ellos”.
El diputado Juan Pablo Roballo recordó, por su parte, que la Alianza Progresista también definió que el tema electoral sería abordado en el segundo semestre del año, aunque admitió que resultará difícil que una vez que se ingresó en el manejo de nombres se pueda salir de esa lógica para encarar la elaboración programática. “Sí se puede tratar de tener conducta desde la fuerza política para discutir en la orgánica, pero hay sectores que en su análisis ven que les sirve a ellos o a la fuerza política que se manejen nombres”, comentó.
En ese marco, Roballo se mostró sorprendido por la filtración de la reunión del jueves 24 en la que participaron varios integrantes de su grupo, y destacó que fue un encuentro de los muchos que ocurren periódicamente entre frenteamplistas de diversos sectores y que tuvo carácter inorgánico.
Por su lado, el senador de au Carlos Baraibar también fue crítico respecto a la situación política de la coalición, aunque con matices nada menores. Según el legislador, es “un hecho político de enorme trascendencia que recién ahora se esté intentando hacer una defensa del gobierno, porque significa que hasta ahora no hubo voluntad política de hacerlo”. Para reafirmar esa visión, Baraibar señaló que “no es casualidad que no hayamos tenido la comisión de programa funcionando en estos tres años”.
Es que “el susto aviva al mamado”, graficó Baraibar, y explicó que recién ahora, con la divulgación de varias encuestas que marcan un descenso del apoyo al fa, hay dirigentes de varios sectores de la coalición que “empiezan a razonar que hay que cerrar filas en defensa de lo que hemos hecho para ir generando conciencia en la gente y mantener el respaldo electoral”.
De todos modos, el senador de au estimó que la confrontación de posturas es natural en la historia del fa y que a pesar de eso “hemos tenido la habilidad de mostrar elementos que son comunes, aunque haya algunos que pretendan reivindicar los logros y decir que las cosas más complicadas son obra del ministro de Economía”.
El manejo público de nombres para ocupar los cargos que están en juego también fue cuestionado por el senador de au. “Es pésimo, un desastre. Se reúnen cuatro tipos en un boliche o en una casa de familia, se constituyen en un centro de análisis político y tiran nombres a la prensa”, lamentó. Baraibar dijo que su sector cree que todavía no es tiempo electoral, sino “tiempo de gobierno. El problema del fa hoy no es el nombre del candidato sino cumplir el programa, que es lo que la gente nos va a reclamar” en la campaña electoral.
Después de eso dijo que será necesario alcanzar un consenso en el congreso programático de fines de este año para definir la fórmula presidencial, porque esa ha sido la cultura del fa a lo largo de su historia, aunque no desechó la posibilidad de definir el asunto en una elección interna en junio de 2009.
Fuentes del ps, en tanto, consideraron “increíble” que el fa se haya enfrascado en esta discusión de nombres a esta altura del período de gobierno, pero también que trasciendan en la prensa las diferencias entre dirigentes y sectores sobre la presentación de diversos proyectos de reforma constitucional. “Lo que queda en evidencia con esto –dijo a Brecha un dirigente socialista– es que la izquierda no tiene un centro de conducción estratégica, lo cual se nos puede transformar en un problema grave” en el futuro cercano.
Así las cosas, el desafío inmediato para la dirigencia frenteamplista será resolver rápidamente cómo salir del brete que se autoimpuso la coalición al fijar para el próximo 19 de abril la celebración del Plenario que definirá el nombre del nuevo presidente del fa. La resolución más o menos traumática de ese trance seguramente determinará el clima que seguirá transitando la izquierda para resolver su candidato presidencial, a través de un consenso o en elecciones internas. Las riñas y disputas de los últimos días parecen augurar una negociación de difícil pronóstico.
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