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Argentinos participan en un cacerolazo contra la presidenta Cristina Kirchner en Buenos Aires el 25 de marzo de 2008. Millares de manifestantes apoyaron en Buenos Aires y otras ciudades argentinas apoyaron la prolongada huelga de agricultores y se enfrentaron hasta la madrugada del miércoles 26 de marzo de 2008 en las calles con activistas favorables a Cristina Kirchner en una clima de creciente convulsión social.
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Credito: JUAN MABROMATA/AFP
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BUENOS AIRES 25 marzo 2008 (AFP) - Millares de manifestantes apoyaron el martes por la noche en Buenos Aires y otras ciudades argentinas la prolongada huelga de agricultores y se enfrentaron en las calles con activistas favorables a Cristina Kirchner en una clima de creciente convulsión social.
"¡Estamos con el campo!", gritaban los manifestantes, en su mayoría de clase media, en una reedición menos dramática y más controlada de los cacerolazos y la desobediencia civil de la crisis económica de 2001.
La mandataria pronunció un discurso la noche del martes en la Casa de Gobierno en el que criticó el paro y aseguró que no cederá a la presión: "No me voy a someter a ninguna extorsión", advirtió.
"¡Están contra el pueblo, defienden sólo sus bolsillos!", bramó un piquetero oficialista, en el momento en que centenares de sus compañeros dispersaron en la madrugada del miércoles a los opositores a las corridas en la histórica Plaza de Mayo, que ocuparon con sus banderas y carteles en defensa de la presidenta peronista socialdemócrata Cristina Kirchner.
Un manifestante opositor recibió heridas sangrantes como producto de los enfrentamientos, pero no hubo detenidos, luego de que vecinos de la ciudad se habían lanzado a las calles para rechazar batiendo cacerolas un discurso de Kirchner por la televisión.
La mandataria acusó a los productores agrarios en huelga de extorsionadores y de haber sido los sectores que más se beneficiaron con el crecimiento promedio anual de 8% en los últimos años.
Otras corridas se registraron frente a la residencia presidencial de Olivos, al norte de la ciudad, donde algunos manifestantes intentaron forzar el portón de entrada, custodiado por policías federales.
Un llamamiento a la protesta callejera había lanzado horas antes la principal líder política opositora, la liberal cristiana Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, que cuestiona el modelo económico de tipo de cambio alto y fuertes impuestos a las exportaciones.
La huelga agraria entraba el miércoles en su decimocuarta jornada, con un recrudecimiento de los cortes de ruta con camiones y tractores en la rica pampa húmeda, donde los agricultores están en pie de guerra contra las alzas de impuestos a las exportaciones de soja, el principal cultivo y fuente de riqueza del país en el siglo XXI.
En simultáneo, había mitines en favor de los huelguistas en las ciudades de Córdoba (centro), Paraná (centro-este), Santa Fe (centro-este) y Tucumán (norte).
"No nos están cobrando impuestos para que el país crezca. Nos están robando. La gente del campo se mata para trabajar y a fin de mes viene el Gobierno y le saca la mitad de lo que ganó", dijo Nicolás (28 años) a la AFP mientras gritaba "delincuentes" en la Plaza de Mayo.
El joven, que es corredor de cereales y trabaja en Buenos Aires, dijo que la convocatoria al 'cacerolazo' se hizo a través de mensajes de texto y de correos electrónicos.
"El campo está de pie", "No a los impuestos abusivos", rezaban los carteles que portaban los manifestantes en la Plaza de Mayo, muchos jóvenes y mujeres de clase media.
"Lo que más me indignó es cuando la Presidenta dijo que las vacas gordas son del pueblo y las vacas flacas de los productores. Ahora la vaca es un animal en extinción en Argentina", se quejó Eugenio (38 años), quien administra campos en los que la familia cría ganado en la provincia de Buenos Aires.
"El Gobierno primero nos arrinconó y nos obligó a deshacernos de los animales. Ahora cultivamos soja y nos arruinan con los impuestos", agregó el manifestante, en relación al reciente aumento del gravamen a la exportación de soja que encendió la mecha de la protesta agraria.
La soja genera este año ingresos totales por 24.000 millones de dólares, de los cuales unos 10.000 quedan en poder del fisco por los impuestos.
Argentina es el tercer exportador mundial de soja, y el primero en aceites y harinas de oleaginosas, con exportaciones agroindustriales y de materias primas superiores a los 25.000 millones de dólares.
La soja está considerada en el país sudamericano, agrícola por excelencia, el 'oro verde' del Sgilo XXI, pero ha crecido en desmedro de la ganadería, el trigo y el maíz.
El gobierno de Kirchner alienta, en cambio, una política de crecimiento de la industria, con un tipo de cambio alto que favorece las exportaciones.
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